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Ver a Athena defendiéndose ante el consejo me hacía sentir muy orgulloso, mi pequeña no se dejaba pisotear por nadie pensé , finalmente cuando llegamos a casa antes de entrar agarré la mano de Athena y la atraje hacía a mi para robarle un beso en los labios, está correspondió muy gustosamente.— Siento que hayas tenido que pasar por eso — le dije mientras ponía un mechón tras de su oreja.
— Cariño es a ti que debería de pedirte las disculpas, ¿cómo es que los puedes aguantar? — preguntó Athena, empecé a reír cuando escuché lo que dijo.
— Créeme no tienes idea de lo difícil que es lidiar con esos estúpidos — respondí soltando un leve suspiro. — Puedo preguntar ¿qué te pasó esta mañana? — finalicé.
— Es una tontería — respondió, al ver el rostro qué le puse me contestó. — Bien, es sólo que nunca pensé que me iba a tocar ser luna, ¿tú crees qué la manada me acepté? — dijo ella tímidamente viéndome con los ojos que tanto me encantan.
— Athena claro que ellos te van a aceptar, es más estaban como locos pidiéndome que querían una luna para que la manada fuera más fuerte debido a los ataques de Héctor, y si tampoco te quieren aceptar que lo dudo yo estaré junto a ti — le dije mientras que acariciaba su mano, está me miró tiernamente para después atraerme hacia ella y ponerse de puntitas para intentar robarme un beso, me reí otra vez al ver que no lo conseguía por la diferencia de altura.
— No seas malo dame mi beso — dijo ella como una niña pequeña, negué con la cabeza y nos adentré a casa. Solté su mano para pasar por mi despacho porqué tenía que revisar unos papeles, al sentarme vi a Athena apoyada en el marco de la puerta mirándome seriamente.
— ¿Qué? — pregunté inocentemente, al escuchar mi respuesta Athena se acercó juguetona mente hacia donde mi para empezar a repartir besos en mi cuello.
— ¿Con qué así quieres jugar? — pregunté con una sonrisa maliciosa para sentarla en mi regazo y besarla, al mismo tiempo que entraba mi mano en su pantalón para acariciar su parte íntima que por cierto se encontraba húmeda. — Maldición Noah — susurró ella para luego con su mano empezar a acariciar mi bulto
—Joder — susurré, mi parte estaba bastante sensible y en necesidad de ella. Decidí explorarme más y comencé a mover su clitoris para darle más placer mientras está comenzaba a gemir, con mi otra mano masaje su entrada para luego introducir mis dos dedos en su interior — Me estás matando con tus gemidos — le dije estaba muy al borde de perder el control de lo excitado que me sentía.Iba a seguir continuando hasta que Athena me interrumpió y corrió con su forma vampirica al sofá que se encontraba en mi despacho, cuándo estaba a punto de preguntarle que qué sucedía un Alessandro entró a la oficina sin tocar otra vez.
— Ese maldito no las va a pagar — dijo mi lobo rabioso.
— Hola, hola díganme par de tórtolos ¿cómo les fue en la reunión? — dijo Alessandro sentándose de lo más normal en la oficina, el sabía muy bien lo que había hecho dado a que lo estábamos fulminado con la mirada.
Suspiré muy profundamente para contestarle — ¿Cuándo una reunión con ellos ha sido buena? Suerte que Athena sabe secretos de los viejos del consejo porqué si no, creo que estuviéramos en guerra — le respondí a Alessandro.
— Esa es mi chica — dijo Alessandro gruñí por instinto, sabía que el tenía su mate pero a veces me sacaba de quicio su forma de referirse a Athena. — Pero la verdad es que vine para darte una noticia importante— añadió Alessandro.
— ¿Estás esperando un hijo? — le preguntó. No sería una sorpresa al final del día ese era el sueño de muchos licántropos, formar una familia con su mate.
— No, te tengo noticias sobre tu padre. Me han informado qué lo han visto cerca de los límites de una de las manadas del norte — informó Alessandro seriamente.
— Dime el nombre de la manada — pedí autoritariamente.
— Noah antes debes de saber otra cosa, según el informante él está buscándote — dijo Alessandro. ¿Cómo se atreve ese maldito? Dante nunca se había interesado por mi cuando nací o al menos eso era lo que me había dicho Roland desde que se había enterado de lo que pasó. Nunca busqué a Dante por la simple razón de que mi madre nunca dijo el nombre de la manada de su mate.
— No importa Alessandro, yo quiero hablar con él — dije quería saber también que tan cierto era lo que decía la gente sobre de yo ser una copia de él.
— Terminaré de investigarte eso Noah, pero quiero que sepas que cuentas conmigo hermano — dijo Alessandro, por eso lo apreciaba tanto por lo leal que siempre había sido a lo largo de los años.
— Gracias Alessandro — finalicé, ni siquiera me había percatado de que Athena se había ido del despacho, realmente lo agradecía porqué en estos momentos quería estar a solas. Tarde horas trabajando en el despacho, quería tratar de no pensar en ello y es que después de tantos años sin saber lo que es un amor familiar, tantos años donde Alessandro y yo sufrimos por no tener nada que comer cuando éramos niños, ni loco iba a permitir qué este llegará así como si nada en mi manada.
Tampoco podía creer el cómo estuviera vivo puesto a qué si tú mate muere con el tiempo uno también lo hace ¿cómo mierda era posible que la Diosa luna le otorgará una segunda oportunidad?
— Te traje la cena Noah — interrumpió mis pensamientos Athena y continuó diciéndome — se que debes de tener la cabeza hecha un lío, solo recuerda que todos estamos ahí para ti — terminó abrazándome.
— No te parece extraño ¿qué la Diosa luna le diera una segunda oportunidad? — le pregunté dejando un beso en su mano.
— Honestamente Noah tengo entendido que solo los que tienen alma pura se les otorga una segunda oportunidad, no sabría decirte en esta ocasión si fue una segunda mate ya que se dice que la Diosa solo hace lo que cree justo pero no sé no hablaré de más. Por cierto Alessandro dejo esto para ti — dijo Athena entregándome un sobre amarillo, lo abrí confirmando mis dudas se trataba acerca de Dante y de su ubicación.
— Mañana quiero partir a verlo y también quiero pedirte qué me acompañes — le dije a mi mate, la cuál sin dudar de lo que le pedí estaba asintiendo.
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Athena la primera híbrida
Hombres Lobo-Por que me prometí a mi misma defenderte con mi vida, por que a pesar de que creas que te abandoné siempre te cuidé desde las sombras -dije tragándome las lágrimas y mirándolo fríamente, al parecer este se había quedado sin palabras por lo que me a...