Todo el grupo de portadores y paladines llegaron a la ciudad "X", era de madrugada y con el cansancio del viaje se apresuraron en llegar a su hotel, previamente reservado por Max.
Aquel hotel no se comparaba con el del Vaticano, allá todo era pulcro, amplio, y los de acá eran un poco más rústicos, pinturas descoloridas, pero debido a que no iban de turismo no les importó.
Los portadores durmieron hasta casi la diez de la la mañana, excepto los paladines, estaban entrenados de tal manera que no les afectaba el dormir poco, se levantaron a las seis.
Luego del desayuno, discutieron como procederían.
— Ya que estamos solo siete, nos separaremos en tres grupos de dos — Ordenó Sofía.
— ¿Estará bien separarnos? — Preguntó Héctor — Creo que si nos dividimos en solo dos grupos estaremos más seguros —
— Esa es una idea plausible pero si nos movemos en grupo nos haremos más lentos, sin contar que llamaremos más la atención —
— ¿Cómo piensas agruparnos? — Preguntó Diego, serio y concentrado en terminar lo antes posible.
Sofía observó por unos segundos a cada uno de los presentes y decidió.
— Para estar lo más seguro que podamos irán un paladín y un portador, Mario y Héctor, Raúl y Sergio, y por último, Diego y Yo —
— ¿Y yo que haré? — Preguntó Oscar confundido.
— Vendrás con nosotros, ayudarás en la búsqueda del portador, pero si nos demoras, te regresas —
Oscar, siendo el más joven del grupo, se emocionaba demasiado al ver cosas nuevas que nunca había visto, estar casi toda su vida encerrado le había privado de tanto que no podía evitar el impulso de dejarse llevar por su curiosidad.
— Me portaré bien — Respondió con una gran sonrisa para ocultar lo avergonzado que estaba.
— Perfecto, saldremos de inmediato — Ordenó Sofía.
Todos se levantaron de sus asientos y salieron por la puerta, tres rumbos distintos sin saber lo que que se encontrarán.
Mario y Héctor se dirigieron hacia una zona casi deshabitada, por alguna razón habían varias casas sin nadie viviendo en ellas, a lo largo de la calle se veían las casas descuidadas, casi destruidas.
— ¿Mario? — Preguntó Héctor mientras avanzaban por la calle — ¿Como lo vamos a encontrar? —
— Si estuvo por aquí alguien debió de haberlo visto — Respondió sin detenerse.
En breve vieron a una señora sentada en el umbral de la puerta, concentrada en tejer un abrigo de lana.
— Disculpe señora — Dijo Mario con una sonrisa amigable — Estoy buscando a un primo que se acaba de mudar por aquí y me preguntaba si lo ha visto —
Mario le mostró una foto de Anthony el cual la señora observó por un momento y luego de negar con la cabeza siguió con su actividad.
Ambos continuaron en su búsqueda por aquellos lares sin vida hasta que se toparon con una gran casa descuidada, tal vez un gran refugio.
— Ayúdame a entrar — Ordenó Mario.
Héctor creo una pequeña barrera sobre el suelo, Mario subió y Héctor lo elevó sobre la casa. Héctor esperó unos minutos y luego salió Mario sin novedades, no había rastro de que alguien hubiese estado ahí.
— Continuemos —
Ambos preguntaron a las pocas personas que encontraron, revisaron varias calles y casas durante horas, pero los resultados fueron infructuosos.
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ARS GOETIA
ActionLa historia narra la aventura de Diego, que un día encuentra unas hojas de un libro para invocar demonios la cual usa y formará un pacto con uno. Pronto descubrirá que no es el único y tratando de averiguar más sobre estos demonios se encontrará co...