2

504 81 181
                                    

Al día siguiente se levantó con ganas, - aunque no había dormido prácticamente nada- estaba entusiasmado al saber que tal vez volvería a ver a Louis y eso hizo que se animara para ir.

Se tomó una ducha rápida y tras vestirse salió para ir a su trabajo. Estaba caminando por las calles cuando sintió que alguien le tapaba sus ojos desde detrás. Sus manos estaban congeladas y eran algo pequeñitas así que sonrió, ya sabía quién era. Aprovechó para poner sus manos encima de las suyas y les dio un poco de calor para que dejaran de estar tan frías.

—¿Louis?—preguntó y las manos se quitaron.

—¿Cómo lo supiste?—preguntó Louis apareciendo a sus espaldas.

—No lo sé, lo insinué.—dijo alzando los hombros con una sonrisa. Pasó una mano por sus hombros y comenzó a caminar con él.—¿Qué tal dormiste?

—No dormí casi.—dijo mientras se dejaba guiar por el rizado.—Un perro ladraba mucho y me molestaba, tuve que irme de calle en calle hasta poder encontrar un sitio pero me resultó algo difícil.

—Yo tampoco dormí casi.

Louis alzó la mirada y frunció el ceño.—¿Tú por qué no?—preguntó pero el rizado alzó los hombros para dar a entenderle que no sabía.—Tal vez un café te venga bien.

—¿Y tú?—preguntó Harry al mirarlo.—¿Quieres uno? Te invito.

—¿Enserio?—preguntó son una sonrisa y Harry asintió con un movimiento de cabeza.—Estaría genial.

—Puedes quedarte en mi despacho si deseas.

—No, no hace falta, no quiero molestarte.

—Oh no digas tonterías, sabes que no.—dijo frunciendo el ceño.—No he desayunado así que podemos desayunar juntos.

—Harry no tengo dinero y no quiero deberte na- ¿Sabes?—dijo interrumpiéndose a sí mismo.—Esta mañana cuando amanecía, noté que habían veinte dólares en mi mano.

—Oh wow..—dijo Harry alzando las cejas y fingiendo asombro.—Eso es genial, Louis. Ahora podrás comprarte cosas.

—No.—dijo negando.—Dije esta mañana, pero ya no los tengo.

—¿Pero qué- ¿Qué hiciste con ellos?—preguntó frunciendo su ceño.

—Caminé una cuadra, por ahí vive otro hombre sin hogar. No sé su nombre pero sé que siempre está triste y quise hacerlo sonreír.—lo miró y sonrió.—Se lo di y le deseé un buen día, realmente estaba feliz y eso me puso feliz a mi.

—Louis pero necesitas preocuparte de ti mismo antes de nadie.—dijo él.—Tú vas primero.

—Pero yo estoy feliz Harry, él no lo estaba.—estiró su espalda.—En fin.. estaré en mi casita, no quiero interrumpir mientras trabajas.

—¿Tu árbol?—preguntó Harry y Louis asintió dos veces.—No me molestarás.—murmuró  dándole un pequeño apretón en su hombro, con ello, notó que era algo huesudo y se preocupó por él, pero no dejó que se notara—Ayer prácticamente no comí nada y estoy hambriento.

—Yo no mucho.—dijo Louis y tímidamente pasó una mano por la cintura del rizado para seguir andando. Harry sonrió, no se quejó. No tenía razones por las que quejarse.

—¿No tienes hambre? ¿Comiste algo ayer?—preguntó y Louis negó dos veces.—¿Nada nada?

—Aparte del desayuno que me diste, no. Pero estoy algo acostumbrado, siento hambre si no como en dos o tres días, uno no es casi nada.

—Tienes que venir a cenar conmigo un día.—dijo logrando su mirada.—Si quieres mejor todos los días, así no como solo.

—Estaría bien.—dijo el ojiazul bajando la mirada algo tímido.—Pero no te lo podré pagar.

Beachwood Café (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora