El amor es considerado el sentimiento más fuerte, la luz del mundo y el motor del ser humano. Sin embargo, nadie te explica lo difícil que es conseguirlo para ti mismo.
Es fácil amar a alguien que idolatras, a una persona que creció contigo, lo difícil es ver tu reflejo y no tener arcadas porque te odias. Lo difícil es poder levantarte todos los días sin pensar en que cada esfuerzo no tiene sentido, porque el mundo estaría más feliz sin tu presencia...o peor. Ni siquiera se notaría tu ausencia.
Nadie jamás te explica que, sin amarte a ti mismo, no puedes amar a nadie.
Llegar hasta Yuri fue toda una odisea, sacarlo del auto fue aún más complicado, su cuerpo era pesado, lucia débil y su piel aún más pálida. Aquella escena lo llevaba de regreso a su primer encuentro. Allí eran simples desconocidos, no tenían nada que los uniera, ni siquiera pudieron verse a los ojos, pero sus cuerpos aceptaron el calor ajeno. Aquello había sido el inicio de su historia y no dejaría que fuera el final.
Logró levarlo al hospital justo a tiempo y sintió un pedazo de su vida marcharse cuando Yuri desapareció junto a los doctores, lucia sin vida, pero se negaría aceptar aquella posibilidad. Otabek no era de las personas que se daban por vencidas, era fuerte física y mentalmente. Siempre entregaba lo mejor de sí mismo y buscaba ayudar a quienes estaban a su alrededor. Aunque hasta él sabía que tenía un límite, sus fuerzas no tenían sentido si se topaba con alguien que no deseaba ser ayudado.
Yuri era aquel tipo de persona encerrada en su propia vida, no dejaba a nadie entrar y cada paso era entregado de forma cautelosa. Se consideraba muy afortunado de haber sido capaz de ver un poco más que aquella mascara de hielo que siempre usaba. Habían reído juntos y Yuri hasta dejaba que lo abrace de vez en cuando, tenían algo tras aquella cortina de competencias absurdas que hacían con el otro. Ambos se atraían de una forma muy emocional, porque cuando estaban solos eran capaces de hablar sin filtro.
Sin embrago, era consiente que Yuri aun le ocultaba muchas cosas y Hannah era la llave a una de ellas. Su antigua amistad había probablemente terminado de forma horrenda, pero aquello no justificaba el hecho que la vida de Yuri se convirtiera en un infierno debido a ella. No le importaba lo que el mundo dijera del rubio, no podía simplemente creerles que se merecía ser dejado solo. Era obvio que necesitaba ser escuchado, pero sobre todo darse cuenta de que necesitaba ayuda. Nadie podía hacer nada si el ruso no entregaba el primer paso. Cargaba con muchas cosas que se estaban saliendo de control, Yuri había tocado fondo y el intento de suicidio era in grito desesperado para escapar de la realidad.
Podía pasarse horas pensando que lo que hizo no tiene sentido, que es egoísta, que existen miles de soluciones, pero era lanzar piedras al océano. Él y Yuri habían tenido vidas diferentes y sus cerebros reaccionaban de formas distintas. Otabek jamás había llegado al punto de desear acabar con su vida, ni en los momentos mas complicados donde la salida se veía lejana, tampoco pensaba en sus errores una vez fueran resueltos, su mente raramente viajaba a lugares oscuros a pesar de saber que vivía bajo mucha presión. Todo el mundo esperaba grandes cosas de él y él sabia que las lograría, pero era consiente que nada podía salir perfecto. A veces se equivocaría, otras veces no llegaría a ser de los mejores, pero aun continuaría porque romper sus límites era algo normal en su personalidad. No tenia miedo a equivocarse, pero tenia terror a perder a Yuri.
Yuri había robado su corazón desde la primera vez que lo vio, aquellos ojos verdes llenos de fuerza, su sonrisa tan brillante y aquel mal carácter que le recodaba que tras aquel rostro angelical existía una personalidad feroz. Estaba completamente cautivado, deseaba conocerlo más, llevarlo a ver cosas nuevas y lo mas importante mostrarle lo maravilloso que lucia visto desde sus ojos. Porque Yuri era precioso, con toda su historia y defectos seguía brillando.
Aun no era consiente que era lo que lo empujaba a lastimarse, pero aquello no lo asustaría. Se mantendría cerca, lucharía con él y le diría todos los días cuanto lo adoraba. Porque estaba seguro de que jamás volvería a sentir algo tan intenso por nadie, porque el amor se mide con el dolor de la posible pérdida. Jamás en su vida había sentido tanta angustia como en ese momento, su corazón parecía ser apuñalado con cada minuto de espera. Deseaba ver a Yuri, tomarlo de la mano y asegurarle que ni siquiera aquel turbio momento lograría alejarlo. Solo necesitaba algo de confianza para enseñarle amarse a si mismo, para que cuando viera su reflejo se diera cuenta de lo fuerte que era porque a pesar de todo seguía de pie.
No importan las cicatrices o las caídas, mas bien por esas razones lo amaba aun más. Yuri había sido golpeado por la vida, pero aun así se levantaba todos los días, aunque no tuviera ganas y aquella ocasión no seria diferente. Podía sentir que apenas reaccionará se levantaría con fuerza a pesar de estar dolido y cuando habrá los ojos, él estaría a su lado recordándole que no esta solo.
Espero les gusten estos dos capítulos, el siguiente se enfocará en Yuri y espero poder escribirlo adecuadamente. Como siempre ustedes son lo mejor y son quienes me motivan a no lanzarme a la nada porque a veces es difícil, pero luego recuerdo que ustedes me dieron una oportunidad y quiero entregarles lo mejor.
Tengan una linda noche
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Bad Reputation (OtaYuri)
FanfictionEl mundo está lleno de apariencias y comentarios superficiales donde dar una segunda oportunidad suena imposible. Nuestra sociedad en un lugar donde es fácil juzgar a una persona por un error o por su pasado sin saber realmente que tras dichas accio...