Mi chute de adrenalina

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Un día más, un día menos piensa Michele mientras espera en el cómodo sillón mullido de la recepción. 

-Michele, lo siento, Mariana está reunida, me comenta que ella contactará contigo cuando tenga un momento. - Rocío apenada suelta de a poco cada palabra, sabiendo ella misma que de nuevo está mintiendo por su mejor amiga. 

-¡Vamos Rocío, por favor! Sabes perfectamente que eso no es verdad. Necesito hablar con ella, no puede huir siempre de mí. - dice Michele mientras empieza a dar vueltas en círculo y resoplando sin parar. 

-Michele de verdad, hoy no es buen día. Tenemos aún miles de cosas que rematar para el evento de esta noche. Está un poco agobiada, por favor déjale su espacio. 

-¿Su espacio? ¿Enserio? 

-Sí Michele, enserio, sé de lo que te hablo. Por favor escúchame. No es buen momento ahora. 

-Rocío, nunca es buen momento si se trata de que Mariana quiera conversar conmigo. Lo siento, de verdad que lo siento, pero necesito hablar con ella.

Antes de que Rocío pueda contestarle, se lanza dirección a la puerta del despacho y sin siquiera pedir permiso para entrar, abre la puerta y pasa adelante. 

Error. Si llega a saberlo, él mismo hubiera escogido venir en otro momento. 

Las ansias por hablar con ella se van mermando a medida que se va concienciando de la imagen que tiene en frente. 

La rabia que contiene solo se ve apagado por la tristeza que su corazón empieza a sentir. 

Una punzada en el estómago le obliga a parar en seco sus pasos. 

Mariana, abrazada a Lucas, mientras éste le acuna la cabeza con su mano y besa su cabello tiernamente. 

Ambos se sobresaltan por la repentina entrada de Michele, y se separan rápidamente. 

Rocío, quien entra corriendo tras Michele, se queda mirando a su amiga con cara apenada. 

-Michele - entre apenada y enojada por el momento en que los ha sorprendido, Mariana centra su mirada en Rocío para evadir la de Michele - Rocío te dije que necesitaba un rato a solas. 

Rocío, quien no sabe que contestar, se limita a levantar los brazos en respuesta, como diciendo "¿Y  yo que quieres que haga?

Lucas, el más beneficiado de la situación, se arma de valentía y se acerca a Michele. 

-Sr. Morrone, Lucas Rodrígez, Jefe de Finanzas - se presenta tendiéndole la mano.

Michele, absorto en la mezcla de sentimientos, con la rabia consumiéndole, el corazón que cada vez bombea a más velocidad y la incerteza de la veracidad de la situación, solo quiere salir corriendo y alejarse de esa imagen, como si haciendo eso, pudiese borrar de su memoria lo visto...

-Hasta luego, veo que necesitáis un rato más a solas - escupe casi chillando antes de dar media vuelta y salir del despacho chocando contra Rocío, mientras deja la mano de Lucas tendida en el aire. 

-A la próxima pica la puerta, te evitarás el sabor amargo - le dice Lucas en español mientras lo ve salir casi corriendo. 

-Lucas, cállate. - Mariana, quien ha perdido toda la paz interior que tenia apenas hace un minuto, reclama a su amigo la falta de empatía con un golpe seco en el pecho y sale corriendo tras Michele mientras se choca también contra Rocío que apenada por lo sucedido, solo puede echarse las manos a la cabeza. 

-No se como lo hago, pero siempre resulto ser la culpable de todo - refunfuña mientras corre a contestar el teléfono que ha empezado a sonar, dejando a Lucas sonriendo triunfante. 

Lo que el destino te deparaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora