1:34 Piloto

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Zoey

La frialdad de Alaska nos acompaña otra vez, en los pasillos se impregna, nacimos para que también se nos incrustara en los huesos.

—¿Disculpa podrías quitarte? me estorbas —digo claramente empujándola.

Burlarme de los demás o mejor especifico, de ella que no pasaba de los 1.55 se volvió mi venganza de alguna forma.
Las demás chicas a mi alrededor rieron ante mi declaración mientras yo le inspeccionaba de abajo para arriba, mientras seguíamos caminando pero ella se detuvo después del empujón.

—¿Sabes?... Me vale una mierda lo que tu desees —alza la voz de tal forma que nos detuvimos a mirarla, así como todos.

La chica que siempre caminaba cabizbaja ahora levantó la mirada con molestia para comenzar a avanzar en mi dirección con determinación en su andar. Jamás la había visto así, es decir, siempre encorvada y con su aspecto de poca autoestima hasta hace unos días.

((Días atrás))

—¡Ey chicas espérenme! —dije tratando de seguirles el paso.

Todo iba bien hasta que cierto olor que conozco desde hace tiempo me hizo distraerme y que mis amigas se adelantarán. Yo miraba de reojo algo que llamó mi atención en la barber shop y me la tope ahí, viendo como le rapaban todo el cabello. 

Nunca se lo dije pero me encanta su cabello castaño.

((Ahora))


—¡Ehm! —dije con incomodidad al notar que no flaqueaba en su paso hacia mi.

Se estaba acercando demasiado y por más daba pasos hacia atrás logró acorralarme. La más pequeña de mi curso logró intimidarme. Mi respiración estaba al borde del colapso, su olor logró hacer que mis piernas fallarán. Afortunadamente Nathan mi mejor amigo llegó y la empujó para que se alejara.

—¡Ey ¿Qué te pasa rarita? Ella no es como tu así que vete! —le grito.

Ella iba a lanzársele a golpes pero sus amigos los chicos y chicas con los que normalmente estaba o bueno como Sam los llamaba, los raritos, le detuvieron.

—Alex es mejor que nos vayamos —le dijo una chica pelinegra, Sofia.

Entre otros la tomaron de los brazos y le dijo algo más al oído.

...

Este último día de segundo año de secundaria fue muy caótico.

—¡Uff esa rarita casi te mata!

Me recosté en la cama a esperar las críticas de mi amiga hacia Alexandra, si así se llamaba,  Alexandra Robbins. 

Suspiré.

—Sino fuera por Nathan ya estarías más que muerta jajaja —añadió burlonamente.

—Solo estás exagerando, ella se estaba defendiendo porque siempre la trató mal —explique con un poco de cansancio.

En momentos como este la comprendía pero mi enojo me hace sentirme peor porque no debería hacerlo, como odio que ella me haga sentir así siempre.

—Bueno si un poco —respondió para ir al espejo mientras se arreglaba el labial después de haberse "besuqueado" con su novio que por supuesto no existe pero quería ser cool según ella. —Deberías de darle el Si a Nathan son el uno para el otro —me miró y sonrió—. ¡Serían la pareja perfecta! —salto a la cama.— Piénsalo.

Las vacaciones por fin llegaron, salidas con mis amigos al centro comercial, esquiar o cualquier cosa que un adolescente en Alaska puede hacer las hice. Asistí a la fiesta de graduación de  secundaria de la hermana mayor de Sam en la que claramente habían adultos pero aún así la fiesta se puso intensa, demasiado molesto de hecho.
Algo que llamó mi atención fue ver a todo el grupo de Alexandra y no verla por ningún lugar, fue extraño pero lo fue más el que lo haya notado. 

Mi MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora