Gavriel saltó los últimos escalones y se puso de rodillas junto a Maleon, apenas la tocó ella se apartó cubriéndose el rostro con las manos. Por un fragmento de segundo, él consiguió ver las lágrimas en sus ojos y un aplastante temor le erizó el vello del cuerpo porque entre todas las cosas que una persona tan entera como la reina llorara, no presagiaba nada bueno. Se acercó hasta donde le permitió sin ahuyentarlo, Simba correteaba nervioso a su lado y lo subió a su regazo.
—Hey, estoy aquí... —dijo calmado. Ella trató de empujarlo y la cogió de las manos—. No te preocupes, no tienes que decirme si no quieres... pero déjame quedarme. Necesitas a alguien ahora.
La rodeó lo mejor que pudo sin aplastar al cachorro en sus piernas y sintió como los puños de la mujer le jalaban la camiseta en una desesperada lucha interna entre la terquedad, la independencia y la fracturada necesidad de ser protegida por otro. El sollozo que llegó a sus oídos le heló la sangre, la angustia le electrizó por debajo de la piel y la estrechó con fuerza olvidando al animalito que se quejaba por ser aplastado. Desconocía el origen de su tristeza, pero estaría con ella para compartirla.
—No estoy llorando —dijo Maleon, aunque la congoja en su voz fue palpable.
—Eso no me preocupa, solo estoy aprovechando la oportunidad de tocarte —mintió y la sintió reír.
Le alegró distraerla de su dolor.
—Sigues siendo un niño malo, Cor Meum.
—Tú permitírmelo y seré más malo, pero regresemos a la habitación porque no creo que quieras agregar una denuncia por exhibicionistas a tu perfecto expediente de Reina arroja estiércol.
Ella ronroneó.
—¿Aun no has aprendido que la opinión de los otros en mi vida me resulta un mal chiste?
Gavriel se estremeció cuando sintió el caliente aliento de Maleon en su cuello y luego un sutil roce de sus labios contra su piel, negó mordiéndose la mejilla. Ella lo estaba provocando a propósito. Ya casi podía predecir su forma de actuar, el significado de sus gestos y predecir sus movimientos como si supiera de memoria la coreografía de una danza.
—Lo siento, te dije que no te tocaría —murmuró ella.
—Olvídalo, simplemente olvídalo. Han pasado muchas cosas y estamos estresados, quedemos así de esta forma.
—Tenemos que hablar sobre nuestra pelea. Solo tú y yo cuando volvamos —recordó la reina.
—Lo sé. Tenemos una conversación pendiente. No fue la mejor manera decirte que te amo.
Otro ronroneo emergió de la garganta femenina al oírlo pronunciar esas palabras.
—Me hiciste enojar, dijiste muchas cosas y no me dejaste explicarte la situación. Te habría golpeado la nariz si no tuviera miedo de lastimarte.
ESTÁS LEYENDO
Beso de Ceniza
Fantasía《Libro 1 de la Saga "Criaturas Mitologicas"》 Desde el inicio de los tiempos, se desarrolla una guerra entre criaturas mitológicas que es mediada por el Consejo de Antiguos. Maleon, una de las criaturas más viejas de las que aún pueblan la tierra y m...