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Narrador omnisciente:
Steven se encontraba haciendo el desayuno para su hija. Su esposa había salido pues seguía conservando sus amigas a sí que se quedaba a cargo él.

Hacia tiempo que no le cocinaba las tortitas preferidas a Lydia así que decidió hacerle una sorpresa para levantar el humor que llevaba la chica desde que había llegado a casa por vacaciones.

Lydia por otra parte se vistió con ropa de deporte, tenía pensado entrenar y no parar de entrenar para calmar su humor y así no pagarlo con su padre y su madre. Ellos no tenían la culpa de lo que a ella le pasara.

De repente sintió un olor un tanto peculiar. Un olor agradable que se fue convirtiendo en olor a quemado. Tanto que empezó a ver humo saliendo de la ventana de abajo, concretamente la cocina.

Rápidamente abrió su puerta y una oleada de humo entró haciendo que Lydia empezara a preocuparse.

-Papá!? Papá!? Dónde estás!?- gritó mientras bajaba las escaleras y entraba en la cocina donde estaba el origen del humo.- Oh no... papá!- gritó pues este se encontraba en el suelo.

La chica se agachó donde estaba este y rápidamente empezó a buscar su varita, lástima que no la tuviera.

-Elina! Miranda!- gritó entonces las elfinas aparecieron entre el humo.- Ayudarnos!

Sin rechistar, las elfinas apagaron el fuego del sartén y sacaron el máximo de humo posible de la casa, después de eso, ayudaron a llevar a Steven a su cama.

-Lo siento tanto hija, supongo que ya no se como funciona la cocina...- dijo apenado como podía.

-Por qué lo has hecho papá? Podrías haberme llamado y yo te hubiera ayudado a preparar el desayuno... suerte que tenemos a Elina y Miranda...- dijo más aliviada la chica.

-Yo... te veía más triste, más apagada de lo normal... ha pasado algo? Sabes que puedes contarme... Oliver te ha hecho algo?- preguntó más preocupado a lo que ella negó inmediatamente.

-No, no me ha hecho nada...solo...lo extraño.- dijo intentando cambiar de tema.- Ahora descansa que prepararé algo para comer.

Cuando Lydia se fue de la habitación, Steven se quedó pensando sobre lo que le había dicho su hija... así que lo echaba de menos...eso tenía solución fácil para él.

Tomó un pergamino y empezó a escribir.

Cuando terminó, la envió esperando la respuesta del chico con una sonrisa, sabía que haría a Lydia feliz cuando viera a Oliver en la cena la cual le había invitado.

El chico y Steven habían quedado de hacer el tema de papeleo para el puesto en el equipo de quidditch y las pruebas en casa de Oliver pero el señor Anderson pensó que le haría más ilusión si veía a Lydia y cenaban juntos.

Sería perfecto.

-Si!- gritó alguien desde su cuarto.- Si!

Oliver estaba tan emocionado por las pruebas de quidditch que no leyó la carta entera del señor Anderson. Saltaba sin parar de alegría entonces siguió leyendo para parar de moverse.

Sus padres que se encontraban abajo, en el comedor tranquilamente, se miraron entre si.
-Que crees que sea?- preguntó su padre mientras bebía un sorbo de su café.

La señora Wood miró a su marido para encogerse de hombros.
-Supongo que algo con el quidditch... quién sabe?- dijo con una sonrisa. Su hijo era demasiado exigente con sigo mismo y ellos estaban contentos de que estuviera cumpliendo su sueño.

-No, no, no, no!- ahora se escuchaban los gritos del chico de desesperación a lo que sus padres se volvieron a mirar sin saber que decir.

-Deberíamos subir a ver como se encuentra?- preguntó su padre a lo que su madre negó, y empezó a contar "tres, dos...uno..." para que el chico apareciera delante de ellos.

-Mamá, papá, donde está mi chaqueta? No la encuentro y la necesito urgentemente.- dijo a lo que su madre rodó los ojos para señalarle el armario donde normalmente guardaban toda la ropa de vestir formal.- Oh, se me había olvidado... gracias.

-Pasa algo Oliver?- preguntó su padre a lo que el chico se empezó a poner más nervioso de lo normal.

-Si, si pasa... es el señor Anderson, me ha invitado a cenar... para hablar sobre el puesto disponible, recordáis?- preguntó mientras tomaba la chaqueta.

-Oh, claro que me acuerdo! Seguro que todo saldrá bien.- le respondió este a lo que Oliver asintió.

-No es eso por lo que estoy preocupado...sino Lydia.- soltó a lo que sus padres lo miraron algo extrañados.- No estamos en nuestro mejor momento.

-Seguro que lo podréis hablar con calma hoy, todo saldrá bien.- le dijo su madre.

-Claro...- respondió este subiendo de nuevo las escaleras y cerrando su puerta para empezar a cambiarse de ropa.

Digamos que la nota de Steven le tomó demasiado por sorpresa... tanto que el chico aún se encontraba en pijama.

Y ahora que pensaba con claridad... la nota mencionaba que debía hablar seriamente con él... y si Lydia le había contado lo que había pasado? Entonces no tendría oportunidad de entrar en el equipo.

Lydia podría arruinar su futuro si quisiera y Oliver conociéndola... estaba más que perdido. Oh cielos... y si quería hablar con él para amenazarlo por haber hecho daño a su hija?

Si antes estaba nervioso ahora se encontraba más histérico que nunca.

Ese no era el caso de la chica que se encontraba tranquilamente practicando quidditch en su campo privado. Exacto, tener un padre famoso tenía sus privilegios.

Desde la comida con su padre, lo había dejado descansar y ella mientras, practicaba pues no tenía nada mejor que hacer.

Su madre les había avisado de que estaría fuera unos días por unos imprevistos así que qué mejor que jugar a lo que más le apasiona sin ser presionada por nadie.

No se esperaba nada de lo que sucedería a continuación.

damm pride (Oliver Wood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora