Capítulo 3. Visitas en la Cafetería.

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Con todo lo que tuve que hacer para regresar a ser Circe Cross, apenas y tuve tiempo para llegar a la cafetería. Por suerte los padres de Artemisa no me dijeron nada por mi demora, creyeron que había ido con el médico para que checara mi herida.

Admito que toda la tarde estuve paranoica. Estuve mirando a cada cliente que entró al lugar; tenía miedo que algún demonio se estuviera ocultando cerca de mí. No quería que nadie se diera cuenta de que yo no era una loba porque si alguien se enteraba, me obligarían a casar con Leviatán.

—Hola Circe —una vocecita dulce me estaba llamando—. ¿Me sirves una taza herbal?

Giré para encontrar a la dueña de la voz. Era la chica de la carpeta rosa, se veía mejor que la noche anterior.

—Sí, ya te la traigo.

Entré a la cocina y preparé la bebida que ella quería. Luego fui por su carpeta que tenía en mi locker. Estaba emocionada por ver la cara que pondría cuando se la entregara, me gustaba esa sensación de mariposas revoloteando en mi estómago.

—Aquí esta, una infusión herbal —le acerqué la taza—. Y una orden muy especial para la señorita —saqué la carpeta y la puse frente a ella—. Por favor Marisa, ten cuidado cuando trabajes.

Cuando Marisa ojeo la carpeta, se dio cuenta que estaba como ella la había dejado. De nuevo me abrazó, su sonrisa se había hecho aún más resplandeciente que las estrellas. Me alegraba poder ayudarla.

—Circe muchas gracias —sacó una bolsa de tela—. Dale esto a tu amiga, dile que no es mucho dinero, pero estoy muy agradecida por lo que hizo.

—Como te dije, está atravesando una situación difícil, pero no es exigente con las donaciones.

— ¿Crees que tu amiga, podría hacerme otro trabajo?

Jamás me hubiera imaginado como sacer de esta ciudad. Era un trabajo nuevo; aunque acorde para esta personalidad que tenía ahora.

— ¿Entonces quieres 5 amuletos de protección para ti y tus amigas? —dije mientras anotaba su orden en un papelito.

—Sí, le pagaré 100 lunas por cada amuleto.

¿Qué? Eso era demasiado dinero, en dinero humano serían aproximadamente 250 dólares por cada amuleto ¿esta mujer quería hacerme rica?

—Perdón Marisa, pero no creo que mi amiga quiera...

—Tranquila, ese es el precio justo por los amuletos —bebió un poco de su infusión—. Yo no soy como las demás vampiresas que no valoran el trabajo.

— ¡CIRCE VEN A LA COCINA!

La voz de Artemisa interrumpió la conversación que estaba teniendo con Marisa. Antes de irme quería dejarle en claro a Marisa que no aceptaría tanto dinero, no era justo.

—Vendré por ellos el viernes —se levantó del taburete y sobre la barra dejó un billete de 10 lunas—. Gracias por todo Circe.

—Gracias por la propina Marisa —Estaba tan embobada con la propina que no pude decirle nada sobre el dinero—. ¡Nos vemos pronto!

Claro que no le cobraría tantísimo dinero, ella era una alumna seguramente con sus problemas como yo.

Fui hasta donde estaba Artemisa en la cocina. Al entrar e di cuenta que tenía un reguero en la zona de cafés. La máquina había explotado. Esta noche sería muy larga para nosotras, tendríamos que quedarnos a limpiar el cacharro que teníamos.

—Mi padre me dio dinero para que fuéramos a comprar una nueva máquina mañana saliendo de clases —dejamos los trapos sucios en el fregadero—. Deberíamos buscar algo mejor que este vejestorio.

Secretos de Alfas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora