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― ¿Park Jimin? ― pregunto Jungkook, hacia la recepcionista del hospital. La mujer lo miro con una pequeña sonrisa de disculpa, la mujer se sentía realmente mal de no poderle mejores noticias al muchacho que había estado preguntando todos los días desde hace cinco días por ese paciente, aunque no era su culpa, no podía evitar sentirse culpable al no poder darle buenas noticias al muchacho.

― El joven Park aun esta inconsciente, pero debe mantener las esperanzas, joven Jeon, su cuerpo está reaccionando bien y eso solo quiere decir que pronto recuperara la conciencia ― le explica la recepcionista con la cual había empezado a congeniar desde hace una semana frecuentando seguido el hospital para ver a Jimin ―. Ya sabe el camino, solo necesito su firma.

Jungkook agradeció a la recepcionista antes de tomar la hoja de permiso para poder pasar a ver a Jimin que ahora estaba siendo cuidado por su padre.

Aun recordaba la angustia que había vivido cuando Jimin perdió la conciencia cuando la situación se había controlado y lo lograron subir a una camioneta para llevarlo al hospital. Su madre se había visto en la tarea de conducir y de no ser por que Jungkook estaba más preocupado en el estado delicado de Jimin, se habría quedado sorprendido por la forma de conducción de su madre. Las horas que pasaron en hospital fueron desesperantes, ni siquiera el reencuentro con su padre y su hermano le había otorgado felicidad. Estuvo tan preocupado hasta que por fin pudo ver a Jimin en la habitación que le asignaron. De eso había pasado ya cinco días y el estado de Jimin seguía igual, todos en espera de que este despertara.

Iba tan tranquilo caminando esperando que fuera el día en que Jimin despertara, entro tan tranquilo al cuarto que se sorprendió genuinamente cuando encontró a su abuela junto a la cama de Jimin. Su cuerpo se tensó al ver como la mujer sostenía una pistola apuntando a la cabeza de Jimin, no dudo dos veces en sacar el arma que traía escondida detrás de su cintura y apuntar a la mujer.

― Te recomiendo que bajes esa arma, Jungkook querido, no es para nada cortes ― le dice la mujer, alzando su potente mirada oscura para clavarla en su nieto y sin apartar la pistola de la frente Jimin.

― ¿Me vas a venir hablar de cortesía cuando te atreviste a matar a dos de tus nietos? ― le pregunta Jungkook ―. No creas que no se todo el complot que armaste y la muerte de mi abuelo lo deja más que claro.

― No puedo creer que Jimin realmente te dijera mi pequeño secretito, lo creía más inteligente. Desgraciadamente es igual de tonto que todos los hombres ― le dice la mujer, antes de acercar su mano libre hasta acariciar la mejilla de Jimin. Jungkook mantuvo su mirada fija en cada pequeña acción de la mujer hasta que por fin retiro su mano.

― No te preocupes, yo mismo lo vi con mis propios ojos la forma que mataste a mi abuelo y apretaste la mano del hombre que se atrevió a irrumpir en tu casa. Lo cual debo aceptar que estaba planeado ¿No? Sabías que podían descubrir tu sucios tratos y decidiste traicionar a los Italianos para que ellos atacaran tu casa, mataran a miembros de tu familia y así quedarías como una simple víctima de la situación ― comenta Jungkook acercándose al otro lado de la cama para quedar frente a frente con la mujer y poder apuntarle mejor con su arma ―. Aléjate de Jimin.

― Es de los pocos que conoce plenamente mi secreto y lamentablemente por muy útil que me pueda ser, lo debo liquidar o puede que te mate a ti y le haga creer que te tengo secuestrado para utilizarlo a mi antojo ¿No te parece divertido eso? Mi propia marioneta ― comenta la mujer con una sonrisa estirando de sus pomposos labios pintado de un fuerte tono carmín.

La puerta de la habitación se abrió y el padre de Jungkook entro encontrándose con una escena perturbadora que lo hace tirar su vaso que contenía café caliente que se desparrama por todo el suelo.

Niñero espía (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora