Mariana
Entro al baño y retiro mis manos que hacían de agarre en la sábana que envolvía mi cuerpo.
Al verme desnuda, una sensación de culpa me corre por las venas.
Grito con fiereza y le propino un puñetazo el espejo, queriendo que la imagen que tengo delante se desvanezca y me quite ese ardor que siento en el pecho ahora mismo.
¿Que es lo que he echo? ¿Como he podido fastidiar todo esto con solo unos instantes de placer?
Me miro de nuevo y no puedo evitar desvanecerme y caer en el suelo.
Ya no controlo mi cuerpo, ni mis emociones porque me veo inmersa en un mar de lágrimas que caen acariciando mis mejillas.
Me envuelvo en mi cuerpo y me odio por pensar en lo mucho que he disfrutado.
Yo le quiero en mi vida, le quiero en mis alegrías, en mis aventuras, en mi día a día, le quiero aunque sea en la distancia.
Pero no le quiero recordar como un cohete fugaz que aterrizó en mi casa para llenarme y luego irse, dejándome vacía, de nuevo.
"Mariana, por favor, solo déjame verte, por favor" - le escucho decir tras la puerta y aunque no quiero enfrentarle, por que no sé que decirle, me envalentono y me pongo el camisón que reposa en el perchero y abro la puerta.
No es justa mi reacción, no es justo darle el dulce para amargarlo en el mismo instante.
- Perdóname - le digo - esto ha sido un error Michele - y no puedo evitar colgarme de sus brazos. Envuelvo su cuerpo en el mío y le aprieto muy fuerte. Me gustaría ahora mismo desaparecer junto a él, que todo se quedase en este instante, que nada cambiase - perdóname por favor- le digo de nuevo con las lágrimas brotando como tulipanes.
- No me pidas perdón te lo ruego. Perdóname tú, si algo he echo que no debía. Si te he hecho daño o si te he herido. Discúlpame si algo no te ha gustado.
- ¡Ay mi vida! tu has sido esa bocanada de aire que necesitaba en este momento que me sentía ahogada - le digo desenvolviéndome de sus brazos y tomándole la cara entre mis manos - lo que me quema es saber que esto es algo efímero, más fugaz que la luz - me arden las entrañas solo de pensar que este dulce que tengo entre mis manos se va a deshacer como el azúcar en el café caliente.- No puedo soportarlo Michele. Yo era feliz teniéndote de amigo, de hermano, teniéndote en mi vida. Eres un regalo puesto en mi camino en el momento más desafiante de mi vida. No me has echo daño Michele, no me has herido. - le digo sonriendo y sorbiendome los mocos mientras me limpio las lágrimas de las mejillas - me has echo sentirme la mujer mas deseada y plena en este mundo. Pero no quiero perderte por esto que ha sucedido Michele, y eso me asusta tanto... Yo no quiero atarme a nada mas que a mi hija ahora mismo. Hace mucho que me exigí a mi misma tener prioridades que garanticen nuestra seguridad y la sensación que tengo ahora mismo es que el día que te alejes de mi será como si me arrancasen una parte de mi corazón ¡y no quiero eso! no quiero que mi corazón te pertenezca ni a ti ni a NADIE, nadie mas que no sea a mí misma. No estoy lista para eso, aún no, necesito mis momentos, solo mios y de nadie más. Pensarás que soy una bipolar - le digo tras empezar a reírme a carcajadas, descontrolada por la mezcla de sentimientos surgidos - pero no puedo guardarme dentro del pecho esto que siento y convivir contigo al mismo tiempo. Necesito serme sincera y serte clara.
Noto como me mira con ternura pero a la vez con miedo. - Dime algo por favor, llámame bipolar si quieres, o loca, pero no te quedes callado.
- No digas eso, ven - me dice llevándome al patio y sentándome en el sofá. Me trae un vaso de agua y me acerca un cigarrillo. Y tras encenderse uno él, se sienta a mi lado.
- No eres una bipolar Mariana, eres valiente. - me dice acariciándome la cara - Porque aunque el miedo a lo desconocido, a lo que pasará, nos paraliza, la valentía nos pone en marcha, nos permite superar obstáculos, buscar soluciones. Te agradezco que me digas lo que sientes, que me ayudes a entenderte. Me cuesta ser directo cuando de sentimientos se trata, pero contigo me siento egoísta si no lo hago. Hasta ahora en todo me has sido directa y sincera y no sabes cuanto me ha encantado eso. Lo mucho que me ha mostrado sobre la clase de persona que eres. Solo te pido que por favor no pienses tanto, no te culpes, no intentes controlar esto, solo déjate llevar y déjame cuidarte. Mariana no te voy a prometer nada, porque para mi las promesas vacías sin actos son lo mismo que las mentiras, pero solo puedo decirte que me enterneces el alma. Contigo al lado me siento con los pies en la tierra. Estoy en un momento increíble en mi vida, me están pasando tantas cosas que a veces siento que floto y que nada es real, que estoy soñando. Pero estas semanas desde que te conozco, he aprendido a vivir este momento disfrutándolo, sin pensar en lo que pasará. Y eso ha sido gracias a como te has comportado conmigo y lo que me ha aportado tu compañía.
Le escucho atentamente cada palabra mientras me acurruco sobre mi cuerpo agarrandome las rodillas. Dejo mi cabeza reposar de lado en el soporte del asiento y cierro los ojos para evitar dar via libre a las lágrimas que aprietan la ranura de mis ojos. -¿Sabes? Te deseo desde el primer día que mis ojos se cruzaron con los tuyos - se acerca y me lame lentamente con la lengua los labios, para pasar a darme un beso tierno en el cuello - al tener los ojos cerrados, la emoción de su acto hace que mis otros sentidos se intensifiquen. Su olor me vuelve a transportar al sofá de mi salón apenas hace un rato, el tacto de su lengua con mis labios me recuerda a la sensación de cuando me recorria hasta el más oculto de mis músculos. Un sollozo de placer sale de mi boca sin poder controlarlo. -Perdóname, pero me siento adicto a ti ahora que sé lo que es rozar cada parte de tu cuerpo- me susurra al oído, con su cabeza envuelta en mi cuello y me estremezco al escuchar su voz tan cerca de mi.
De nuevo tengo la piel de gallina y no puedo evitar envolver también mi mano alrededor de su cuello , abro los ojos y tengo su mirada clavada en mí, me intimida tenerlo tan de cerca porque todo lo acontecido vuelve a mi cabeza una y otra vez y no soy capaz de centrarme ni siquiera en sus palabras.
-Pero ya antes de eso me sentía adicto a tu compañía Mariana. Por eso quise ir a correr contigo el día que te conocí, por eso te solté ese comentario tan desafortunado tras verte besarte con Oscar, y aún ni siquiera te conocía lo suficiente, pero es como si al ver tu mirada esa primera noche que nos conocimos, algo me hechizara y me atase a ti. Me sentí traicionado el verte besándote con él. Como si me pertenecieras a mí. Desde entonces te pienso y te extraño cuando no estás. - abrumada por sus declaraciones me quedo callada sin separar mis ojos de él. Me mira intensamente, como analizando las palabras que quiere formular, se desenvuelve de mis brazos y se sienta de nuevo erguido.
- ¿Crees en el destino Mariana? Porqué yo creo que las cosas están echas para cada uno. Cuando todo esta en la misma linea, en el momento justo, el lugar indicado, y vemos pasar el tren, debemos montarnos. Con esto no quiero obligarte a nada, solo pretendo expresar mi comportamiento y mis sentimientos. Sé que temes por tu hija, que te preocupa tu estabilidad porque al fin y al cabo es lo que garantiza su seguridad. Pero dime una cosa, ¿cuando fue la última vez que te arriesgaste por seguir el camino que te indica tu corazón?
- Muchas preguntas Miki, de las cuales no tengo respuesta ahora mismo. Me siento débil cuando estoy contigo, lo único que puedo decirte es que aunque me he sentido más completa de lo que había estado nunca en mi vida y que lo he disfrutado más que una niña pequeña con una casa entera llena de chucherías... deberíamos intentar mantener nuestra amistad sobre todas las cosas. - ¡Oye a ver, que tampoco te he pedido que te cases conmigo! - me dice con una voz entre seria y bromista - Ya pasé por eso una vez y no sé si alguna vez vuelva a decidirme a hacerlo.
- Jolines ya lo sé, no seas así. - le digo de golpe abriendo mucho mis ojos y le agarro de las manos. - Solo entiéndeme por favor, no quiero ser adicta a ti. Te deseo y lo sabes, lo has podido comprobar y me ha encantado Michele, todo tu me encantas. Tanto que me da vertigo cada vez que estas tan cerca de mi. - me mira con una cara que según descifro, como quitandole seguridad a lo que me acaba de decir, como si estuviese exagerando. Me siento erguida de nuevo al ver su reacción y le suelto - De verdad te digo que NADIE me había follado como tu, ¡oh señor!, doy fe de eso- su cara es todo un poema cuando le suelto esta frase y aparte de ruborizarse, se rompe en una carcajada nerviosa y me empieza a mordisquear el cuello y mientras tanto yo sigo hablándole- Pero como te decía, no quiero engancharme tanto de ti Miki. Tu te acabaras yendo, seguirás con tu vida y yo con la mía y con esto no digo que no podamos mantener el contacto, pero cuanto más adicta sea a ti, más complicado me será asumir que todo fue un sueño. Mientras que si nos controlamos e intentamos mantener esta amistad que ha surgido entre nosotros … - no puedo continuar mis frases porque noto como sus labios van rozando mi cuello y sus manos se adentran en mi espalda, acariciándome de abajo a arriba y llegan hasta mi cabeza, que empieza a masajear enredando sus dedos entre mi pelo. - Aha, te escucho. - musita de manera tan sensual que me obliga a cerrar los ojos y disfrutar del momento.Incapaz de acabar la frase, noto como todo mi cuerpo esta tan tenso que le suelto lo primero que mi mente desea ahora mismo.
- ¿Me darías un masaje?

ESTÁS LEYENDO
Lo que el destino te depara
Fiksi PenggemarA veces, intentamos frenar al corazón pensando que se debe anteponer a la razón, pero si tu destino esta escrito, por más que lo intentes, acabarás en el lugar que tu camino te ha marcado. ♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡ En el camino de Mariana, recepcionista de...