Mi golpe de suerte

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Michele

¿Sabéis esa frase que dicen, de que alguien ha tenido un golpe de suerte? Yo creo que he tenido muchos en mi vida. Uno de ellos fue alojarme en el Royal Hotel y conocer a Mariana.
A veces la vida nos deleita con segundos de suerte que debemos aprovechar porque viene, y de repente se va.
Tras conocerla, he tenido varias situaciones que afrontar y si os soy sincero, han podido solventarse gracias a que ella ha estado a mi lado.
Después de estos desconcertantes 7 días, por fin he decidido ponerme a componer. Suerte que me traje mi guitarra en lugar de pedir que me la enviaran… Llevo ya casi 2 horas aquí y no he escuchado a Mariana  ni siquiera para salir al baño, a fumar o beber agua. No quiero molestarla, lleva unos días de trabajo agobiantes. Digamos que actualmente su portátil es su mejor amigo, si no contamos conmigo claro jaja. Entre las horas que se dedica a escribir a clientes, montones de archivos que se pasa el día haciendo con el Excel, de porcentajes de perdidas de dinero y empresas colaboradoras que piden devoluciones de millones de euros. El teléfono no para de sonar, normalmente son llamadas de sus clientes y frecuentemente de sus compañeros de trabajo, para actualizar la información que tiene cada uno de cada reserva. Pero la única llamada que veo que disfruta la realiza una vez diariamente, a veces más de una si se lo permite la faena. La llamada en la que le brillan los ojos de felicidad y que se llenan de lágrimas de tristeza al colgar todas y cada una de ellas. Las llamadas con el angelito de Daniela. Aún recuerdo cuando la vi colgar la primera llamada, la recuerdo perfectamente porque justo iba entrando por la puerta del Royal Hotel el día que mi hermano voló a Italia, y la imagen que vi de Mariana me partió el corazón.
" Oscar eres un imbécil, no no no, la imbécil soy yo por haberme comportado tan bien siempre contigo. No te lo mereces maldito cabrón. ¿como narices se te ocurre llevártela a Mallorca con todo lo que está pasando ahora mismo? Y encima sin consultármelo.
¡Soy su madre hijo de puta!
Te voy a denunciar, te voy a denunciar y vas a tener que traérmela nadando si hace falta.
Ah claro, estamos en estado de alarma, mi denuncia no llegará a ninguna parte. Si es que solo a un descerebrado como tu se le ocurriría acordarse del estado de alarma ahora. ¿Y no lo pensaste antes de tomar un ferri y secuestrar a mi hija?
En serio no pensaste en que quizás tras el estado de alarma no os dejen volver?"  – muchas de las cosas no conseguía comprenderlas, pero ver esa imagen de Mariana completamente ida, de locura total me partió el alma. Tras ver que colgaba el teléfono me acerqué y su reacción al verme solo me hizo sentirme peor. -Michele, ¿que haces aquí? – me dice con la cara descolocada por la sorpresa – ¿donde está Raffaele? – me seguía preguntando totalmente alterada. Su preocupación, aún estando en la situación que se encontraba ella, me hizo sentirme mal porque sé que si Oscar se había llevado a la niña lejos, había sido por la discusión que mantuvieron al verme a mi y a mi hermano en su casa… Menudo cabronazo. La rabia me comía por dentro y ni siquiera era capaz de contestar sus preguntas.
Al ver que yo no reaccionaba a sus preguntas no puede aguantar más y se derrumba en cuerpo y alma, literalmente. – ¡¡Se la ha llevado Michele!! – me grita poniéndose las manos en la cabeza y tirándose a mis brazos. – Este maldito cabrón se la ha llevado a Mallorca porque dice que no quiere que mi hija conviva con desconocidos. Y ahora no pueden volver, está allí atrapada y lejos de mi. – esta última frase la dice con mucho esfuerzo, por el tirito que le entra en la voz debido a los sollozos, que se han descontrolado de golpe tras envolver su cuerpo en mis brazos.
Sus compañeros son testigos de todo y mientras unos van a por una tila para calmarla, los otros están expectantes a nuestro acercamiento.
-Escúchame, todo saldrá bien, tienes que calmarte, ven siéntate por favor. – le digo mientras la acompaño a la parte trasera de la recepción, dirigido por un chico que más tarde me enteré, era el jefe de la recepción.

