Maleon abrió los ojos, le quemaba la garganta y quería vomitar, un dolor agudo hacía demasiado pesado su cuerpo. Miró sus muñecas para hallar pesados grilletes sujetos a gruesas cadenas en la pared, gimió al intentar mover los brazos, las piernas, la cabeza, el cuello... le dolía todo. Estaba tendida en el suelo frío, la oscuridad se agrupaba en el techo y las esquinas de la habitación, este era el sótano de la casa y estar allí indicaba que algo malo había pasado con ella o que precisamente le había hecho daño a alguien. Otra vez. Tuvo miedo de las sombras así que cerró los ojos nuevamente, se movió hasta hacerse un ovillo con las rodillas arrimadas a su pecho y cubrió su rostro con las manos para controlar sus temblores. La negrura era tan asfixiante. Forzó a su enfermo cerebro a recordar sus últimas veinticuatro horas, le costó trabajo parpadear cuando encontró las imágenes de lo ocurrido con Aislinn y luego su ataque de rabia.
Gavriel la había mirado con tanto horror, gruñó luchando por enderezarse y lo consiguió tras varios alaridos más tarde. Sin preámbulos dio un puñetazo al suelo, sus nudillos gritaron y ella siseó; lidiaba mejor con el dolor que con el miedo y necesitaba drenar algo de esa ansiedad crónica que le daba por la ausencia de luz. Olió la habitación en penumbra inmediatamente después, la humedad y el polvo se le metieron en la nariz; estornudo dos veces. Salud y dinero, nunca llegaba al amor.
-¿Qué hora es, Daraan? -preguntó pasándose las manos por la cara.
Podía sentir el aroma picante de la piel del dragón en el aire, le irritaba las fosas nasales en cada ocasión.
-Son las 3:00 A.M y tuviste el ataque ayer temprano. Estuviste inconsciente por el veneno de las víboras de Tanith y además, te dimos muchos tranquilizantes -contestó el hombre sentado en una mesa de hierro en un rincón, encendió una lampara y la tenue iluminación la alivio.
Ella sabía que el resto de la habitación estaba desocupa porque lo único destinado a guardar era a su persona, hacía ocho meses que habían instalado las cadenas necesarias y los grilletes. También colocado una secuencia de cuatro puertas de acero reforzado que se abrían desde fuera, al verlas podías notar los zarpazos en las últimas dos y que por supuesto, habían sido provocados por ella. Pensar que los Vigilantes habían querido un cuarto de juegos, con una mesa de billar y una barra de bebidas, pero se vio obligada a convenirlo en una celda.
-Mierda, ¿Gavriel y su familia?
-Les asignamos una habitación lo suficientemente grande para todos ellos y ya cenaron, asumo que estarán durmiendo.
-¿Estaba... asustado?
-Según Ivy olía a miedo, pero se veía más bien preocupado. Aislinn en cambio, dijo que lo traumatizaste y que sería mejor que no vuelvas a verlo.
Al oír el nombre de la ninfa apretó los dientes.
-Esa arpía...
-¿Qué fue a reprocharte esta vez?
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Beso de Ceniza
Fantasía《Libro 1 de la Saga "Criaturas Mitologicas"》 Desde el inicio de los tiempos, se desarrolla una guerra entre criaturas mitológicas que es mediada por el Consejo de Antiguos. Maleon, una de las criaturas más viejas de las que aún pueblan la tierra y m...