Gavriel descendió por las escaleras como una bala perdida, cualquiera que se interpusiera en su camino terminaría seriamente herido y de más estaba decir que no le convenía. Los guardias lo estaban arrastrando de regreso al sótano, incluso ellos comprendieron que no convenía hacerlo enfadar más de lo que estaba.
El plan ya no servía...
—Sirviente, espera un segundo —hablaron desde el tercer pasillo.
Siguió bajando por los escalones como si la cosa no fuera con él, pero uno de los soldados lo cogió del cuello de la camisa y lo jaló hacia atrás para obligarlo a encarar a Roshan, el rey de los Laetus que venía en su dirección. El hombre por sí mismo, le interesó olímpicamente un pepino, solo era otro desgraciado que se metió en la casa para amedrentar a sus residentes. Lo que te dejaba sin aliento al verlo se debía a que en su mano llevaba un correa y que al final de esta, una humillada Aislinn adoptaba la posición de un perro gateando sobre sus manos y rodillas; cuando se retrasaba el elfo la golpeaba con una fusta para caballo.
La ninfa portaba un corset blanco y una gran falda interior —de esas antiguas que se ponía sobre la ropa íntima—, color rosado. Ella cabeceaba de lado a lado, la oscuridad bajo sus ojos indicaba lo cansada que estaba mientras que sus labios mostraban estar resecos y partidos por la deshidratación; sospechaba que tampoco había comido porque ninguno de ellos lo hizo desde que esta pesadilla dio inicio hacia dos días.
Este era el castigo de Aislinn: perder su dignidad, su honor y su orgullo al ser degradada.
Él apretó los puños para resistir el impulso natural de matar a ese hombre a puñetazos, le costaba comprender como estas personas del Consejo gobernaban a miles de individuos con mano tan dura y tenían el descaro de juzgar a Maleon.
La necesidad de un cambio brillaba con fabulosas luces de neón.
—Los Berkshire te necesitan, siervo.
Ya sabía quiénes eran, los padres de Zachary, pero no quería verlos o seguir las órdenes del sádico que trataba a la ninfa de forma inhumana.
—¿Quién? —mintió.
—Los líderes de los Tenebris —contestó el elfo.
—¿Quién? —Fingió confusión.
Roshan chasqueó la lengua indignado.
—¡Solandis y Kalon!
—Oooooh... ¿Quién?
Le dio un azote con la fusta en la cara, literalmente vio estrellas de colores y el pinchazo de ardor se extendió por la mitad de su rostro. Sus dientes superiores e inferiores chocaron al reprimir un grito, un quejido, un gemido o cualquier cosa que rebelara su dolor.
—Humano ignorante e insolente —repudió el concejal.
—Insolente, sí. Ignorante, no. Obviamente sé quiénes son, imbécil. Llevan haciendo mi vida una mierda las últimas 48 horas y eso no se olvida fácil.
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Beso de Ceniza
Fantasy《Libro 1 de la Saga "Criaturas Mitologicas"》 Desde el inicio de los tiempos, se desarrolla una guerra entre criaturas mitológicas que es mediada por el Consejo de Antiguos. Maleon, una de las criaturas más viejas de las que aún pueblan la tierra y m...