El ruido de la puerta de la nevera abriéndose me hace volver de mis recuerdos. Me giro y allí la veo, llenando su copa de vino. Me mira y me sonríe, es un ángel, de allí que Daniela sea idéntica a ella. Sonríe, pero tiene la mirada perdida, ese brillo que suele tener mientras sonríe no está, al igual que estos últimos días que hemos convivido.
¿Os preguntáis como he terminado al final en su casa?
La suerte de la que os hablaba, pensaba yo que no me acompañaba el día que no pude volar. Al parecer si no tienes documentación válida, por ley, tampoco se permite alojar a los clientes en los Hoteles, no es legal. Y aunque se hubiese podido hacer, el hotel iba a cerrar en dos días, así que me encontraba solo y sin hogar en Barcelona. La embajada tardaría por lo menos dos semanas en poder tener listos mis documentos para volver, eso con suerte, y esperemos que para entonces aún estén disponibles vuelos para llegar hasta Roma…
Como ya os decía, Mariana es un ángel, y esa suerte que yo pensaba que no me acompañaba, en realidad solamente se estaba haciendo de rogar.
Tras verme sin lugar alguno donde dormir, Mariana me ofreció que me quede en su casa.
No os voy a mentir, se que no tenia otra alternativa, y aunque no sabia mal poder molestarla, me moría de ganas de estar a su lado después de verla así de mal tras la noticia de que Daniela no iba a poder volver por ahora.
Cuando me lo ofreció, ni siquiera pensé en negarme, más bien, cuando me lo rogó, porque fue un ruego ese “por favor te lo pido, quédate en mi casa, al menos hasta que podamos aclarar un poco las cosas con la embajada”.
Desde entonces hemos estado conviviendo, y aunque, ella se pasa muchas horas del día tele trabajando y yo intento hacer lo mismo, estar solo y exclusivamente con ella 24 h me ha permitido asegurarme de que mi suerte estuvo de mi lado en todas y cada una de las situaciones que han acontecido estos últimos 7 días.

No puedo negar que Mariana me atrae muchísimo, pero me alegro de que ese beso no hubiese acabado en sexo. Creo que sería más complicado en esa situación haber podido tener la relación que mantenemos ahora. Ella es mi confidente, mi gran apoyo en toda la locura que estamos viviendo. Sobretodo es mi amiga, mi niña, ni  tierno ángel.
-Hola preciosa, te hacía dormida ya, levas 2 o 3 horas por lo menos metida allí en silencio. ¿Qué tal si me sirves otra copa a mi y ahogamos las penas juntos? – le digo mientras voy apagando mi cigarrillo.
- Si, estaba por terminar unos correos más pero no tengo la cabeza muy en su sitio. Ya lo terminaré mañana. Necesitaba otra copa de vino. – me dice dejando su copa en la mesa del patio y dándome otra a mi.
– Veo que por fin te ha venido la musa ¿has podido componer algo nuevo? – me dice señalando con la cabeza mi guitarra, de pie al lado de la mesa.
-La verdad es que tengo algo en mente pero no he podido sacar nada en claro. Yo también lo voy a dejar por hoy. Mañana seguiré. – le digo colocando la guitarra a un lado. – Tengo una novedad muy jugosa, a ver si te anima un poco.
-¿Ah si? Pues a ver, suéltalo ya, estoy ansiosa por animarme un poco almenos y bastante si se puede. – la escucho y se me escapa una carcajada porque le encuentro un poco el doble sentido.
– ¡!Queee!! ¿por qué esa risa? Ahora me estoy perdiendo. - me dice haciendose un poco la tonta. Estas bromas y tonteos con ella son como una bocanada de aire fresco.

-Acabo de colgar el teléfono de una llamada con Blanka, mira lo que me ha enviado – le digo y le muestro un correo en mi teléfono.
-Noooooo. ¡!No puede ser!! Dime que no es lo que pienso que es – me dice con los ojos abiertos como plaillos y las manos tapándose la boca.
-Si si, es exactamente lo que crees. Amiga mía, vas a tener el placer de contemplar en inédito y antes que el resto del mundo (excepto los Polacos, claro) el futuro éxito de Netflix, casi 3 meses antes de su estreno. No te podrás quejar eh, tienes un amigo con muchos contactos guapa. Luego me llamarás famosillo de cuarta, que no me conocen ni en mi casa… sisi, pues esto no lo consigue cualquier eh listilla. – le digo con cierto orgullo mezclado con mi exagerado humor.
-Oh señor Michelle Morrone, por fin podremos comprobar si se me van a caer las bragas al conocer a Massimo Torriccelli. – me dice con un tono dramático y burlón.

Definitivamente la adoro, simplemente adoro su forma de ser, su humor hasta en los momentos más complicados.
Lo dirá de broma, pero a ver si me lo vuelve a repetir en ese tono cuando termine de ver la película…

Se avecina noche interesante.

Lo que el destino te deparaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora