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Narrador omnisciente:
Cuando la chica pisó su jardín donde solía estar impecable, frunció el ceño al verlo tan diferente... sin duda había pasado algo grave.

Antes de entrar a la casa, echó un vistazo y miró panorámicamente todo. Que había pasado en todo este tiempo en el que no había estado?

-No!- gritó al ver la cabeza de Miranda tirada en el suelo, seguida de la cabeza de Elina.- No, no, no! Que ha pasado!?- dijo llorando mientras se agachaba pues por un momento las piernas no le iban.

Por que habían hecho tal barbaridad!? Quién había sido? Eso significaba que sus padres no eran los únicos que se encontraban en la casa.

-Mamá! Papá! Donde estáis!?- gritó la chica llorando de desesperación entrando en la casa con su varita en la mano, dispuesta a atacar al que se interpusiera.

-Aquí está señora! La tengo!- gritó alguien con voz gruesa tomando a la chica por el cuello y apretándola sin piedad. Lydia intentó gritar sin embargo las palabras no salían, no podía pronunciar nada.

Era un hombre lobo, y ese podía ser su final.

-Oh, perfecto! Que bien! Ya estaba cansada de ir en busca de sangres sucias...- dijo la voz burlona de Bellatrix bajando las escaleras.- Cuando la matéis, tacharla de la lista si?- le dijo al hombre que la tenía atrapada.

-Mis, padres, papá.- dijo ella intentando pronunciar una palabra pues le costaba respirar.

-Oh, claro, que cruel soy, dejen que la señorita vea a sus papis.- dijo riendo Bellatrix a lo que en unos segundos, otros hombres, vestidos de negro aparecieron con el cuerpo de su madre.

-No!- gritó de dolor, de dolor por haber perdido a su madre y de dolor que le producía las garras clavadas en su cuello.- Mamá... por favor.. no...

-Lydia!? Lydia!?- se escuchó una voz que ella reconocería perfectamente.

Bellatrix miró a la chica para mirar atrás donde traían a Steven a rastras, casi muriéndose pues estaba demasiado débil.

-Si... tu papá se negó al igual que tu estúpida madre a decirnos donde estabas... tuvimos que matarla, lo entiendes querida?- peguntó con una sonrisa a lo que Lydia intentó moverse. Se quedaba sin aire y parecía tener un ataque de ansiedad.

-Pequeña, no te muevas... confía en mi.- le decía su padre mientras también era sujetado y lloraba por ver a su hija en ese estado.- Tos estará bien... te quiero.

Entonces, como si de la nada se le ocurriera, Bellatrix saltó de alegría.

-Eres Lydia Anderson, no es así?- preguntó a lo que ella respondió con un "sí."- Tu! Suelta a la chica! Mi sobrino es gran fan de ella! Antes de matarla, le haremos una sorpresa...- dijo riendo.

El hombre lobo la soltó haciendo que Lydia cayera al suelo y se golpeara.

-No! Serás un monstruo!- gritó su padre intentando atacar a este sin embargo sin éxito pues Bellatrix se rio antes de pronunciar un "crucio!".

Steven se retorcía sin parar, gritando de dolor y angustia.

Lydia solo intentaba no mirar a su padre, cerraba sus ojos e intentaba imaginar que no era real, no podía ser verdad que le estuviera pasando eso a ella. Sus padres no merecían eso, y todo era su culpa.

-P-por favor, deja-alo.- suplicaba Lydia sin embargo Bellatrix continuaba divirtiéndose viendo al señor Anderson luchar por su vida.

-Si, creo que es suficiente, no crees bonita?- le preguntó la mujer parando y mirando a Lydia con una sonrisa.- Quieres ir con él? Vamos!

La chica se arrastró por el suelo ignorando las risas continuas de todos los mortífagos hacia su padre que raramente no decía nada.

-Papá... no, por-favor, papá...- le decía mientras lo intentaba mover para que reaccionara.

El señor Anderson estaba muerto en los brazos de su hija y Bellatrix, reía sin parar.

-Bien chica, ahora vamos, no hay tiempo que perder.- dijo levantándola del suelo ignorando los llantos de la chica que suplicaba quedarse con sus difuntos padres.- He dicho que vamos!

-No, no quiero, no quiero ir, por favor, no quiero, papá, mamá...- decía entre llanto mientras era arrastrada hacia la chimenea donde a través de los polvos flu, fueron directamente a la mansión Malfoy.

-Draco! Ven inmediatamente!- se escuchó el grito de Bellatrix una vez se encontraban en Malfoy manor.

El platinado apareció a los segundos de ser llamados y no tardó en sorprenderse al ver a Lydia en el suelo casi muriéndose del dolor.
-Qué...- empezó a decir pero fue interrumpido por su tía quien sonrió como maniática.

-Te gusta? La iba a matar ya que es una sangre sucia pero recordé que eras fan de ella! Juega a eso como se llamaba...quidditch!- dijo sonriente.- Acabo de matar a sus padres así que  he pensado en que podrías verla antes de matarla a ella.

Draco no sabía que podía hacer para que eso no pasase, es decir...matarla? No, no, ni pensarlo.

El platinado la miraba con lástima y con ganas de ayudarla pero no podía mostrar debilidad.

Bellatrix iba a continuar hablando cuando llamaron a la puerta anunciando que el verdadero Harry Potter estaba ahí.

-Bien! Al fin! Lleváosla al calabozo mientras yo me encargo del joven Potter.- dijo Bellatrix contenta como nunca.

Lydia fue arrojada al calabozo haciendo que se quejara del dolor pero no era nada comparado con el que sentía pues había perdido a sus padres.

No pasó mucho tiempo ni muchos gritos de la planta de arriba cuando también arrojaron a Harry y a Ron al calabozo donde se encontraba no solo ella sino Luna y un duende prisioneros.

-Oh, Lydia.- dijo Ron yendo con ella pues la chica estaba demasiado mal.- Que ha pasado? Por qué estás aquí?

La chica no decía nada, no tenía fuerzas para hablar.

Harry por otro lado solo buscaba una solución para salir de allí. Tendría que haber alguna...
-Hola Harry Potter.- dijo la voz de Dobby apareciendo detrás de ellos.

-Qué? Dobby? Puedes salir y entrar?- preguntó el azabache con algo de esperanza a lo que el elfo sonrió.

-Dobby ha venido a salvar a Harry Potter y a sus amigos!- dijo orgulloso.

damm pride (Oliver Wood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora