No pares por favor

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Mariana

Intento abrir los ojos tras apartarme el agua de la cara, mientras me acomodo encima de él y reposo mi cabeza. Me acaricia el brazo por debajo del agua hasta subir a mi hombro descubierto. 

Me dedico a contemplarle la cara, su mirada intensa penetrando en la pared con ese brillo pensativo. 

Cierro los ojos después de fotografiar su rostro en mi mente, y mientras suspiro lo más hondo que puedo me coloco sobre él flexionando mis rodillas.
Lo abrazo tan fuerte que le obligo a recolocarse y sentarse en la bañera y me envuelve en sus brazos. 

Cubre mi cabeza con su mano y huele intensamente mi cuero cabelludo mojado. 

Noto toda la fuerza que hacemos ambos para abrazarnos, como si no tuviéramos tiempo para hacerlo las suficientes veces.

Levanto mis ojos con desesperadas ansias de ver su rostro en ese momento. 

Me mira sonriendo hasta las orejas, con los ojos empañados. Verdes ardientes, junto a las lágrimas intentando desbordar las balsas de sus ojos. 

Es en ese preciso instante en el que me enamoré de Michele.
Y creo que esta es la imagen que mejor tengo fotografiada de él en mi mente.

Conmovida, tomo su cara entre mis manos, me acerco hasta milímetros de ella y le beso constantemente.
Con lágrimas, rompemos en risas que nos contagian a ambos. 

Me enamoré de él por hacer que hasta mi alma ría a carcajada viva.  

-Dime una cosa - me dice acariciando de nuevo mi hombro, mi cicatriz. Sé su siguiente frase.

-Fue un accidente. - le digo anticipándome. De nuevo estirada sobre su piel con mi cabeza apoyada en él. Y levanto mi mirada para verle directamente a los ojos. - Te lo contaré antes de que te vayas. Pero necesito tiempo para meditarlo. 

Asiente con los ojos y mientras me sonríe con ternura, me besa la mejilla.

- Estoy aquí, y lo estaré siempre que lo necesites. Yo no creo que pueda marcharme y sacarte de mi vida. No quiero que esto se acabe. Ni tampoco que te alejes de mí. - me susurra.

Mientras escucho sus palabras, me siento aliviada. Me sorprende la manera en que se abre a mi y me tranquiliza saber que no estoy sola en esto. Pero la situación se presenta de una manera tan incierta que ahora mismo lo necesario es ver todo de manera real con sus pros y sus contras. 

Y aunque aquí me encuentro, enamorada perdida, también soy consiente de que solo de amor no se vive. El primer paso es asumirlo, para poder enfrentarlo. 

- ¿Sabes que los sentimientos son mutuos verdad? Y que apesta que hacer todo eso sea tan  complicado... Yo creo que lo único que podemos hacer es disfrutar de estos días. Tienes una agenda bastante llena para lo que te espera cuando llegues a casa. Y lo sé de primera mano, estuve organizando tu calendario porque eres un desastre con los post its de tu libreta. - le digo mientras me sonrojo al ver su ceño fruncido. 

- Vamos, esperaba al menos un poco de romanticismo, algo similar a un cliché. - me dice riéndose y acariciando mi cara con sus manos mojadas mientras entrecierro los ojos. 

-Si me hubieras conocido hace unos años, te hubieras hartado de esas cosas. Pero nunca es tan fácil.  Los clichés casi nunca funcionan. No sabes la cantidad de cosas que han salido bien desde que soy más directa con las personas. 

-Aún se puede mejorar - me dice poco satisfecho con mi respuesta y le miro con un ojo entreabierto. 

Me recoloco sobre la bañera y me siento. Aunque no puedo dejar de sonreír por el significado de sus palabras, sigo manteniendo mi postura de mujer adulta que tiene su decisión tomada. 

-¿Enserio necesitas un cliché? No te tenía yo por un romántico empedernido Sr. Morrone. - le digo intentando zafarme de responder. 

Su gesto de orgullo me hace reírme una vez más. 

- Estaría encantada de que pudiéramos apañárnosla para al menos intentar hacer que esto que ha surgido entre nosotros funcionase. En otra ocasión me hubiese muerto de amor por que la persona que me gusta me dijera esto. Y si tengo que responderte sin pensar absolutamente en nada, te diré que iré a donde tu vayas solo por verte cada día a mi lado, pero ...

-Sshh - me calla rápidamente - dije un cliché, los peros nunca tienen lugar allí. 

Por una vez, dejo de pensar, y le hago caso. Vuelvo a recolocarme en una postura cómoda, estirada sobre él. 

- ¿Sabes que en los clichés, después de la parte romántica, llega la parte sensual? - su mano baja lentamente acariciando desde mi abdomen hasta llegar a la parte interna de mi vagina. 

- Eres todo un semental, mi italiano caprichoso Morrone. Tenemos 5 días para hartarnos de tener la parte sensual y sexual. 

Tras mis palabras, se sumerge en la bañera y acunandome me envuelve por la cintura y me eleva hasta sentarme en el borde de la bañera.
Abre de golpe mis piernas.

-Ni 5 mil años serían suficientes para que me harte de follar contigo. Me da igual el trato que hemos echo nena. - me dice con su mirada ardiente, haciendo que me tiemblen las piernas.
Y acto seguido estampa su cara en mi vagina.
Con las caricias de su lengua y los suaves mordiscos, se me van tensando todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo y me veo envuelta en tal placer que mi boca solo consigue emitir un - ¡no pares por favor!.

  

Lo que el destino te deparaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora