Despiertas en otro sitio diferente, en una cueva para ser exactos, estas atada a una silla de madera ruinosa y tus heridas han sido tratadas, empiezas a cansarte de desmayarte y aparecer en lugares que desconocidos.
Analizas el lugar con la mirada, mientras tanteas las cadenas que te aprisionan; al final tus ojos se posan en el demonio que te observa desde la distancia con una sonrisa escalofriante; tiene el cabello negro como el petróleo, los ojos carmesí, las orejas puntiagudas y unos grandes cuernos que sobresalen de sus sienes.
Tienes miedo, porque si es un demonio y tú un ángel significa que sois enemigos naturales y su intención puede que sea matarte.
Le sostienes la mirada intentando calmar los latidos de tu corazón, no quieres que note que estas nerviosa y mucho menos asustada.
- Vaaaaya, sosteniéndole la mirada a un demonio, o eres muy valiente o muy estúpida. – se burla de ti acercándose –
- ¿Qué quieres de mí? – le preguntas frunciendo el ceño –
- ¿Yo? La verdad es que nada, pero soy al que le ha tocado hacer el trabajo sucio. – hace un puchero como si fuera un niño pequeño aburrido – El gran jefazo del infierno quiere que te pases a nuestro bando.
Te quedas atónita, ¿en serio te estaba pidiendo que lucharas en el bando de los demonios? ¿Por qué? Algo iba mal, algo se te estaba escapando, o bien no te lo habían contado todo o no habías sido lo suficientemente lista para verlo.
- ¿Qué? ¿Por qué iba a hacerlo? – preguntas desconcertada –
- Porque eres una pieza valiosa en este juego, tú solita puedes definir el destino de uno de los bandos en la guerra.
- ¿Yo? ¿te crees que soy una especie de super guerrera o algo? Apenas se usar correctamente mi singularidad.
- Singularidad – repite – en mis tiempos a eso se le llamaba brujería.
¿Pero cuantos años tiene? Te preguntas.
- Bueno, si no sabes que tienes de especial es porque no te han contado que tu fuiste la causante de tu propia muerte y de cientos de niños. – sonríe con malicia –
Los latidos de tu corazón se detienen unos instantes antes de que palidezcas.
- M-mientes. – tartamudeas –
- No tienes por qué creerme – da vueltas a tu alrededor – puedes comprobarlo por ti misma buscando por internet "infierno en el instituto de héroes" – te susurra el nombre al oído – Estabas asustada, cansada de ser maltratada por tus compañeros por no tener singularidad, como tu lo llamas, entonces un día estallaste en colera y arrasaste todo el instituto con tus poderosas llamas verdes, mientras que tus padres, - se ríe – tal buenos, se adentraron en el fuego y perecieron junto a ti, ni siquiera tu propio cuerpo fue lo suficiente fuerte para no dejarse consumir por el fuego. – posa su fría mano en tu hombro – Te voy a ser sincero, ese noviecito tuyo también morirá.
Deku. Tus pensamientos arden al igual que las cadenas que te aprisionan y te liberas abrumada por el dolor y la furia. De forma inconsciente agarras del cuello al demonio y lo lanzas hacia afuera de la cueva, donde cae sobre flores blancas levantando al cielo pétalos de esta por la caída.
Te abalanzas sobre él y le vuelves a agarrar del cuello, mientras tus ojos parecen llamear.
- ¡Mientes! ¿¡sino por qué entre en el cielo?! ¿¡y que sabes tú de Deku?! ¿¡donde esta?!
Estabas enfadada y eso te estaba consumiendo, haciéndote perder el control.
- Si miento, ¿entonces que es lo que estas haciendo ahora? Acabas de estallar, te estas consumiendo a ti misma, si esto está pasando ahora ¿Por qué no pudo pasar antes? – te responde serio por primera vez desde que lo viste – Solo debes aprender a ver mejor.
Y tras sus palabras acerca su mano a tu rostro y sin que puedas impedirlo te arranca el ojo derecho, mientras tus gritos de dolor inundan el bosque y tu sangre mancha las flores blancas que pisan tus pies.
- ¡Hijo de puta! – gritas presionando con tus manos la herida –
- Ahora, volverás con tu caballero de cabello verde. – susurra antes de golpearte con el dedo índice la frente – Tranquila, volverás a ver con mayor claridad...
Entonces vuelves a perder la consciencia y despiertas en la habitación de Midoriya, hay vendajes llenos de sangre esparcidos por todo el suelo, sangre por toda la cama y sientes un gran dolor en el ojo derecho.
Intentas incorporarte, pero te sientes muy cansada y el cuerpo muy pesado, pero este parece aligerarse cuando ves el cabello de Izuku a tu lado, se había quedado dormido en una silla con la cabeza apoyada en la cama, mientras sostenía tu mano.
Sonríes feliz y acaricias su pelo para asegurarte de que es real y no una mera ilusión.
Este se despierta ante tu toque y con una sonrisa de alivio se cierne sobre ti sosteniendo tu rostro entre sus manos con cariño y cuidado.
- Estoy tan feliz de que estas bien, fui a buscarte después de que esos desconocidos intentaran secuestrarte, pero no te encontraba por ninguna parte y entonces apareciste en mi habitación sangrando. – atropella las palabras por la emoción –
- Deku, no te estoy entendiendo, pero me alegro de volver a verte. – le sonríes cálidamente –
- Ya habrá tiempo para explicaciones, ahora solo quiero disfrutar de tenerte de nuevo a mi lado. – te devuelve la sonrisa, mientras se sonroja levemente –
Te acercas con cuidado por las heridas y besas sus labios.
- Sí, estoy segura de que esto no es un sueño o una alucinación. – susurras para ti misma aliviada –
Lo único que te mantenía cuerda en esos momentos tan duros era tenerlo cerca, pudiendo sentir su tacto.
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Del cielo a la tierra (Deku x tú)
Fanfiction⚠️ ADVERTENCIA DE 🍋🍋🍋 La historia está ambientada en el anime bnha, a excepción de que he añadido el cielo y el infierno y por ende los ángeles y los demonios. Eres un ángel sin recuerdos de tu muerte que se fija en un humano, Midoriya Izuku, a r...