Capítulo 11. .osopmarT oinomeD nU

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Ese demonio... ese demonio era... era como un suspiro de brisa marina. Hacía tantísimo tiempo que no veía a alguien de la realeza. Su apariencia era la que se esperaba de cualquier príncipe del infierno. Completamente impecable.

Su cabello azul ondulado me cautivo a primera instancia, era igual al azul del océano. Sus ojos eran completamente negros, no tenía ni una pisca de color en ellos; era solo era la negrura en su máximo esplendor. En los costados del cuello tenia lo que parecían ser escamas de un pez dorado.

Negué con la cabeza discretamente. No podía pensar eso en ese momento, por más lindo que pareciera ser; era un ser malvado.

—Mi señor, nosotros hicimos solo lo que usted deseaba —dijo el hombre de la cafetería.

—Deamon, me cansé de tu incompetencia —exclamó Leviatán relajado.

—Lleva meses buscándola, todo el mundo de hecho —el demonio comenzó a fruncir el ceño—. Yo tan solo tardé dos semanas en traerla hasta usted. Es justo que me dé algo a cambio —sonrió orgulloso.

—Este mundo jamás será justo para ti —Leviatán pasó su dedo pulgar sobre mis labios; limpiando la sangre—. Recuerda esto Deamon: Aquí solo los miembros de la Realeza gozan de la justicia ¿Eres Rey de algo? —El demonio de la cafetería no respondió—. Eso es lo que creí.

Leviatán chasqueo los dedos, haciendo que una gota de mi sangre cayera sobre la mejilla de ese demonio llamado Deamon. En seguida se transformó en un Rape Abisal (uno de esos peces que tienen una linterna en la frente). Estaba helada mirando la escena, pues Leviatán no había tenido que decir algún conjuro.

—Para ustedes —Leviatán se acercó a los dos demonios con una postura amenazante—, reservé la mejor parte.

Acercó su dedo aun manchado con mi sangre hacia sus caras, y con un ágil movimiento mancho la frente de ambos demonios. En seguida Leviatán juntó su dedo pulgar y anular, instantes después los demonios se transformaron en un cubo de agua, en donde Leviatán metió al pez Rape.

Una vez más chasqueó los dedos y un agujero apareció a mitad del piso. Dejó caer el cubo de agua con el pez. Instantes después el agujero negro desapareció.

—Es un gusto conocerla Princesa Alessandra —Leviatán hizo una reverencia—. Lamento los inconvenientes que mis sirvientes le hicieron pasar —sostuvo mi mano y besó el dorso—. Espero no crea que fui parte de esto.

—Bueno, al inicio lo creía pero ya veo que no.

—Si bueno, ya no importa —se alejó de mí y acomodó su traje—. Debo irme tal vez nos veremos luego.

Leviatán estaba por chasquear los dedos para hacer algo, pero lo detuve.

—Espere, espere. Creí que quería casarse conmigo o algo así —lo miré confundida.

Leviatán comenzó a reírse. Sus mejillas se tornaron turquesas; supuse que era el color natural en el que él se ruborizaba. Me pareció lindo, era como un caballito de mar.

—Oh Princesa Alessandra no me mal entiendas, eres muy linda y todo eso; pero no estoy listo para esa cosa absurda del matrimonio —pasó su mano sobre su cabello acomodándolo—. Yo necesito seguir en las fiestas con los demonios, liderando ejércitos o combatiendo contra dragones.

— ¿Entonces usted tampoco quiere un matrimonio arreglado?

—Claro que no, ni siquiera la conozco Princesa Alessandra —me extendió su mano—. La llevaré a su castillo, creo que es momento de que deje esa horrible vida como Delta

Secretos de Alfas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora