¿Te la has tirado?

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Michele

Llegamos al puente de Maremágnum con Raffaele, que había llegado esta mañana con el resto del equipo de cámaras y fotografía, era mi fotógrafo personal y aparte, mi hermano. Es mi mejor amigo. Crecer en una familia de tantas hermanas (tengo 3) hace que el lazo entre los hombres sea más fuerte aún. Daría mi vida por mi hermano, y siempre que puedo intento que me acompañe a mis viajes.

Mientras llegamos vemos que la gente me va reconociendo y de a poco van pidiendo, algunos con cierta vergüenza fotos, pero otros no se atreven ya que estoy intentando que Rafa me haga una sesión rápida de con las vistas que tengo aquí.
Esta ciudad me esta encantando, y todo es increíble, la gente es súper amable y agradable y el lugar es inmejorable.

Pasamos el puente y llegamos a la exposición de los Ferrari, ¡madre mía! Es increíble, nunca había conducido uno en Italia y ahora iba a hacerlo en Barcelona. Cuando mi representante me llamó para comentarme de esta oportunidad, no podía negarme.

Es cierto que vine para la filmación de la película, pero la verdad es que con toda la situación sanitaria había algunos temas sueltos que aun no nos permitían empezar las grabaciones, así que me venia genial algún trabajo extra de fotografía y modelaje antes de que se estrenase por Netflix la película que grabé el año pasado y que tanto éxito había tenido en Polonia. Netflix era el salto mundial y por las críticas recibidas, iba a ser un exitazo. Estaba ansioso de que todo el mundo la viera.

¿Quién me diría que en menos de un año mi vida daría este giro tan inesperado? Tantos proyectos y todos salían tan bien que parecía que es mi destino este camino. Estoy agradecido a la vida, y a mi ángel, papa, estés donde estés, mírame, ve en lo que me he convertido, te dedico todos mis logros y te agradezco el amor y la humildad con la que me has criado.

Empezamos a hacer las fotos y de a poco llegan más fans y más paparazzi, ahora si que he perdido el anonimato, que bonito que te quieran y te admiren por el trabajo que realizas, pero que paz sentí esta mañana al salir a correr sin ser reconocido, ni visto ni increpado por nadie, y con la compañía de Mariana que se me hacia como una hermana más, fue tan fácil estar a gusto con ella... Empezaba a adorar la naturalidad de esa chica, me hacía sentir como en mi casa, y le agradecía que no me forzara a habar de las cosas, que todo fluyera entre los dos y no tuviera que forzarme a hacerla comprender algunos estados de ánimo o reacciones mías. Soy un hombre que escucha mucho, y en ciertos momentos también agradezco que me escuchen, pero por ahora no tengo mucha confianza, debería frenar un poco con ella ya que si la veo un día más creo que conseguirá sacarme todos los detalles de mi vida y no me interesa por ahora tener una relación tan cercana con personas que no conozco del todo.

El sol ya se va poniendo y el atardecer es precioso, me recuerda de nuevo la vista de esta mañana, junto a Mariana, no puedo dejar de asociar todo a ella.

Aprovechamos para tomar unas últimas fotos con Rafa ya que,  el equipo técnico ha recogido y los Ferraris están guardados. ¡Que pedazo de experiencia! Algún día no muy lejano tendré uno a mi disposición, lo tengo claro.

Estoy concentrado en las poses para las fotos con este bonito atardecer cuando mi vista se para en el lado de las terrazas donde muchas familias y parejas están comiendo y bebiendo. No se porque me llama la atención una pequeña saltando de alegría y tapándose la boca de asombro y felicidad. Que carita más linda, parece un angelito. Levanto la vista para ver a que se debe su alegría; están su mama y papa dándose un beso muy lindo y bastante apasionado, que bonito ver esa mirada de tus hijos. Que melancolía, me hubiera encantado poder luchar por que mi familia no se rompiera, pero Rouba llegó a unos estados que estaban fuera de mi alcance, de repente se cansó, no quiso luchar más... ¿qué iba a hacer yo? ¿Forzarla a seguir con algo que ella no quería? Ojalá hubiéramos podido ser nosotros los que pudiéramos dar esta imagen que tanta felicidad causaría a mis hijos. Ojalá no me hubiera dejado solo, sin ella, y, sobre todo, sin ellos.

Lo que el destino te deparaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora