Capítulo 3.- Penas

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A pesar del tiempo, a la de tez blanco le costaba bastante adaptarse a su nuevo hogar, era extraño desconocido para ella, aún después de meses le asustaba el funcionamiento del foco ¿Cómo era posible? No era fuego ni magia y no entendía bien la explicación de ONU, aunque esté le dijo que no debía preocuparse por ello.

De todos modos, si no era fuego ¿Por qué se calentaba? ¿Por qué iluminaba? ¿Por qué todo era tan extraño y difícil de comprender? En cualquiera de los caso no podía hacer nada al respecto solo centrarse en estudiar el idioma y vivir en ese lugar que ahora es su hogar.

Al parecer había dormido bastante y solo había visto e interactuado muy poco con su entorno, incluso había bestias de metal que se movían y rugían aunque ONU decía que no eran bestias era algo llamado "Automóvil" y que era forma de transporte común, Tenochtitlán aún no estaba segura de ello, insistía en que el auto gruñía e incluso a veces hablaba o cantaba y eso no era normal a sus ojos.

- Rradiotl... (radio)

Habló la organización observando el rostro de desconfianza de la de ojos dorados, que aunque intentara explicarle el mecanismo tras todo esto solo complicaría más las cosas.

- ¿Rradiotl? Hmmm

Ciertamente sería difícil para ella comprender su entorno y eso le abrumaba bastante, por ello la organización había optado por cosas más simples en la casa aunque le tomaría más trabajo.

- Atlauinani (aburrido)- se quejo la de tez blanco recargándose en la mesa observando su libreta otorgada por la organización.

-Ya te dije que tú idioma nativo no todo el mundo lo habla por ello debes aprender al menos Español, no hablaré Náhuatl hasta que puedas hablar Español, se muy bien que entiendes perfectamente lo que digo - Explicó el portador de paz arreglando su corbata y saco .

-ONU... ¿A dónde vas?- logró articular leyendo sus frases escritas en Náhuatl y su traducción al Español.

- Tengo trabajo, debo ir a una junta importante - respondió un poco lento para que la contraria pudiera pensar en lo que estaba diciendo.

Si bien a ONU le gustaba hacer sus juntas mensuales por todo lo que ocurría en el mundo, esto había cambiado a cada 4 meses y duraba todo un fin de semana, que de algún modo a los countrys les agrada más esta forma, no tenían que gastar tanto en viajes.

La de cabellos negros rápidamente busco entre sus hojas alguna frase o palabras que le ayudarán a resolver sus dudas.

- ¿Pu-puede ir?- pregunto confundida, no estaba segura de haberlo dicho Bien.

- Se dice "Puedo" cuando te refieres a ti misma y no creo que sea el momento, hagamos algo, sigue estudiando la próxima semana comenzaremos a trabajar en que nuevas cosas para que te acostumbres y me acompañes- Propuso a lo que está asintió no muy convencida.

Por suerte para Tenochtitlan el español comenzaba a entenderlo casi sin problemas pero escribirlo y hablarlo aún se le dificultaba bastante.

ONU se retiró a su trabajo, no tenía más opciones que dejar a la confundida antigua capital sola, la cual totalmente resignada y aburrida se fue a su habitación a estudiar.

Una vez se harto de estudiar decidió salir al patio trasero, la organización le había dejado tener un huerto por lo cual ella cuidaba de las plantas, a veces hablando Náhuatl y otras Español para practicar, pero está vez para intentar sentir compañía.

Observaba el cielo con curiosidad, la tierra en sí era la misma pero lo que había alrededor era tan diferente y desconocido, incluso las estrellas no eran las de su hogar, no reconocía las constelaciones ¿Dónde estaba? No recordaba mucho de lo que le había sucedido por estar tanto tiempo dormida bajo su propio hechizo.

Decidió meterse entre las plantas de su huerto, era una maña que tenía antes del caos, cuando se sentía triste se ocultaba entre el maíz pero su madre, imperio Azteca, siempre la encontraba y la llenaba de besos para hacerla sonreír, tal vez si lo hacía con suerte ella llegaría repentinamente a animarla y llenarla de mimos, después de todo era una cariñosa madre a pesar de su fuerte carácter.

Pasaron los minutos, luego las horas y la noche por fin comenzaba a caer, Imperio Azteca no apareció, Tenochtitlan sabía que así sería pero aún se resistía a creerlo, realmente se había ido y ella estaba sola y tenía que aprender a lidiar con ello, sin poderlo evitar sus lágrimas comenzaron a caer ¿Que sería de ella ahora? ¿Que debía hacer? ¿Y si no lograban adaptarse?

Odiaba utilizar blusas y pantalones pero odiaba más mostrar sus cicatrices, las muy reducidas veces que ONU intentó llevarla a la ciudad notaba que quien la veía le observaba de mala manera por lo cual le hacía sentir insegura, no debía mostrarlas, no quería además eran una muestra de lo débil que fue y eso le avergonzaba.

¿Que había sido de maya y el resto de sus conocidos? ¿Murieron al igual que su madre? ¿Escaparon? ¿Los encontraría nuevamente? Solo le rogaba a sus Dioses que le mostrarán el camino de regreso a su hogar.

Y sin notarlo pronto se quedó dormida, las lágrimas aún se posaban sobre sus pestañas y al menos de momento sus penas y angustias solo Tonatiuh Dios del sol las conocía y se las llevaba para abrir paso a la tranquilidad de Meztli Diosa de la Luna, que hoy hacía presencia con la luna llena más brillante en muchísimo tiempo.

Un nuevo mundo [Countryhumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora