Capítulo 12. Para la Familia Lie.

286 31 2
                                    

..

Narra: Einar Berserker.

De: Circe.
Para: la Familia Lie.

No sé cuántos días llevan sin verme, no sé si ya pasó una semana o un mes. Solo sé que el tiempo aquí pasa más rápido que en Máni. No sé quién encontró la carta con las lunas que dejé, pero quiero que las tomen como una muestra de mis sinceras disculpas.

Hoy, aún no soy capaz de contarles la verdadera historia de mi existencia y

una carta no aclarara lo que sucedió en los últimos meses. Perdón por

mentir, pero prometo pronto enviar más cartas para explicar mejor, pero por

ahora tendrán que conformarse con esta simple hoja de papel que escribí

narrando cosas que en realidad para ustedes no tienen mucho sentido.

Ondearemos la bandera con orgullo en la torre más alta cuando todos los

soldados estén en casa.

Encuéntrenme en el lugar de las luces resplandecientes. Donde el Zyklon B es símbolo de destrucción y libertad. Donde las esperanzas se desvanezcan tras el velo que el valor impone.

Siempre suya: AB

¿Quién era Ab? ¿Por qué Circe había firmado con esas iniciales? Pero tal vez la pregunta más importante quizás era ¿Qué significaba esa carta? Para nadie tenía mucho sentido la forma en la que Circe había escrito, era como si hubiera dejado un mensaje oculto entre las líneas. Eso es lo que los Delta Lie me dijeron.

Cuando yo sostuve ese papel entre mis manos, supe de inmediato que algo estaba mal. El papel no estaba impregnado con el aroma de Circe, ni siquiera tenía el aroma de la gente que ya la había leído.

En ese momento comprendí que era papel mágico, de ese que venden a las afueras de la ciudad de las brujas; y que es usado por fugitivos o mercenarios para dejar mensajes y pasar desapercibidos. Circe no quería ser encontrada (fácilmente), y eso estaba muy claro.

Solo que no entendía por qué...

Algo que tampoco entendí, fue la cantidad obscena de lunas que Circe les dejo a los Delta Lie. Con eso podrían vivir cómodamente durante los próximos diez años de sus vidas, incluso si deseaban cerrar la cafetería. Pero ellos no quisieron usar el dinero porque tenían miedo.

¿Cómo había ganado Circe tanto dinero? Eso ni siquiera tenía sentido; después de todo Circe era una Delta como los Lie. Esa cantidad era mayor a la que podría ganar en toda su vida, inclusive si trabajara día y noche en la cafetería. Sabía que algo no estaba bien pero descartaba la idea de que Circe fuera una ladrona.

Comencé a investigar más sobre ella. Quería encontrar algún familiar, un amigo en otra ciudad o alguien que pudiera darme indicios de su paradero, pero tras dos días de incansable búsqueda en los archivos de la nación encontré algo que me dejó helado:

Circe Cross había murto cuando tenía 20 años en el accidente de trenes del año solar. Estaba confundido, pero mi lobo quería creer que existía una buena razón para que Circe (o como fuera que se llamara mi mate), hubiera hecho eso.

Después de saber esa información no había mucho que yo pudiera hacer, porque su identidad era falsa, y ella podía ser cualquier otro lobo de la manada. Tardaría muchísimo tiempo buscando su verdadera identidad en archivos, moriría antes de poder encontrarla.

La cosa más cercana a una familia que Circe tenía, eran los Delta Lie, la primera que hablo fue la hija:

Artemisa me contó que cuando Circe llegó al dormitorio del instituto rápidamente notó que era una loba muy extraña. Circe ni siquiera sabía cómo abrir una puerta. Se quedaba largos minutos viéndola; como esperando que esta se abriera sola. Hasta que Artemisa le enseñó que debía girar el picaporte.

Luego cuando las clases comenzaron, notó que Circe no tenía ni la más mínima idea de la historia de los lobos, y no se refería a las fechas o personajes históricos, sino a las leyendas de manada. Su noción sobre sus poderes era totalmente nula. Circe era de esas pocas lobas que no sabía transformarse o si quiera sacar las garras.

Artemisa me contó también: que Circe era más bien como una flor delicada, que durante las clases de deportes prefería sentarse y mirar el partido o leer algún libro viejo. Al parecer eso algo muy anormal en los Deltas, porque según Artemisa todos los de su clase aman los deportes y la competitividad más que cualquier otro.

Luego la Delta Leto me contó que cuando le dio el trabajo a Circe, rápidamente se dio cuenta que ella prácticamente no sabía hacer nada; y que sus manos estaban muy bien cuidadas, como si su piel jamás hubiera tenido que tocado el jabón para trastes. Ella misma me confesó que a pesar de eso no se atrevía a correrla porque Circe se esmeraba mucho en aprender a hacer las cosas.

Artemisa luego me dijo que Circe era como una niña pequeña a la que todas las cosas que podía hacer con las manos le sorprendían, aunque trataba de ocultarlo porque se avergonzaba.

Entre nostalgia y llanto Artemisa me dijo que era como si Circe nunca antes hubiera tenido que usar las manos para limpiar una ventana, barrer el piso o si quiera lavar los trastes. Y cuando su amistad se hizo más cercana, ella creyó que Circe era como esa hermana pequeña que jamás tuvo, pero que debía cuidar.

Cuando Artemisa terminó de contarme el sin fin de anomalías que Circe tenía como Delta, até los cabos y comprendí que tal vez ella pertenecía a la alta sociedad. Lo más seguro era que había escapado de su familia y por eso había dejado ese párrafo tan extraño en su carta.

Pero las características que las Deltas Lie me habían contado no coincidían para nada con la nobleza de los licántropos. Nosotros usamos las manos para hacer cualquier cosa después de todo no podemos manipular la magia como lo hacen las demás especies; porque descendemos de los humanos.

Entonces pensé en las brujas, ya que ellas hacen todo con magia, abrir puertas, volar, cocinar, y demás cosas, pero luego recordé que las vampiresas hacían algo similar con su magia.

Solo que aún seguía un poco incrédulo; porque Circe en apariencia era completamente una loba. ¿En realidad era una? Esa era la pregunta que revoloteaba como mosquito en mi mente, atormentándome por las noches.

La mayor parte del tiempo trataba de no pensar en eso. Ignoraba a la voz de mi lobo y continuaba con la búsqueda. Quería encontrarla antes de que comenzara a debilitarme, porque si no tenía a mi mate cerca... entonces moriría en cuestión de meses.

La peor parte era que no tenía una pista contundente para comenzar a buscarla, porque cuando Circe desapareció, fue como si la tierra se la hubiera tragado. No tenía muchos amigos, de hecho su única amiga cercana era Artemisa.

Los días siguieron pasando como si de agua entre los dedos se tratase, y llegué al punto de estar varado en la incertidumbre. Iba todas las tardes a la cafetería para saber si de casualidad ella había regresado pero nunca pasó nada. Así que le pedía a la Delta Leto que me mostrara una vez más la carta.

De: Circe.
Para: la familia Lie.

No sé cuántos días llevan sin verme, no sé si ya pasó una semana o un mes. Solo sé que el tiempo aquí pasa más rápido que en Máni. No sé quién encontró la carta con las lunas que dejé, pero quiero que las tomen como una muestra de mis sinceras disculpas.

Hoy, aún no soy capaz de contarles la verdadera historia de mi existencia y

una carta no aclarara lo que sucedió en los últimos meses. Perdón por

mentir, pero prometo pronto enviar más cartas para explicar mejor, pero por

ahora tendrán que conformarse con esta simple hoja de papel que escribí

narrando cosas que en realidad para ustedes no tienen mucho sentido.

Ondearemos la bandera con orgullo en la torre más alta cuando todos los

soldados estén en casa.

Encuéntrenme en el lugar de las luces resplandecientes. Donde el Zyklon B es símbolo de destrucción y libertad. Donde las esperanzas se desvanezcan tras el velo que el valor impone.

Siempre suya: AB

Tras leerla por segunda vez, me di cuenta de algo sumamente importante. Ese segundo párrafo tan extraño, formaba un acróstico: ¡Humanos! ¿Circe estaba en el mundo humano?

Secretos de Alfas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora