Al día siguiente fuimos a conocer la casa, al llegar al lugar literalmente quedé con la boca abierta, la mansión era enorme, tenía un patio hermoso, si por fuera ya era así, por dentro era de ensueño, nunca imagine que los padres de John llegaran a este extremo de ser millonarios.
Observamos cada lugar, la mansión contaba con 6 habitaciones, 8 baños una enorme cocina el cual es lo que más me había gustado, además de una espectacular sala, y una sala de juegos. En la parte de atrás se encontraba una alberca junto a un quincho, al observar la alberca enseguida me pongo nerviosa pero trato de disimularlo, me alejo lo mas que puedo para calmarme, después de todo lo que me ha pasado le tengo pánico a ella.
-¿Qué te parece todo Leyla? - me pregunta John con una enorme sonrisa, se ve de lo más feliz-
Nunca me había gustado los lujos extremos, esto para mi es exagerado, pero obviamente no le puedo decir eso a mi amigo.
-La casa es hermosa, pero no se si pueda acostumbrarme, tal vez sería mejor si yo me voy a vivir a algún departamento...
-No lo digas ni de broma - me interrumpe- Recuerda que prometimos estar juntos hasta que uno de nosotros se comprometiera con alguien más
Recuerdo esa promesa que habíamos hecho cuando éramos más pequeños y como no tengo más un argumento para defenderme decido solo responder con una media sonrisa.
Luego de instalarnos decidí que quería salir a dar un paseo, bajo por las escaleras hasta la sala en donde se encontraba John observando algo en la computadora que recién había adquirido.
-Emm... John saldré un rato, quiero dar un paseo
-Claro ve - levanta la mirada y me sonríe-
Le sonrío de vuelta y me dirijo para salir por la puerta principal.
Al estar fuera enseguida me coloco mi capucha, meto mis manos en los bolsillos de mi sudadera y empiezo a caminar. Comencé a observar todo a mi alrededor, todo esta hermoso, no se si algo había cambiado ya que habia pasado muchos años.
Mientras seguía caminando, cada que una persona se cruzaba al lado mio bajaba la cabeza, no quería que alguien vea mi rostro y me tenga miedo. Luego de pasar por un parque, empecé a sentir que alguien me seguía, volteaba a ver detrás mío varias veces pero nadie parecía seguirme, creo que me he vuelto loca.
Sigo caminando hasta que encuentro un bonito restaurante, no parece ser demasiado lujoso, sino agradable y acogedor. Un cartel de Se busca cocinero llama mi atención.
Me armo de valor y decido entrar ya que es momento de empezar a ganar mi propio dinero y cumplir un sueño que tenía desde ese horrible momento que había pasado, cómo no había muchas personas dentro, ingreso y me acerco hasta el mostrador, una señora de no más de 60 años me recibe con una sonrisa.
-¿En qué puedo ayudarla señorita? - me pregunta con voz dulce-
-He visto el cartel de que necesitan una cocinera - susurro, odiaba ponerme nerviosa -
-Oh entiendo ¿tú sabes cocinar?
Asiento en respuesta, en todo este tiempo no había levantado la mirada del piso, me siento tan tonta por hacer eso.
-Me gustaría verte la cara - me dice suavemente y me pongo paralizada al instante-
Suelto un suspiro, debo hacerlo,¿si no como se supone que avanzare en la vida?, levanto la cabeza y observo a la señora, intento sonreír pero parece más una mueca, la señora me sonríe, no tiene ningún rastro de temor o asco en su expresión y eso hace que respire aliviada.
-Qué bonita niña eres
-Emm.. Claro que no lo soy, solo mireme - bajo de nuevo la mirada-
-Eres bonita, no veo nada de malo en tu rostro, nunca permitas que alguien te dañe diciendo lo contrario, eres hermosa
Sus palabras me llegan directo al corazón, aguanto las ganas de llorar que me invaden, no quiero hacer el ridículo aquí.
-Vamos haber que tal cocinas- decide cambiar de tema y lo agradezco- Por cierto me llamo Eva ¿y tú?
-Leyla
Ingresamos a la cocina, la señora Eva se encarga de mostrarme donde se encuentran los utensilios y luego me entrega un bonito delantal, decido ponerme a preparar Risotto, mientras me concentro en lo que hago la señora Eva se pone al lado mío y observa atentamente mis movimientos.
Cuando la comida ya estaba lista, lo serví en un plato frente a ella para que lo pueda probar.
-Dios mío , esto es lo más delicioso que he probado - responde luego de dar el primer bocado-
-Muchas gracias - respondo sonrojandome un poco -
-Por supuesto que estas contratada, mañana mismo empiezas - me sonríe dándome un abraso-
-Gracias por la oportunidad - le sonrío de vuelta luego de separarnos -
-Bienvenida a Vega Fast, cariño
Al salir del restaurante estaba completamente feliz comencé a caminar de nuevo hasta la casa de John, de repente vuelvo a sentir la sensación de que alguien viene siguiendome, volteo detrás mío y un chico con lentes oscuros y una gorra me observa por un momento y luego ingresa a una heladería.
Me quedo confundida, solo ha de ser un chico normal que ingresa a una heladería, me encojo de hombros, mi mente solo está jugando conmigo, eso o en verdad me estoy volviendo loca.
Al llegar a la casa, no menciono nada de esa sensación que tuve a John, él me recibe con un abrazo, el cual correspondo con una enorme sonrisa, comienzo a contarle acerca de mi nuevo trabajo, puedo notar lo feliz que se pone con la noticia y decido preparar una cena especial para festejarlo.
Luego de la grandiosa cena, ambos entramos a nuestras respectivas habitaciones, luego de cambiarme de ropa, me acomodo mejor sobre la cama y quedo dormida al instante.
-Leyla - me susurran en el oido-
Enseguida despierto sobresaltada y veo en una esquina de la habitación a un hombre vestido totalmente de negro, usando un pasamontañas , intento gritar pero mi voz no sale, el hombre enseguida se acerca a mi y me cubre la boca con una de sus manos, se sube encima mío y empieza a besarme el cuello, trato de miles de formas apartarme de él pero es inútil, no quiero volver a vivir esta sensación, luego de tanto moverme y no conseguir nada, me quedo quieta observando un punto fijo mientras las lágrimas bañan mi rostro.
Unas de sus manos lo desliza por mi estómago hasta el borde de mi pantalón, cierro los ojos, esto no puede estar pasándome de nuevo.
Entonces despierto, observo por todos lados pero no parece haber nadie en la habitación, me toco el rostro, estoy sudando y mi respiración es un desastre,me cubro la cara con ambas manos intentando tranquilizarme.
Las malditas pesadillas volvieron.
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Leyla
Mystery / ThrillerSolo era una niña de 11 años, pero mi vida ya estaba marcada de por vida gracias a esos hombres. La mitad de mi rostro estaba con cicatrices, crecí en un internado, todos me llamaban monstruo. Ya había acabado con mi vida de no ser por mi mejor amig...