En el lago

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Kakashi se levantó de la cama y se sentó en la esquina de esta, se quedó un buen rato observando el rostro de su novia quien estaba dormida, hasta que decidió ponerse de pie.

- Hoy es el día.

Fue a la ducha, al salir, tomó un traje algo elegante que había guardado estos últimos días en su armario, pues hoy sería el gran día. Regresó al baño a perfumarse un poco y volvió a la habitación, tomó rápidamente una hoja de una pequeña libreta que estaba en su escritorio y por último tomó una pluma, todo esto tratando de no despertar a Akira.

Salió de la habitación y se dirigió al comedor, con la pluma comenzó a escribir una pequeña nota.

"Nos vemos a las 6:00 p.m en el lago al que solemos ir en nuestros tiempos libres. Te dejé un vestido en tu armario, póntelo, lo compré pensando en lo bien que se te vería. Nos vemos."

Dejó aquella nota en el comedor y salió de la casa tratando de no hacer ningún ruido.

Su primer parada fue la florería Yamanaka, en donde Ino lo recibió con una sonrisa.

- Finalmente es el día ¿no? - exclamó Ino.

- Sí, finalmente.

Ino sonrió y se dirigió a un cuarto que estaba detrás de ella, trajo consigo aquel ramo de doscientas rosas que Kakashi había pedido, el ramo era tan inmenso que cubría totalmente el rostro de Ino.

- ¿Ya tienes el anillo? - preguntó Ino tratando de asomar su cabeza de entre todas esas rosas.

Kakashi tomó el ramo. - Sí, fue lo primero que compré. - respondió con una sonrisa.

- Muchas felicidades Kakashi-sensei, estoy segura de que Akira-san aceptará ser su esposa.

- Eso espero.

Kakashi fue hacia una tienda y compró una serie de luces brillantes de color dorado, sabía que ese era el color favorito de Akira. Finalmente fue a comprar algunas botellas y vino y fue al lago en donde había citado a su novia.

Aún era bastante temprano, por lo que tenía el tiempo suficiente como para decorar el lugar.
Las decoraciones no eran el fuerte del peliplata, pero se estaba esforzando.

Después de unas cuantas horas de espera, Akira llegó al lugar citado, con un hermoso vestido color rojo y unos tacones dorados. Para los ojos de Kakashi, ella se veía más que perfecta. Los ojos de la pelicrema se iluminaron completamente, el ver ese bello atardecer junto con el hermoso lago y las decoraciones junto a su novio era algo precioso.

- ¿Qué es todo esto? ¿Acaso cumplimos meses de novios y lo olvidé por completo? - dijo riendo.

- Para nada, esto era una pequeña sorpresa que estaba planeando ya hace bastante tiempo.

Kakashi caminó un poco y detrás de un árbol tomó el gigantesco ramo de rosas, y se lo entregó a Akira.

- ¿E-Es para mi?

- ¿Para quién más sería?

Akira tomó el ramo de rosas y sonrió para sí misma, volteó su mirada al lago, ver ese lago era recordar las incontables veces que había venido con Kakashi.

- Escogiste un buen lugar.

- Lo sé, sé cuánto amas este lago, y es un lugar especial para mí.

Akira no paraba de ver el lago, Kakashi volteó a ver sus ojos, era como si el lago y el atardecer se reflejara en los ojos marrones de su novia, sabía que el momento había llegado.

- Akira...

- ¿Sí?

- Estar a tu lado es disfrutar de la vida, tú me has dado alegría y seguridad, te agradezco todas las veces en las cuales me hiciste sentir amado. No hay un solo día en el que no me recuerde lo mucho que te amo, te has convertido en mi fuerza y mi felicidad, en mi razón de vivir. Puede que no te lo diga todos los días, pero te amo, amo cada parte de ti y nunca dejaré de hacerlo.

Las rodillas de Kakashi comenzaron a doblarse lentamente hasta quedar arrodillado frente a Akira. Del bolsillo de su traje sacó una pequeña caja y la abrió lentamente frente a sus ojos.

- He decidido pasar el resto de mi vida contigo, y me gustaría que tu decisión fuese la misma que la mía. ¿Qué dices? ¿Te gustaría ser mi esposa?

Los ojos de Akira comenzaron a abrirse lentamente de sorpresa, sus manos comenzaron a temblar y de sus ojos comenzaron a salir un mar inmenso de lágrimas, segundos después se dibujó una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

- ¡Claro que sí, quiero ser tú esposa!

Kakashi sonrió y para la sorpresa de Akira, de sus ojos también comenzaron a brotar algunas lágrimas. Colocó con delicadeza el anillo en el dedo anular de su prometida. Al finalizar esta acción se puso de pie,Akira lo esperaba con los brazos abiertos, había depositado su ramo en el suelo para poder abrazar a su prometido. Ambos se abrazaron con todas las fuerzas que tenían y susurraron al mismo tiempo un ligero "Te amo".

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Los tqm uwu

La luz de mi vida (ObiRin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora