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Narrador omnisciente:
Cuando Lydia entró al comedor donde se encontraban todos menos Oliver y Katie sonrió con mucha vergüenza intentando parecer lo más severa posible.

-Disculpad el retraso.- dijo para sentarse lo más lejos de su padre.

No pasaron más de cinco minutos cuando llegaron los que faltaban entonces, Katie empujó a Oliver para que se sentara en la única silla que faltaba... al lado de Lydia.

-Lydia! Que bien que me hayas hablado de Oliver! Es muy buen chico sabes?- dijo Steven con una sonrisa haciendo que Oliver se empezara a aguantar la risa.

-Si, tu padre me ha dicho que le has hablado muy bien de mi, gracias.- respondió el chico con una sonrisa un tanto burlona a lo que la chica le sonrió.

-De nada, es un placer ayudar a un...amigo...- le dijo mirándolo mientras le tocaba la pierna por debajo de la mesa.

Ahora, Oliver se atragantaba con la comida llamando la atención además de estar completamente rojo.
-Te encuentras bien Oliver?- preguntó Katie con in sonrisa cómplice.

-Perfectamente.- respondió mientras sin que nadie se diera cuenta tomaba la mano de la chica para que parara de subirla.

-Hija quieres agua? Pareces acalorada...- le ofreció su padre a lo que la chica negó.

-N-no padre, estoy bien.- respondió con una sonrisa un tanto nerviosa.- Oliver, deberías explicarle a mi padre las jugadas que Gryffindor utiliza en sus partidos... son realmente, como decirlo...impresionantes.- cambio de tema rápidamente.

Ahora la atención recaía en Oliver, quién subió las manos a la mesa dejando vía libre a la chica de nuevo.
-Oh, me encantaría escucharlas.- dijo su padre sin saber absolutamente nada.

Katie intentaba no reír y Oliver solo miró a la chica de reojo con cierto rubor en sus mejillas.

-Eh claro señor... nuestra táctica está en, en.....dios.- soltó pues la chica le apretó haciendo que se estremeciera.

-Oh...ya veo, dios?- preguntó Katie a punto de reírse a más no poder.
-Es que no puedo decirlo, está Lydia delante.- admitió con una sonrisa nerviosa.- Lo siento.

-Oh es verdad! Que pilla que eres Lydia! Intentando saber las estrategias del rival...- dijo su padre riendo.
-Si...que pilla eres.- siguió Oliver mirando a la chica.

Cuando la cena ya había transcurrido y todos estaban bailando, charlando incluso algunos descansando, la chica se levantó de la mesa y se marchó sin decir nada.

Oliver quién la seguía con la mirada sintió como Katie le empujaba.
-Vamos, es tu oportunidad!- decía esta mientras seguía empujándolo hacia ella.

-Tu crees?- se preguntó si mismo.
-Si no vas con ella no lo sabrás nunca!- le dijo a lo que el chico empezó a seguirla.

Lydia se encontraba en la segunda planta, más concretamente en su cuarto.
-Qué haces aquí?- le dijo al chico cuando lo sintió detrás suyo.- Me estás siguiendo Wood?- le preguntó a lo que Oliver se acercó más a ella, hasta el punto de estar a centímetros de ella.

-Puede.- respondió. Se notaba que estaba nervioso pero quería jugar al mismo juego que ella.- Te parece gracioso lo que acabas de hacer? Estaba tu padre.

Ella no se esperaba esa reacción. Retrocedió hacia atrás, y Oliver seguía avanzando.
-No niegues que te ha gustado.- respondió mirándolo y encarándose.

Oliver no dijo nada, solo la analizaba y en un momento, le tomó la mano entrelazándola entre sí.
-Que has hecho conmigo?- preguntó mirando al suelo ahora, dejó su chaqueta en la silla ante la atenta mirada de la chica y suspiró.

-No lo sé Wood, dime, que te estoy haciendo?- preguntó con una sonrisa divertida, una sonrisa que fue suficiente para el chico como para atraerla hacia el.

No hubo espacio para la duda. Los labios de Oliver estaban sobre los suyos y por unos segundos, Lydia dejó de respirar.

Oliver sintió que se encendía y que el corazón le iba a explotar. El abanico de emociones que experimentaba era enloquecedor, le asustaba por una parte pero le excitaba a la vez.
-Lydia...- dijo al separarse pero la chica miró a otro lado.

-Deberíamos ir con todos...- empezó a decir lo más calmada posible para marcharse de allí.

Oliver por otra parte, siguió a la chica y pudo escuchar a Steven hablar.
-Muy bien! Antes de que os vayáis quería hacer un brindis final. Primero por estar en primer lugar en la liga.- dijo a lo que todos rieron.

El chico seguía bajando las escaleras aún con el rubor en la cara.
-Segundo por mi esposa, mi alma gemela que me apoya en todo, se lo debo a todo a ella que nos da por el último motivo del brindis, mi hija. Mi hermosa hija que cada día me enorgullezco más. Porque ellas son el sol que iluminan mi día a día. Brindemos!- dijo alzando la copa.

Oliver miró a la chica que sonreía también algo sonrojada y supo que esa chica seria la que le daría mucho en que pensar.

El siempre se había centrado en el quidditch como objetivo principal en la vida, en su futuro...

Pero que pasaría si ahora quería que Lydia estuviera en el?
-Vamos Oliver! Tenemos que ir a casa.- dijo su madre avisándole desde la puerta.

-Espera...mi chaqueta...- dijo para girarse y encontrarse a la señora Anderson.
-Buscas algo?- preguntó esta lo que Oliver se sonrojó.

-Me he dejado la chaqueta...- empezó a decir pero la señora levantó la ceja y lo interrumpió.

-Lo siento, debe tenerla tu padre, aquí no hay ninguna...- dijo con una sonrisa.

Oliver no sabía cómo decirle que su chaqueta se encontraba en la habitación de su hija así que solo asintió.
-Si...debe ser eso, gracias por la cena.- dijo algo nervioso.

-No las des, ha sido un gusto conocerte Oliver.- dijo en forma de despedida.

El chico se fue de la mansión Anderson con demasiadas emociones encima, y muchas dudas...

Sin embargo, Lydia se encontraba de nuevo en su cuarto, con una chaqueta negra en sus manos leyendo las iniciales "O.W" y pensando en todo lo sucedido.

Que acababa de suceder en una noche?

damm pride (Oliver Wood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora