𝗛𝗔𝗥𝗗 ♡ 𝗠𝗶𝗻𝘀𝘂𝗻𝗴

28

Han Jisung.

Durante esta semana hemos pasado más tiempo juntos y no me refiero a salir todo el día ni nada por estilo, la mayoría del tiempo estuvimos juntos en su departamento viendo películas, jugando play station, cabe recalcar que me han enseñado algunas coreografías, teniendo un novio que baile tan bien pues...

—Hannie.

Le respondí con un mhm. Mi atención estaba en la película pero si se trataba de Minho todo desaparecía a mi alrededor.

—¿Quieres salir hoy?

Estaba acostado en el sofá así que me senté derecho, quedando frente a el.
—¿A donde iríamos?

—¿Sabes que es canopy? —asentí Vayamos.

Lo pensé por unos segundos, obviamente dije que sí, nunca había hecho nada de eso y no pensé que Minho lo quisiera hacer ya que el le tiene miedo a las alturas.
Ahora estavamos haciendo la fila para poder subir.

—¿No le temías a las alturas? —enarqué una ceja mirándolo.

—Nah, ya se me quitó.

Ya veremos.

Pronto estabamos arriba, ya casi debíamos tirarnos. Sentí su mano en mi muñeca así que me gire y lo mire, estaba con la vista hacia abajo y temblaba un poco.
Me acerqué más a él y lo abracé por un rato hasta que llamaron para decirnos que era nuestro turno, cogí sus mejillas y deje un pequeño beso en sus labios.

—No pasará nada.

Nos sentaron en esa especie de silla suspendida por un grueso y largo cable, nos pusieron lo necesario para que no sucediera nada ya que si caíamos acabariamos en el lago debajo de todo esto.

Contaron hasta tres y nos lanzaron. Pronto una gran brisa golpeo mi rostro, mire a mi izquierda, Minho me miraba sonriente. Hice lo mismo que él.

—¡Minho! —grité su nombre esperando que me escuchara.

—¿¡Qué!?

—¡Te amo!

¿Por qué grite eso?

Ahora Lee Know estaba levemente sonrojado, eso no es algo que se pueda ver todos los días.
No tardamos mucho en llegar hacia el otro extremo donde nos desataron y dejaron libres.

Tal parece que estabamos encerrados.

Sentí que alguien me abrazo pir detras y puso su mentón en mi hombro. Era obvio que se trataba de mi queridisimo Lee Minho.

—Yo también.

¿Ah?

Al no escuchar ninguna palabra de mi parte comprendió que no había entendido nada.
—Yo también te amo.

Ah ya.

Espera ... ¿Qué...?

Y yo seguía sin decir nada, creo que se cansó de esperar ya que me besó en la mejilla y entrelazo nuestras manos. Comenzamos a caminar por todo el lugar, -era algo asi parecido a un Zoológico- las personas nos miraban un poco extrañadas por estar así.

¿A quién le importa?

Gente envidiosa que no tienen un novio tan hermoso y tierno como el mío.

—¿Comemos algo?

—Sí.

(...)

A eso de las nueve de la noche llegamos a casa, a su casa. Al vernos, Dori fue hacia nosotros, más especificamente a la pequeña bolsa que Minho traía en sus manos, habíamos comprado algo de comida para la pequeña gata.