Capítulo 21. El tercer pilar. El pilar de la destrucción.

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Jamás creí que tendría que convertir a un humano en un ser mágico, porque esa no es mi función en esta vida.

En la casa Black existen tres pilares fundamentales: el pilar de la vida, el pilar de la destrucción y el pilar de la reencarnación. Mi abuela y matriarca del aquelarre es el pilar de la vida. Ella me creo a mí, al igual que creo a mi madre en el principio de los tiempos.

Mi abuela rescató a las brujas que los humanos intentaron quemar en las hogueras. Las llevaba a un lugar al que los humanos no podían acceder, ese lugar era la ciudad de las brujas, conocida entre los seres mágicos simplemente como: Tesalia.

Mi madre, es el pilar de la reencarnación. A ella le tocaban las tareas más difíciles por el don que tenía de salir librada de cualquier daño. Pero hubo dos eventos que la marcaron para siempre. El primero sucedió durante la guerra oscura: en donde la casa Black y el inframundo peleaban por tomar el control de ambos mundos.

En aquella batalla mi madre fue separada en dos. El Primer Rey Demonio tomó a mi madre en un momento de distracción y con su asquerosa boca le separo el torso de las piernas, luego la escupió. Mi madre no murió en ese momento, de hecho gracias a mi abuela, ella logró sobrevivir.

Después de cientos de años en los que mi Madre pasó recuperándose de la herida que el Primer Rey Demonio le había causado, mi abuela le pidió un favor especial. La Tarea del segundo pilar sería traer al mundo, al tercer pilar de la casa Black.

Pero ¿Por qué ella y no mi abuela, el pilar de la vida? La principal razón era porque mi abuela tenía miedo a morir en el parto y dejar a sus demás hijos (que no habían logrado nacer como pilares), al igual que a su pueblo desprotegido. Debido al don que mi madre poseía, ella podría traerme al mundo sin miedo de morir.

Lo que mi madre no sabía, era de la visión que la sacer del aquelarre había tenido un par de meses antes de que mi abuela me formara en el vientre de mi madre, con ayuda de magia y su don. La visión de la vieja bruja era el tan ansiado nacimiento del tercer pilar de la casa Black.

Si la niña que mi madre daba a luz tenía la marca del lobo que devora a la luna, entonces sin duda esa niña sería el tercer pilar. Pero, la madre debía tener cuidado, pues el tercer pilar, sería el de la destrucción y mataría a su progenitora minutos después de que naciera. Esa fue la razón por la cual mi abuela no quiso engendrarme en su vientre.

La visión de la sacer se cumplió. Yo nací con la marca del lobo devorando a la luna sobre mi espalda baja. Y un par de minutos después de que mi madre me sostuviera entre sus brazos, ella murió desangrada en la cama imperial sin que la sacer pudiera hacer algo para salvarla.

Debido a la historia de mi madre, la Princesa Hera Fergus Sofía Black, me parecía irónico que yo el pilar de la destrucción, fuera a darle vida a un nuevo ser mágico.

Aunque me gustaba creer que había un poco de lógica tras lo que iba a hacer, pues según todos los libros que mi abuela había escrito sobre su don: "si quitas una vida tienes que dar otra para mantener el equilibrio natural". Por eso tendría que matar a Erich Hartmann.

Yo tenía dudas sobre qué pasaría con Erich. No sabía si él tendría algún don mágico como el de mi abuela, o el que tuvo mi madre, o algo mucho peor si Erich tenía un don como el mío. Básicamente no sabía si traería a la vida al cuarto pilar de la casa Black.

En uno de los libros que le había robado a mi abuela, no decía nada sobre los poderes que Erich desarrollaría cuando se convirtiera en un ser mágico, tampoco decía si sería un demonio, bruja, hombre lobo o vampiro. En ese libro solo estaban las instrucciones a seguir para dar vida a un ser mágico.

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