Capitulo 3

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De vuelta en el ministerio, Harry se había quedado dormido esperando a que la señora Bones o el ministro Fudge lo recogieran de donde estaba sentado en una sala de espera, después de su visita a Gringotts.

Aunque las sillas no eran un lugar cómodo para descansar, aún así acogió con agrado el sueño que podía conseguir después de una noche tan ocupada - todavía tenía sólo 13 años, e incluso un adolescente no podía quedarse despierto todas las noches (al menos no sin consecuencias).

Al ser despertado por una oficinista, una diferente a la que le trajo el desayuno y le llevó a la oficina en la que había estado antes, supuso que era la oficina de Madam Huesos.

La oficinista llamó a la puerta antes de abrirla y dejarle entrar. Una vez adentro, fue recibido por el ministro, la Sra. Bones y el extraño profesor Dumbledore.

Fudge tarareó al verlo, -ah Harry, aquí estás, muchacho, parece que el misterio alrededor de tu guardián mágico se ha resuelto, ¿no?-.

Harry miró al ministro, con una mirada cuestionable en su rostro, -¿cómo es eso?-.

Esto hizo que los adultos de la habitación miraran al profesor Dumbledore: -Bueno, el profesor Dumbledore se ha presentado como vuestro guardián mágico, al que no habéis visto por su apretada agenda, nos ha asegurado que ha pasado por casa de vuestros parientes y nos ha asegurado que todo está bien". Debe haber sido un malentendido, ¿no?-.

Incluso Madam Bones no dijo nada más, lo que le pareció extraño a Harry, ya que la mujer había estado muy indecisa sobre su tratamiento y le aseguró que alguien vendría a ver a sus parientes más tarde.

Una mirada de Dumbledore no le gustó, pero le siguió la corriente, no quiso saber nada. O al menos no, aún, lo que estaba pasando aquí, porque obviamente algo estaba pasando, algo que le hizo suponer que Dumbledore estaba detrás.

-Debe haber sido un malentendido, señor, tal vez porque no me llevo bien con la hermana de mi tío, que se ha vuelto demasiado para mí-.

Mientras decía esto, podía ver, por el rabillo del ojo, que Dumbledore se relajaba, como si algo de lo que hacía surtiera efecto. En general, no le sentó muy bien a Harry, y quería llegar al fondo del asunto, pero no ahora.

Cuando el ministro se despidió, sonrió al hombre y siguió a Dumbledore desde la oficina de la Sra. Bones hasta el punto de la aparición. Allí, Dumbledore le dijo que se agarrara del brazo del hombre.

Una vez que aterrizaron, Harry pudo ver que estaban en el Caldero chorreante, los clientes miraban hacia arriba y saludaban o llamaban a Dumbledore, quien sonrió y saludó también, antes de llevar a Harry a la habitación donde estaba su baúl, lo cual también fue muy extraño, ya que su baúl estaba guardado en el armario debajo de las escaleras de los Dursley.

-Harry, mi muchacho, debes saber que tu tía y tu tío estaban muy preocupados cuando te fuiste por la noche. Me expresaron que estaban preocupados de que te pasara algo malo, ya que estuviste de mal humor toda la noche e incluso la mayor parte del verano. Espero que no sea nada de lo que preocuparse-.

Harry agitó la cabeza, manteniéndola baja y por alguna razón no miró a los ojos del mago que tenía delante, su instinto le decía que no lo hiciera.

-No sé lo que está pasando, profesor, tal vez estoy entrando en la pubertad o algo así. Por supuesto, no quería preocupar a mis familiares, especialmente cuando fueron tan buenos para acogerme después de que mis padres murieran-.

Al asentir con la cabeza, casi tuvo que morderse el labio, viendo finalmente por qué el sombrero lo quería en Slytherin, siempre había tenido una buena mano en la autopreservación, y esto no había cambiado, sólo que, por alguna razón, no lo había escuchado, ni a su instinto desde el momento en que conoció a Hagrid.

FREEDOM OF A NAGA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora