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Una bella luna brillaba por toda la ciudad, ya era de noche, por lo que apenas se escuchaba ruido por las calles.

Aquella hermosa luna era observada por unos ojos intensos de color azul grisáceo. Un par de ojos bellísimos, un color único... Pero eras lo suficientemente perceptivo podrías darte cuenta que aquellos ojos estaban llenos de dolor y sufrimiento.

- Si realmente existes... Por favor... Es lo único que me queda... - Levi se encontraba en la azotea de los departamentos, rezando y con una gran esperanza que aunque el negaba, si sentía muy en el fondo.

Ya habían pasado varios días desde el regreso de su tan preciado gato castaño, el gato que una vez rogó por tener devuelta, ahora, rogaba por tener al castaño de nuevo a su lado. Una gran ironía si se lo preguntaban.
Volvemos a la azotea. La actualidad.
Levi observaba esa hermosa y despampanante luna llena, era increíble mente blanca esa noche.

-Luna... Si es que me oyes... Si es que tienes una pizca de misericordia para mi... Por favor... Devuélvemelo... Tarde mucho tiempo en darme cuenta... Que él, ese maldito hostigante... Realmente me amaba - Levi alzó un brazo como si tratara de alcanzar la luna - por favor... Solo te pido esto... Si es que nos escuchas a nosotros también... Te pido que me devuelvas a mi amado... El único que me amara realmente... Por favor... -

Mientras levi realizaba su petición un gato castaño lo observaba desde atrás.

La cabeza del gato castaño era un gran lío.

¿Porqué tenía que pasar eso?
Porque a él, a ellos.

El gato de color café sólo se recostó en el suelo con los ojos cerrados. Resignado.

Resignado pues sabía que la luna no los escucharía ¿o si?

¿¡Mi Gato!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora