Capítulo 42

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-Días después-

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-Días después-




Esquive el golpe sin molestia alguna, tomé del tobillo a mi atacante y lo doblé para que se cayera al suelo, el sonido de el arma rodando en el piso resonó por todo el campo de lucha, el pequeño toque que sentí en mis pies me hizo bajar la vista donde lo único que encontré fue el arma — Mira hasta la Diosa está a mi favor — dije con sorpresa fingida, Mi oponente se reintegró rápidamente y lanzó esta vez un golpe casi lleno de precisión. Agarré su mano para detener el puñetazo que iba dirigido hacia mi rostro e antes de que reaccionara con mi otra mano la tomé de el cuello para hacerle una llave — Muerta otra vez — mencioné con decepción, solté el agarré bruscamente para empezar a caminar en círculos — Rose, tienes que tomarte esto enserio, joder, ni siquiera he utilizado mi fuerza real para vencerte — hablé con suma preocupación
— Enserio lo estoy intentando— replicó desde el suelo, de manera incrédula me volteé a mirarla
— Tienes que estar jodiendome — susurré para después dejar salir un resoplido
— ¿Me aseguras qué lo estás dando todo? — pregunté con una ceja elevada, a medias está comenzó a asentir — ¡Pues entonces párate y lucha de verdad! — rugí fuertemente.



Enseguida escuché pequeños murmullos de su parte — Athena entiendo perfectamente que quieres entrenarme para que sepa defenderme pero tenemos ¡tres horas! ¡Tres! Estoy que me desmayo — se quejó mientras levantaba sus brazos en señal de exasperación, alcé una ceja y cambié mi rostro por uno desafiante
— ¿Acaso le dirás a un vampiro que tienes tres horas luchando con el? ¿Crees qué el se detendrá sólo por eso? — pregunté para después cambiar a un semblante serio
— Tienes diez segundos para reincorporarte —anuncié con firmeza para luego empezar a contar en voz alta, lentamente esta se reincorporó hasta el punto de tener estabilidad propia. Caminé hasta donde Rose para lanzar un golpe a su hombro — Error número uno siempre permites que el otro tenga ventaja en ti porque bajas la guardia en los momentos menos indicados — dije al mismo tiempo que lanzaba otro golpe dirigido a su estómago
— Me decepcionas Rose — hice una breve pausa para bajarme hasta su altura — Te creí diferente pero veo que me equivoqué no solo eres débil de mente si no físicamente — añadí sin vergüenza alguna para ver que tipo de reacción esta tendría, me quedé observando sus ojos fijamente y oculté mi sorpresa al ver un brillo diferente en ellos
— Al parecer tantos años encerrada no te sirvieron de nada — continué provocándola mientras me levantaba de el suelo.


A mis espaldas escuché pasos apresurarse a mi persona, antes de que siquiera me pusieran una mano me volteé lentamente para dar la cara — Lárgate— dije con mis ojos de híbrida a Alessandro, giré la cabeza hasta donde Rose para esta vez darle una mirada asesina fingida — Estoy empezando a comprender el porqué Dante te encerró — me acerqué lentamente hasta ella — No se como pude llenarme de falsas esperanzas con alguien cómo tú — añadí, enseguida su mirada se ensombreció. Antes de que pudiera decir algo esta se lanzó encima de mi provocando que me cayera bruscamente a el suelo — Bienvenida de nuevo — dije sonriente a la loba que tenía frente a mi, en su rostro habían chispas de confusión junto con sorpresa, lentamente esta se bajo de mi pecho para apoyar sus patas a el césped al parecer se encontraba confirmando que se había transformado, de forma sorpresiva está se dejó caer al suelo para mover la cola.



Athena la primera híbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora