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El tiempo uno al lado del otro pasó volando, cuando menos se lo esperaba, Harry ya se dio cuenta de que habían llegado a la estación, y aunque no quiso, acabó despertando a Louis, que amaneció sintiendo los besos del rizado en su cuello.

Al salir, notaron enseguida que Liam los estaba esperando con el coche. Los demás chicos ya no estaban, y pronto se enteraron de que éste los había dejado a cada uno en su casa antes de regresar a la estación para recogerlos a ellos.
Sabiendo que Liam era una persona que siempre pensaba en los demás, no debieron de haberse sorprendido, pero esto sucedió igual.

Liam, los acabó dejando delante de la puerta de su casa y lo mismo hizo con sus maletas antes de irse con el coche. Ya se lo daría más tarde.

***

Al entrar en la habitación, Louis soltó su mochila y el bolso de Harry en el suelo y se acostó en la cama para después suspirar.

—¿Cansadito?—preguntó el rizado sonriendo y Louis sólo asintió dos veces.—Ya estás en casa, amor.—murmuró y se acercó comenzando a quitarle los zapatos.—Ahora ya puedes relajarte.—dijo mientras desabrochaba las lindas Vans que él mismo le había comprado.—Ponte cómodo porque ya estás en tu hogar.

Louis sonrió ante el comentario y extendió sus brazos.—Ven.

—Dame un minuto bebé.—murmuró mientras acababa de quitarle el calzado, una vez terminó, los tiró cerca de la puerta y se acercó con una sonrisa.—Hola, precioso.—dijo besando su mentón.

Louis sonrió y abrazó su cuello.—Yo te puse ese apodo.

—Tengo un nombre mejor con el que puedes llamarme.

—¿Ah sí?—preguntó y Harry asintió dos veces.—¿Y cuál es? ¿Hazz?—cuestionó pero éste negó.—¿Hazza?—dijo pero volvió a negar.—¿Harreh?—negó nuevamente.—¿Hazzito? ¿Harrito? ¿Ha-

—Papi.—dijo interrumpiéndolo. Louis rió y comenzó a negar.

—No pienso llamarte así.

—¿Por qué no?

—Tengo mala relación con mi padre.—cogió su mejilla entre su mano dándole pequeñas caricias con su pulgar.—Me acordaré de él y es odioso.—besó su frente.—Me obligaba llamarlo así de pequeño, así que ni hablar.—ordenó sus cabellos.—Si quieres demostrarme que ese apodo puede llegar a sonar lindo, tendremos que tener hijos y veré cómo ellos te llaman así a ti.

—Eso es aún mejor, Lou.

—Trato entonces.—acarició sus rizos hacia atrás y Harry entrecerró los ojos al tacto.—Siempre cierras los ojitos cada vez que te relajas. Te ves tan hermoso..—lo acostó a su lado y se acercó apoyándose en un codo para estar por encima de él.—Te quiero.—besó su frente y bajó para dar el mismo beso en sus labios.—¿Quieres que te prepare un té? Supondré que echas de menos que te prepare uno.

Harry sonrió y asintió.—Mucho, ni te imaginas.—lo acercó de su nuca y bajó su mirada a sus labios.—Pero a ti más.

—Dulce..—se acercó y le dio tres pequeños besos en su boca.—¿Puedes decirme dónde dejaste mi maleta?

—¿La roja?—Louis asintió.—Esta en el mueble.

Louis alejándose de él, se sentó.—¿Sabes? Me recuerda a ella.

—¿Qué cosa?—se sentó a su lado.

—La maleta.

—Oh.—murmuró.—¿Por qué?

—Porque ella me compró una idéntica, te explicó.—giró hacia él.—Ella siempre que iba a comprar, o a cualquier otro sitio, llevaba un bolso. Pero no un bolso normal, no no.—Harry sonrió.—Era tremendo Harry era enoorme. Así.—abrió sus brazos.—Bueno quizá eso sería exagerar pero ya me entiendes. ¿No? En fin...—Harry lo siguió mirando con una sonrisa. —Yo siempre me burlaba de ella, le decía que no hacía falta llevar una maleta.—soltó una risita.—Y ella sacaba uno aún más grande y sonreía antes de irse, era tierna.

Beachwood Café (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora