la brisa.

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el reloj de la pared color crema marcaba las 17:15, todo estaba muy tranquilo en el apartamento de aquel grupo de amigas esto le daba cierta paz a la morocha que estudiaba para sus parciales y estaba todo bien hasta que aquel gritó rompió su burbuja de silencio.

— ¡ah no se puede hablar con vos! —cerró los ojos con fuerza y respiró profundo, no le iba a dar mente debe concentrarse.

— ¡sos una ortiva! —gritó ésta vez la ojiverde.

en el living de aquel apartamento estaba iniciando una guerra campal, Victoria quién es una chica bastante sensible se encontraba discutiendo con Valentina, quién estalla bastante rápido, mientras que Valeria estaba en su pieza tratando de no desconsentrarse.

—¡sos una sensible Victoria! —remató Valentina.

—¡cállate! ¡sos una forra de mierda!

todo aquel cruce de palabras era pronunciado en un tono de voz bastante alto.

—¡yo no soy Valeria, y no estoy para soportar dramas!

listo, si antes era una discusión de dos ahora de tres. La puerta de la pieza de la anteriormente mencionada se abrió de golpe, haciendo que las argentinas se queden en silencio viendo a su amiga quién se veía realmente molesta.

—¡un día de paz les pido! ¡un maldito día de paz! —gritó la morocha totalmente enojada— tengo un examen que ganar, y su estúpida discusión no me está dejando estudiar ¿acaso van hacer el examen por mí? ¿no verdad? y vos Valentina —dijo señalándola de manera acusadora— no tenés porqué meterme en esta pelea que tienen porque yo no he dicho nada, ¡me tienen harta!

—entonces si estás tan harta ¿por qué seguís viviendo acá? —decía la rubia mientras Valeria la veía incrédula.

—has estudiado todo el mes sos una dramática, además también es mi apartamento. —añadió Valentina.

— ¡si fuese yo la que hubiese empezado esto me hubiesen reclamado de mil manera diferentes! —contestó.

las tres se quejaron y caminaron hasta sus respectivas habitaciones, pero cada una iba con el mismo pensamiento: necesitan salir.

la primera en salir fue Vicky, tomó sus cosas secó las lágrimas, limpió los restos de rimel y volvió a pasar una capa sobre sus pestañas. Se dio una última mirada en el espejo y salió.

la segunda fue Valentina, cepilló su extenso cabello, se aseguró de tener puesta su preciada cadena, se dio un retoque de rimel y brillo labial, tomó sus cosas y salió azotando la puerta.

y por último Valeria, quién se tomó un poco más de tiempo para cambiar su ropa cómoda por una más decente, cepilló sus teñidas hebras, ató los cordones de sus zapatilla, tomó sus pertenencias y salió cerrando la puerta con llave.

ninguna sabía a dónde ir exactamente y simplemente se dejaron llevar por la brisa que pegaba en aquella tarde de Madrid.

almas reflejadas ; khan ; bnet ; gazir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora