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7:00 am

Tras una larga noche de descanso, volvió a amanecer. Louis seguía entre los brazos de Harry cuando despertó de la nada. A veces tenía ese despertador corporal que lograba despertarlo sin tener la necesidad de poner alarma, no sabía cómo lo lograba, pero nunca parecía fallarle.

Abrió sus ojos y alejándose del rizado estiró su espalda para respirar hondo y soltarlo suavemente. Era una mañana fría y lo notó al quitarle las frazadas a su cuerpo.

Sabiendo que el rizado ya había comprado cosas para el desayuno el día anterior, bajó las escaleras después de tapar mejor el hombro del aún dormido y comenzó a calentar agua.
Recordó que éste le había comentado que hoy volvería a abrir las puertas de Beachwood Café, por lo cual, era un día especial.

Tostó dos rebanadas de pan y le puso mantequilla viendo cómo ésta se derretía al instante. Con el agua caliente que a los pocos minutos ya estaba lista, le preparó un café con leche y dejó el pocillo de azúcar a un lado para que él le echara la cantidad que quisiera.
Colocó un poco de mermelada y miel al lado de las dos tostadas y junto con el café, comenzó a caminar hacia la habitación.

Subió las escaleras lentamente para evitar volcar el café recién hecho y finalmente, al llegar, entró a la habitación frunciendo el ceño. Harry ya estaba despierto y parecía muy ocupado hablando por teléfono.

Verlo ya ocupado logró que la chispa de la ilusión de darle el desayuno se le escapara, pero dejando de lado este sentimiento tan amargo, Louis se acercó a le mesita de noche y se aseguró de hacer un poco de ruido mientras dejaba su desayuno con la intención de que éste notase su llegada. 

Y él enseguida lo notó, pero en vez de decir nada, o cortar la llamada que estaba molestando levemente a Louis, se levantó y abandonó la habitación.
Louis, sin comprender, se quedó mirando a la puerta en donde se había ido, no entendía y no le había gustado el gesto.

Tras un momento al ver que no regresaba, miró al desayuno que había preparado y se sentó en la cama sin saber qué hacer, nunca se había quejado de que Harry tuviera su privacidad, no le importaba que tuviera cosas más importantes que hacer, pues era comprensible, pero no le había gustado el hecho de que nada más entrar, éste se fuera a pesar de haber visto lo que él le tenía preparado.

Los minutos pasaron y pasaron, las tostadas se enfriaron y el café hizo lo mismo. La mirada que estaba fija en la pared, delataba sus desánimos, pues éste ni siquiera parpadeaba. Sólo esperó y esperó hasta que dentro de quince minutos, Harry apareció por la puerta.

—Lou.—dijo acercándose.—Perdón, tenía una llamada pendiente.

Louis lo miró y se levantó.—¿Era tan importante como para ignorarme de esa manera?

—Lo siento, ¿sí?

Louis lo miró y asintió.—No importa.

—Gracias por prepararlo, es un hermoso detalle.

Louis calló largos segundos.—Disfruta. Ya está frío.—murmuró y trató de irse, pero Harry sujetó su brazo.—Harry déjame.—lo miró a los ojos.—Enserio no pasa nada sólo me desilusionó, ya se me pasará.

—Louis lo siento.

—No importa, sólo déjame, por favor.—se alejó y se dirigió a la cocina.

Harry suspiró y entró en la habitación para sacar su plato de tostadas y café ya fríos y bajarla hasta donde estaba él. 

—Lou.—lo nombró viendo cómo éste se encontraba sentado en una silla.—Bebé lo siento.—se acercó y se arrodilló delante de él para poder mirarlo a los ojos. Sujetó sus dos manos.—De verdad lo siento, ¿sí?

Beachwood Café (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora