Capítulo 36

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Los minutos que me había quedado en silencio habían dicho más de mil palabras, analicé detenidamente el aspecto que ella llevaba, su cuerpo se veía totalmente demacrado, las ojeras debajo de sus ojos parecían pintadas con pínceles en tonalidades p...

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Los minutos que me había quedado en silencio habían dicho más de mil palabras, analicé detenidamente el aspecto que ella llevaba, su cuerpo se veía totalmente demacrado, las ojeras debajo de sus ojos parecían pintadas con pínceles en tonalidades púrpuras y azules, los huesos visibles en su clavícula provocaban furia en mi ser más lo disimulaba — ¿Y tú?¿Quién eres? — preguntó por el tono de su voz deduje que también se encontraba sedienta, iba a responderle pero el sonido que provocó Dante con las cadenas hizo que dirigiera mi mirada hacía él. Antes de que siquiera hiciera algo lo enredé con las cadenas para que sus manos quedarán sujetas fuertemente, el grito de dolor no tardó en salir de su boca.
— Inténtalo una vez más, anda, vamos, hazlo — incité, su mirada se convirtió en una de odio la cual correspondí con una sonrisa radiante — Eres Athena — escuché decir a Rose, sin despegar la mirada de el ímbecil asentí — Esto la Diosa nunca te lo va a perdonar — dije a Dante, la carcajada de el mencionado resonó como un eco por todo el lugar. De repente las cadenas empezaron a crujir haciéndome entender que se habían roto, fingí una expresión de sorpresa en mi rostro — Vaya te habías tardado bastante — expresé mientras ponía la mano en mi pecho en señal de sorpresa.

La cara confusa de Dante me hizo comprender que este creía que mi nivel de idiotez era igual a la de él— Por eso Roland no está aquí — susurró a la vez que intentaba ocultar su expresión de sorpresa — Tú ya lo sabías todo — añadió todavía en susurro como respuesta decidí sonreír de lado, en un movimiento rápido este trató de lanzarme un puñetazo el cual fue esquivado con facilidad, aproveché su desconcierto de mi rápida reacción para agarrar su pierna y tirar de ella con el motivo de que este cayera al suelo rocoso — ¡No! — exclamó Rose, ante su objeción dejé en pausa el siguiente golpe que le tenía preparado.

Elevé una ceja al ver cómo la mencionada intentaba correr para ayudar a Dante, antes de que le pusiera una mano a su mate me interpuse en su camino y permití que su mirada furiosa chocará con la mía
Espérame fuera de aquí — dije haciendo mis habilidades de compulsión con ella, enseguida está obedeció y se marchó. Volteé mi cabeza lentamente para ver a un Dante está vez de pie — ¿Asustado de que nadie te va a proteger ahora? — pregunté burlonamente, la expresión de terror que tenía en su cara se transformó rápidamente en una maliciosa
— No, esto era lo que estaba esperando — respondió para después abalanzarse sobre mi, gracias a mi velocidad vampirica pude esquivarlo ágilmente
—¿Qué pasa Dante? ¿Sabes? Si quieres podemos hablar de tú admiración por el suelo ya que te encanta tanto estar ahí — comenté al ver que este había caído nuevamente al piso.

Athena la primera híbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora