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 Después de acabar con su desayuno Harry se dirigió a una zapatería que había en el centro comercial que estaba a tan solo unas cuadras. Y Harry al ser protector, se negó en ir caminando, aunque Louis insistía en que él estaba bien.

Acabaron tomando un taxi hasta ir a donde querían, y cuando llegaron, Harry se ocupó de llevarlo en brazos hasta ponerle un zapato en sus pies.

—¿Qué tal éste?—dijo Harry enseñándole una bota negra, pero Louis hizo una mueca y negó.—Está bien..—dijo devolviéndola en su lugar. Se acercó a otra estantería y cogió unas zapatillas Nike de color rojo.—¿Estás?—preguntó pero Louis suspiró bajando la mirada.—Yo tampoco la usaría.

—¿Puedo ir a buscar yo?

—Te mancharás los pies.

—No pasa nada.—dijo levantándose y se acercó a su lado para mirar. Harry dejó la zapatilla roja que tenía en manos y se alejó un poco para que Louis pudiera buscar el zapato que quisiera libremente.

—¿Cuál es el límite de dinero?

—No hay.—dijo y se fue a sentarse a una pequeña silla que había para probarse zapatos.—Tú sólo elige el que quieras, no te fijes en el precio.

—Está bien.

Louis siguió mirando cada estantería, para ver las variedades, los diferentes tipos de zapatos, los colores, los tamaños etc.. Acabó cogiendo unas zapatillas blancas de la famosa marca Vans. Se acercó a Harry con una sonrisa y éste sonrió al verlo.

—¿Te gustan?—preguntó y Louis asintió dos veces.

—Está bien, siéntate en otro sitio y mira a ver si te duelen los dedos o algo.

—Levántate para que me pueda sentar.

—Por ahí hay otras.—respondió Harry señalando el final del pasillo.—Te esperaré aquí.

—No quiero ir hasta ahí, sólo levántate un momento.—se quejó pero Harry negó estirando su espalda.—Está bien, no me dejas opciones.

Louis se agachó y sin decir nada más, se sentó sobre los pies de Harry. Éste frunció el ceño y se acercó a él para mirarlo.

—¿Se puede saber qué haces?—preguntó en su oído.

Louis soltó una risita y lo alejó con su mano.—Probarme los zapatos.—dijo y desató los cordones a una zapatilla para poder introducir su pie.

—Está bien.—dijo Harry alejándose un poco, metió los dedos de su mano izquierda en sus cabellos y comenzó a acariciarlo.—¿Te gustan?

Louis suspiró cuando su pie ya estaba dentro de su zapato.—No.—dijo y se lo quitó.

—¿Qué le pasa?

—Es demasiado grande para mi.

Harry rió y lo abrazó por sus espaldas.—¿Ah sí? ¿Tienes pies minúsculos?

—Tengo el pie normal, que el tuyo sea un pie grande es otra cosa.

Harry rió algo fuerte y comenzó a hacerle cosquillas.—¿Qué has dicho?—dijo escuchando cómo éste reía y trataba de alejarse. Cosa que enseguida consiguió y se levantó corriendo de regreso a la estantería para devolver el zapato. Sin esperar, Harry se acercó a sus espaldas y besó su hombro.—Tu pie es el tamaño de mi meñique. 

—Tu pie es del tamaño de mi columna vertebral.

—Tú eres del tamaño de una mariquita.

—Tú eres la torre Eiffel. 

Beachwood Café (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora