Capitulo 8

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Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


Fugaku condujo el auto siguiendo la dirección que le dio la chica, mientras que Mikoto se subió con Hinata en el asiento trasero para continuar hablando y a la vez estar el mayor tiempo posible con ella.

—Shikaku me entregó las llaves de la residencia de mis padres—confesó la chica—Pero no tengo el valor para entrar en ella... Me gustaría que me acompañara a dar ese difícil paso, desde que recibí esas llaves pensé que usted es la única que me puede transmitir seguridad.

—Claro que si—respondió de inmediato y miró a Fugaku por el espejo retrovisor. Él le envío una pequeña sonrisa—El día que tú quieras iremos juntas.

—¡Gracias!—ambas se abrazaron y el auto se detuvo frente a la mansión de los hermanos Sabaku.

—Parece que ya te esperan—comentó Fugaku, mirando a tres chicos saliendo de la mansión.

—Creo que los preocupe—Hinata y Mikoto bajaron del auto, al mismo tiempo que lo hizo Fugaku.

—Nos tenías asustados, creímos que te había pasado algo Hinata—Temari se acercó hasta quedar a pocos pasos de ella y los dos extraños.

—Lo siento mucho, puse en celular en silencio y lo olvidé... Pero déjame que les presente a las personas que cuidaron de mí cuando murieron mis padres—los hermanos sonrieron y se acercaron, intuyendo de quienes se trataba—Estas encantadoras personas son Fugaku y Mikoto Uchiha, ellos fueron como mis padres—los chicos saludaron con un apretón de manos y también se presentaron.

—¡Vamos adentro!—los invitó Kankuro y los Uchiha los siguieron. Tenían que saber con quienes vivía Hinata, eso era lo que Mikoto tenía en mente para aliarse con ellos y hacer que ella regresara a vivir a su hogar.

—Entonces ¿te encontraste con ellos?—pregunto Gaara ya en la sala donde una de las empleadas les sirvió el té.

—Algo así...bueno, fue Itachi quien me encontró y me llevo con ellos— respondió la ojiperla, omitiendo todo lo que pasó entre Indra y Madara.

—¿Ustedes son los hijos de Rasa?—pregunto Fugaku, recordando que el adinerado empresario falleció años atrás, dejando a sus hijos huérfanos.

—Si, él era nuestro padre—afirmó Temari—al quedar huérfanos, mi tío no pudo cuidar de nosotros y terminamos recluidos en el mismo internado donde se hallaba Hina... Desde entonces, nos hicimos muy cercanos, al punto de considerarla como nuestra hermana menor—remarcó con carácter y orgullo.

—Ustedes son unos ángeles, no saben como les agradezco que cuidaran tan bien a mi niña—agradeció Mikoto, dirigiéndose a los tres con una mirada maternal.

—Hina se da a querer, no tiene nada que agradecer—añadió Kankuro, nervioso por la amabilidad de la elegante dama.

Continuaron conversando durante un rato, aclarando que no estaban dispuestos a dejar ir a la Hyuga, mientras Mikoto afirmaba sutilmente que no descansaría hasta lograr llevarla con ella. Incluso insinuó que si tenía que llevarlos a ellos también, lo haría sin pensarlo.

...

—Ahora que lo recuerdo—soltó Mikoto antes de marcharse—en una semana se llevará a cabo una subasta a beneficencia del orfelinato de Konoha, donde se subastarán hermosos cuadros de nuevos talentos, los cuales fueron donados para recaudar la mayor cantidad monetaria y así hacer las mejoras necesarias... luego de la subasta seguirá un baile.

—Shikamaru me comentó algo acerca de esa subasta. Dijo que su madre es una de las organizadoras—agregó la rubia.

—Así es, ella, Kushina y yo, somos las organizadoras, lo que me lleva a pedirles que me haría muy feliz verlos a los cuatro en el evento... Es una gran oportunidad de conocer mas personas con sus mismos intereses laborales, o simplemente pasar una bonita velada ¿que les parece?—les pregunto sabiendo de ante mano, que no podrían decirle que no.

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