Capítulo 33

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Me dejé hundir completamente en el sillón en el que estaba sentado y elevé mi cabeza con el fin de ver el techo blanco de la casa

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Me dejé hundir completamente en el sillón en el que estaba sentado y elevé mi cabeza con el fin de ver el techo blanco de la casa. Intenté pensar por algunos minutos sin embargo la gran cantidad de pensamientos que tenía no me permitía reflexionar absolutamente nada sobre este asunto, crucé mis brazos y me senté correctamente para simplemente quedarme viendo a Thomas — ¿Cómo?— pregunté ocultando la sorpresa de que mi boca siquiera pudiera pronunciar aquellas palabras.
—Alguien se infiltró y pasó todos los campos de seguridad cómo si nada, mis hombres se encuentran ahora mismo buscando a él culpable pero por desdicha todavía no han encontrado nada — contestó, fruncí mi ceño y de manera frustrada pasé mis manos por mi rostro.
—¿Cómo estás tan seguro de que no se trata de un grupo? — interrogué está vez viendo el vaso vacío de la mesa. Lo único que me provocaba toda esta situación era dolor de cabeza aunque en el fondo me encontraba preocupado por la sencilla razón de qué a pesar de charlar y conocer una sola vez a mi padre, el simple hecho de que lo secuestrarán podría significar muchas cosas cómo por ejemplo que alguien estuviese en mi contra.
—Porqué me tuvo que tocar un humano tan problemático— escuché decir a Ryker a través del link, ignoré olímpicamente sus plegarias y me dispuse a escuchar lo que tenía que decir Thomas.

— El trabajo fue demasiado limpio, es que mira si lo piensas de esta manera todo para ti tendrá sentido, si se hubiera tratado de un grupo hubiera sido más probable para mis hombres detectar algo inusual mientras que con una sola persona es mucho más fácil para camuflarse y pasar los límites de cualquier manada — expresó medio pensativo
— ¿Sabes qué si me encuentro raro? Que ninguno de los hombres que se encontraban haciendo guardia en ese momento recuerden nada — añadió. Al terminar de escuchar lo que dijo un recuerdo brotó fuertemente en mi cerebro, dejé escapar un bufido al darme cuenta de que todo ahora tenía sentido por lo que me paré para dirigirme a mi habitación a darme una ducha. Detrás de mi escuchaba los grandes pasos provenientes del tonto que tengo de amigo — Tienes cara de saber algo — dijo esté a la vez que se atravesaba en mi camino, evité hacer contacto visual con él a toda cosa dado a qué conmigo si era cierto el dicho de: "Hay personas que no saben disimular".
— ¡Cuéntame! Te lo exijo — replicó, como respuesta simplemente puse los ojos en blanco — Ya viene este a joder — expresó Ryker con desdén por el link.

— No te pongas de chismoso Thomas — dije ya cansado, no obstante a pesar de haber dicho aquello este empezó a hacer berrinches como un crío de cinco años.
— Mucho había tardado este pendejo — dijimos Ryker y yo al mismo tiempo, esta vez aprovechando su berrinche salí corriendo con dirección a la habitación, luego de haberlo logrado puse seguro a la puerta. Segundos más tarde empezaron a escucharse los golpes en la puerta
—¡Noah! ¡Tienes que decirme! — exclamó molesto. —Cuándo dejes de comportarte como un crío te cuento — respondí de manera burlona.



(...)



Pisé fuertemente el vidrio roto que se encontraba en el suelo con el fin de terminar de destruirlo, al hacerlo dirigí mi mirada hasta lo que parecía ser una casa abandonada. Corrí hasta allí y derrumbé la puerta — Tranquilo, nadie se espantó con ese escándalo que hiciste— habló Thomas despreocupado, di una mirada fulminante a su persona y continué buscando rastros de algo en la vivienda. Además del silencio sepulcral que había en el lugar, el sonido de nuestras pisadas provocaban un eco por toda la casa, seguí caminando hasta llegar a la cocina donde varios utensilios parecían haber sido usados recientemente. Justamente cuando iba a tomar una de las herramientas, sentí como alguien a mis espaldas empezó a ahorcarme. Rápidamente lancé un golpe a su estómago causando que este se quedará sin aire, después me giré para lanzar otro puñetazo en su cien con el propósito de que este se desmayará cuando finalmente su cuerpo cayó rendido al suelo, lo observé fijamente y solo por su pálida piel supe de que se trataba de un vampiro.

Arrastré su cuerpo hasta lo que parecía ser la sala y tomé la frisa que estaba allí para utilizarlo como cuerda e amarrarlo en la silla, no iba a ser el trabajo más limpio de todos pero estaba seguro de que el material resistiría lo suficiente como para interrogarlo —¿Crees qué hay otra frisa? — escuché a mis espaldas, giré la cabeza para ver a un Thomas con pequeñas gotas de sangre por toda su camiseta, ante su pregunta asentí dos veces con la cabeza. Minutos después nos encontrábamos frente a frente a los vampiros inconscientes, miré el reloj desesperado al ver cómo los minutos seguían pasando como si nada.

Esbocé una sonrisa torcida al notar que uno de ellos estaba despertando —No sabía que los chupa sangre eran tan débiles — expresó Thomas con tono burlón, los quejidos de parte del vampiro no tardaron en escucharse por todo el lugar —¡Cállate chucho! si realmente pensarás eso entonces ¿para qué me amarras?— respondió de forma arrogante, inmediatamente Thomas dejó salir un rugido por lo que decidí intervenir en esta pelea
— ¿Quién te mandó? — pregunté serio, al escuchar mi pregunta una sonora carcajada escapó de sus labios —¿Cómo estás tan seguro de que alguien lo mando? — me susurró Thomas, negué con la cabeza y arranqué una de las patas de la silla de madera —Habla— exigí un poco molesto.

— Tranquilo chucho tampoco tenemos que matarnos — expresó nervioso, hice un ademán de sonrisa para después clavarle la pata de madera a su compañero. Su grito de dolor no tardó en resonar por toda la casa
— ¡Para!— exclamó esté notablemente asustado —Voy a hablar— dijo, lentamente sin todavía romper el contacto visual con él saqué la madera.
— Si es cierto, nos mandaron aquí pero no fue específicamente para atacarlos a ustedes— empezó diciendo, con Thomas nos dirigimos una mirada confusa ante su confesión.
— Tampoco fue con el fin de matar a nadie, realmente todo esto fue para distraer a quién sea que viniera — finalizó. Pasé mis manos por todo mi cabello y con una patada lancé la silla al otro extremo de la sala maldición dije para mis adentros —¿Quién mierda los mandó? — pregunté furioso.

Athena, Athena nos mandó— respondió.

—Athena, Athena nos mandó— respondió

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Athena la primera híbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora