Capítulo 3

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NARRA YOONGI

Después del pequeño incidente con el chico caramelo, relaje mis hombros y alejando todo sentimiento indeseable que hizo erizar mi piel, me encamine hacia el coche que había dejado estacionado a unas cuadras de distancia, la nostalgia inundo mi pecho, había una razón por la cual había entrado a aquella cafetería.

Los recuerdos invadían mi mente, mi madre sonriendo mientras me contaba sus experiencias y aventuras vividas en su juventud, a lo que yo respondía con una sonora carcajada tomando mi macchiato, nunca en mi vida había reído de tal forma como lo hacía.

Pero un día se esfumo.

Mi corazón ya no sentía alegría, ni saltaba de la emoción; si tan solo no fuera por Hoseok mi vida hubiera ha sido una basura, me hubiera dejado hundir en el dolor y sufrimiento, tomando el camino más fácil.

Mi pequeño Hoseok, la luz de mi vida, mi esperanza, la razón por la que este estúpido ser sigue con vida.

Frente a él trataba de mantenerme fuerte, no obstante el peso que cargaba hacía que la palabra fuerte desapareciera de mi vocabulario.

Mi trabajo ocupaba gran parte de mi tiempo, pero no lo hacía por necesidad, si no por distracción. Mis padres se habían encargado de darnos todos los lujos y cumplir nuestras necesidades. Algo totalmente absurdo. Llegar a tu hogar, una casa grande, con jardines bien cuidados, fachada excelente y brillante, algo amena por fuera, muy irónico, dentro solo podías oler a soledad. Todo se siente jodidamente vacío.

Entre por el salón principal con mi ropa aun húmeda, a lo lejos pude escuchar unos pequeños pasos acercándose, alzando mi mirada me encontré con unos ojitos brillantes mirándome con alegría, instintivamente sonreí.

—¡Yoongi hyung! — no tarde en abrir mis brazos para atrapar al pequeño. —¿Por qué tardaste tanto? —dijo haciendo un puchero, recordándome al chico caramelo de antes, no pude evitar encontrarles un cierto parecido, la mirada inocente que tenían sus pequeños ojos y la dulzura que de ellos emanaban.

Bello, bello chico caramelo.

Baje a Hoseok de mis brazos para intentar darle una explicación a aquellos ojitos juzgadores que me miraban con un brillo peculiar.

— Lo siento pequeño ,tuve un pequeño inconveniente en trabajo—intente excusarme

—No mientas, te conozco — señalo con su dedito. — Además no me digas pequeño, yo ya estoy grande —dijo mientras posaba sus dos brazos en cada lado de su cintura tomando una posición de superhéroe haciéndolo ver tierno.

Me agache para quedar a su altura y tomar su pequeña nariz haciéndola sacudir delicadamente. — Oh pero si tú sigues siendo mi bebe— sonrió y no pude evitar devolverle la sonrisa. No tenía que preocuparme de su cuidado ya que nana se encargaba de cuidar muy bien de él.

—Hyung ¿Quieres ver lo que hice? — salto entusiasmado contagiándome al instante. Asentí rápidamente, mientras él me tomaba de la mano y me dirigía a su habitación.

Hoseok físicamente era muy parecido a mi madre, más de lo que yo era, pero aun así el poseía esos hermosos ojos cafés y cabellera castaña de mi padre, lo que hacía único a Hoseok era su hermosa sonrisa, esa que me había encargado de mantener a pesar de todo, lo que más temía en este mundo era que él pasara lo mismo que yo, pero no, no lo iba a permitir.

Llegamos a su habitación perfectamente iluminada y colorida. Muy diferente a la mía.

Corrió hasta su mesa y de ahí tomo una bonita pulsera de cuentas.

Todo lo que he dibujado [#1] YM°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora