Lo que el destino te depara

Mis prioridades han cambiado

Mariana

Durante años, he escuchado decir, tienes que buscar tu felicidad. Y no es hasta este año que me he dado cuenta que no se trata de eso. Lo que realmente debes hacer para conocer la felicidad, es crearla. 

La felicidad no se busca, se realiza mediante los actos, es decir, las actitudes que decides tomar y ejercer para que un hecho o situación nos haga feliz. 

En definitiva. 

Volar a Alemania era un plan que siempre estuvo visualizado en  mi mente. Pero nunca con tal emoción y adrenalina. 

Es cierto que me sentía nerviosa y desconcertada por todas las bombas que se me estaban juntando a punto de explotar. El tener que mediar con tantas cosas a la vez. ..

Pero me ha dado adrenalina, ganas de poder con ello. 

Por un lado Oscar y su desfachatez, por el otro Michele y como no, también su desfachatez. 

Como aquel que dice, sali de Gatemala para ir a guatepeor. 

Sin comerlo ni beberlo. Porque yo no quería esto. 

Me encuentro después de dos meses de convivencia, con un Michele que me borró de su vida, para ahora volver a prestarme atención.

Esta vez lo tengo decidido, no quiero hacerme daño y necesito centrarme en todo lo que me está dando estar en soledad. La de problemas que me evito...

Oscar, Oscar, siempre está allí y nunca consigues saber si por amor o por su propio interés. 

Tres años de vida tiene Daniela y nunca ha puesto el menor esfuerzo en ser un buen padre.
Y ahora que he decidido seguir mi vida sin él, despierta. Pero aún con sus actos egoístas. 

Aléjate de lo que te hace mal, me digo siempre. Pero en este caso es un lastre que llevare de por vida.
Ojala pudiera algún día arrepentirme de estas palabras, por los cambios que vaya mostrando él. Pero aún así, las digo sin un ápice de esperanza de que sean ciertas.

Después de todo lo que yo he echo y el cómo me he comportado con el, me da un coraje enorme que haga todo a su manera, solo con la intención de fastidiar y sin contar con la opinión de la otra persona. 

Hoy, a solo cumplir una semana en Berlín, me he despertado con la visita de Oscar en la repceción. 'Vengo a  llevarme a la niña', me dice como si nada. 

No tendría problema de hacerlo en cualquier otro momento pero ahora en plena crisis del coronavirus, hacer viajar a la niña a lo tonto pues como que tampoco lo veo... Vamos que el la retuvo por casi dos meses durante la cuarentena. Que menos que leerse el papel que ha firmado "Permiso para salir por un mes al extranjero".

Lo dicho, todos sus actos se basan en impulsos, no organiza nada ni piensa en sus consecuencias. Vive digamos, que porque el aire es gratis. 
Pero yo no soy como él. Necesito hacer las cosas de manera que mi conciencia me deje dormir por las noches.
Nunca he pretendido dejar a mi hija sin si padre en el momento que decidí separarme yo de él.
Por ese motivo nunca actuaré por rabia, sino más bien por el bien de mi hija.

-Mariana, te necesito en la recepción. Tienes allí a Clotilde ¡la mannager de Michele! - me dice Rocío saltando de los nervios y sacudiendo las manos mientras entra rápidamente en nuestro despacho. 

-¡No jodas! - digo mientras dejo en seco la taza de café y me pongo derecha. - ¿¿No estará con Michele??- abro los ojos como platillos. Solo de pensarlo, me quedo muda. 

-No lo se, sal habla con ella. 

-¿Como que no lo se Rocío, no vienes tu de allí? - mientras tiemblo por dentro, me intento centrar en como gestionar esta situación.