Capítulo 10. Apariencias.

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Lo que había sucedido durante los últimos días me estaba haciendo reconsiderar mi situación. No estaba segura de poder soportar más esta vida como Delta. Además la escuela para hombres lobo, me estaba volviendo loca, tenía cinco de nueve materias reprobadas; lo cual significaba que reprobaría el año.

Tuve que hacer una lista de pros y contras sobre mi vida como Circe Cross. De hecho había encontrado más contras, porque por un lado tenía el mala trato de la gente que frecuentaba la cafetería, las materias reprobadas y ese cuartucho del instituto en el que dormía.

El único pro que tenía para quedarme era Einar. En realidad era ese vínculo de Mates que se había generado entre nosotros, quería seguir investigando ese nuevo sentimiento que estaba sintiendo.

Necesitaba hacer una investigación de campo, así que con las lunas que me quedaban de sueldo; compre una libreta para registrar mi conducta y la de Einar cuando nos encontráramos.

Pero eso fue complicado porque una vez; dejó de frecuentar la cafetería. Aunque había escuchado sobre los problemas que había en su familia. Se rumoreaba que el abuelo de Einar había muerto; y todos los portales de noticias lo apuntaban a él como responsable, porque Einar era el siguiente en la línea de sucesión.

Esas acusaciones lo dejaban muy mal parado ante su pueblo, ya que la gente creería que Einar era un completo sanguinario haciéndole honor al origen de su apellido "Berserker". Pero por otro lado estaba rompiendo esa imagen de unión familiar que las manadas daban.

A mí me parecía gracioso, porque en los aquelarres era muy común que los familiares se mataran entre sí. Por desgracia yo no podía hacer eso; porque mi abuela era una bruja de linaje puro lo cual la hacía inmortal (igual que yo). Había otra solución que era encerrarla en una celda mágica y exiliarla. De esa forma yo podría tomar la decisión de no casarme con el hijo del Rey demonio.

—Tráeme una infusión de hojas del bosque— Dijo un chico que no parecía ser un hombre lobo—. Y no le pongas azúcar.

Tenía el iris de los ojos rojas. Su piel era muy blanca, sin llegar a era pálida como la de un vampiro. El color de su cabello era negro azabache, tan profundo como mirar a un abismo. Y su aroma era el de una colonia cara.

¿Y si ese chico era un Demonio? ¿Vendría por mí? ¿Me había descubierto de alguna forma?

Le serví lo que me pidió, pero tras eso no pude evitar seguir mirándolo. Tenía miedo de que se diera cuenta de que yo no era Circe en realidad. Pero no sabía cómo acercarme para averiguar algo. Quizás podría hacerme pasar por una chica súper interesada en él.

Gracias al cielo ese chico se quedó sentado en la barra, así que acercarme a él no fue muy difícil. Comencé a limpiar algunos vasos que estaban cerca de él. De hecho, no me daba vergüenza hacerme pasar por una chica desesperada por conseguir su número, porque todo era falso.

— ¿No eres de por aquí cierto? —lo miré sonriendo.

El chico solo me miró. No me contestó nada siguió tomando de su té.

—Es que lo digo porque tu apariencia es tan...

—Deja de hablarme —me interrumpió enojado—. ¿Qué no te das cuenta que estoy bebiendo? —bufó molesto.

—Perdón, es que eres tan lindo. Yo solo quería hablar contigo —le sonreí una vez más—. No era mi intención molestarte solo quería pedirte tu número.

En mi cara plasme un gesto de tristeza y seguí limpiando afligida. Tenía la esperanza de que el tipo se sintiera mal por cómo me había hablado, pero simplemente siguió bebiendo de su té.

Secretos de Alfas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora