Capítulo 43

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Di el último mordisco a la manzana que tenía entre mis manos para después encestar los restos de ella perfectamente en el basurero, recorrí con mis ojos cada esquina de el comedor

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Di el último mordisco a la manzana que tenía entre mis manos para después encestar los restos de ella perfectamente en el basurero, recorrí con mis ojos cada esquina de el comedor. Todo parecía verse con total normalidad, las empleadas trabajaban de una manera tan sincronizada hasta el punto de hacerme creer que se trataba de unas olimpiadas, otras mantenían abiertamente una conversación a la vez que hacían sus tareas laborales, al parecer las últimas mencionadas sintieron la penetrante mirada que llevaba ya que en el momento en el que dejé salir un suspiro tres de ellas corrieron de manera inmediata a mi dirección — ¿Necesita algo luna? — preguntó la pelirroja, sin dejar de hacer contacto visual con ella negué con la cabeza, una de las acompañantes bajo la cabeza en señal de arrepentimiento — Lo sentimos luna no queríamos hacerla enfadar — habló, en ese instante supuse que había pedido perdón por la seriedad que cargaba en mi rostro por lo que con mi mano hice un ademán de restarle importancia — Descuiden solo estaba observando todo, no es necesario que tengan que venir de esta forma — dije para calmarlas a todas, la pelirroja dejó escapar un suspiro de alivio por lo que alcé una ceja para después soltar una pequeña carcajada — Lo siento luna — dijo la pelirroja, en estos momentos no sabía si llamarle pelirroja o tomate debido a que su rostro parecía querer estallar de la vergüenza en cualquier momento — Hagamos cómo que esto nunca sucedió ¿de acuerdo? Ahora si me disculpan me retiro — dije volviendo a mi rostro particular — Disculpe el atrevimiento Luna pero ¿acaso usted no desayunará? — preguntó la única que no había hablado, giré mi cuerpo con el fin de darles la espalda a las tres — No y por favor infórmenle a el alpha que estaré con la señorita Laurel — sin esperar respuesta de ninguna empecé a caminar para salir de esta gigantesca casa, puse mi mano en la manilla para abrir completamente la puerta, una vez fuera procurando no hacer ruido cerré delicadamente la puerta, solté mi mano de la manilla y inundé mis fosas nasales de el olor proveniente de los árboles.

Prontamente observé cómo los rayos de el sol traspasaban los grandes árboles que rodeaban la casa de Noah, nuevamente inhale el olor de el ambiente y apresure el paso para que este no se diera cuenta de mi ausencia.




Prontamente observé cómo los rayos de el sol traspasaban los grandes árboles que rodeaban la casa de Noah, nuevamente inhale el olor de el ambiente y apresure el paso para que este no se diera cuenta de mi ausencia

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Athena la primera híbridaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora