Capítulo 7

52 11 0
                                    

Regreso a casa luego de mi jornada laboral, la mayor parte de la tarde me la pasé hablando con Eva, es la primera persona luego de John a la que me abría completamente.

Eva se la pasó abrazandome y consolandome, dándome un calor maternal que hace mucho no sentía, me transmite mucha confianza, agradezco infinitamente a la vida por haberme encontrado con ella.

Al entrar a la casa, me dirijo directamente a la cocina para beber un poco de agua, luego de eso escucho a John llamándome desde el patio trasero.

-¿Leyla ya llegaste? - grita-

-¡Así es! - grito en respuesta, he tomado asiento en una de las butacas y estoy tan cómodamente que no estoy dispuesta a levantarme-

-¿Puedes venir al patio un momento? - vuelve a gritar -

Bufo y niego con la cabeza divertida, me pongo de pie y con pasos lentos me dirijo hasta donde él se encuentra.

-Leyla - me abraza con una enorme sonrisa, algo que no es muy común en él-

-¿Qué pasa, por qué estas aquí? - pregunto confundida -

-Te tengo un regalo, pero tienes que cerrar los ojos

Frunzo el ceño en respuesta y él suspira impaciente.

-Por favor - suplica- ¿Confías en mi?

-Más que ha nada en la vida - respondo sinceramente -

Algo en su mirada se ilumina, es eso o ya estoy alucinando.

-Cierra los ojos - me pide una vez más y entonces obedezco -

Amo las sorpresas y más cuando son tan misteriosas. Unos segundos después siento como se posa de nuevo frente a mi y vuelve a hablar.

-Ya puedes abrirlos

Abro los ojos lentamente y lo que veo me hace chillar y saltar de la emoción, para luego rodearle a John con un abrazo.

-Por este gesto, se ve que el regalo te gustó - pronuncia riendo luego de separarnos -

-Me encanta, muchas gracias - sonrío-

-Cómo se que no te gustan las motocicletas, tampoco los automóviles decidí comprarte esta bicicleta, eres una chica bastante peculiar Leyla

No paro de sonreír observando la bicicleta frente mío, es bellísima y además es de mi color favorito "Violeta".

-Quiero que la uses para ir al trabajo, no quiero que te vuelvas a arriesgar, ya que me has dicho que no quieres "que sea tu chófer personal" - hace comillas con los dedos mientras comienzo a reír -

-Gracias, gracias - vuelvo a chillar, y luego lo vuelvo a abrazar, cuando nos  separarnos ingresamos a la casa riendo, y decido preparar una cena de agradecimiento-

°°°°

Ya llevo varios días en los que me transporto con la bicicleta en el trabajo, me encanta sentir el viento golpear mi cuerpo, y al mismo tiempo me gusta pasar más rápido desapercibida de las personas.

Al llegar a mi trabajo el día de hoy ingreso a la cocina y comienzo con mi rutina. Cuando ya había terminado empiezo a limpiar los utensilios que he utilizado.

-Mi niña - me saluda Eva acercándose a mí -

-Hola -volteo a saludarla-

-¿Estás ocupada?

-No, en que la ayudo

-Necesito pedirte un enorme favor - me observa tímidamente -

-Digame

-Necesito que vayas a una dirección, para que puedas traerme unos documentos que necesito para hoy

-Pero ¿Y usted? - pregunto
inmediatamente -

-Sabes que hoy llegan los paquetes que hemos pedido y que tengo que ser yo quién los firme, todos los meseros están ocupados, solo tú eres mi salvación

-Pero yo...

-Por favor - me interrumpe - Si no fuera urgente no te lo estaría pidiendo Leyla

Asiento con la cabeza luego de varios instantes en silencio, ella sonríe agradecida, me entrega una hoja con la dirección, tomo mis cosas y luego salgo del restaurante.

Empiezo a andar por la dirección que me ha indicado, hasta que llego a una avenida principal, varios vehículos cruzan por este y me empiezo a poner nerviosa, nunca he llegado hasta aquí, además tengo que cruzar la calle para llegar a mi destino.

Cuando los vehículos son pocos, y otros vienen lejanos decido cruzar.

Pero para mi mala suerte, la rueda de mi biciclo se ha atascado y a consecuencia caigo de esta golpeandome la cabeza, totalmente desorientada observo que al costado mio se había estacionado un coche, un hombre baja de esta pero no puedo verlo bien ya que mi vista se ha puesto nublosa, siento como me levanta en sus brazos y me ingresa a su automóvil, luego de eso pierdo el conocimiento.

Abro los ojos, pero una luz blanca me ciega por completo, los vuelvo a cerrar enseguida hasta que poco a poco me llego a acostumbrar.

Observo a mi alrededor y caigo en cuenta de que me encuentro en una habitación de hospital y que estoy recostada en una camilla.

-Leyla despertaste

Me sobresalto al escuchar a Eva no había notado que se encontraba sentada a un lado de la camilla.

-¿Qué ha pasado? - pregunto con voz rasposa -

-Tuviste un pequeño accidente, pero no fue nada grave - me responde tratando de tranquilizarme -

-¿Cómo llegue aquí? - pregunto de nuevo -

-Un hombre te ha traído, por cierto esta afuera, todavía no se ha ido, quiere corroborar por su propia cuenta de que estas bien

-Oh - es lo único que pronuncio-

-Le diré que entre, por cierto esta guapo - sonríe coqueta y enseguida se encamina hasta la puerta sin dejarme siquiera refutar -

Unos segundos después la puerta es abierta de nuevo, un hombre alto, con la piel bronceada, y cabellos dorados, vistiendo una camisa blanca doblado hasta sus antebrazos y con un pantalón azul, ingresa a la habitación.

-Come sta signorina (Como se encuentra señorita)

Lo observo paralizada, siento que mi corazón se saldrá en cualquier momento, el hombre me observa con una media sonrisa, no veo ninguna expresión de asco en su rostro al menos eso me tranquiliza un poco.

Unos segundos después, él parece caer en cuenta de que no he entendido ni mierda lo que ha dicho, entonces se aclara la garganta y vuelve a hablar.

-¿Cómo estas?, lamento que nos hallamos conocido en estas circunstancias - su acento hace que mi garganta se seque y mi corazón de un vuelco nervioso-

-E.. Estoy bien - susurro - Gracias por haberme traido

-No hay nada que agradecer - sonríe -

Ambos nos quedamos en silencio, solo mirándonos el uno al otro, hasta que reúno valor y pregunto con curiosidad.

-¿Cómo te llamas?

Sonríe de vuelta y responde.

-Bruce.. Bruce Salvatore

LeylaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora