Alena siempre había seguido las reglas, sabia cual era su lugar fuera donde fuera. Y en su primer año de Universidad sabia muy bien que las cosas seguirían igual. ¿Pero que sucede cuando comienza a gustarle los métodos únicos de estudios que su cuñado tiene con ella? ¿Qué sucede cuando pasar tiempo con él le gusta mas de lo que debería? ¿Sera capaz de mantener su lugar o será arriesgara a cruzar esa linea tan marcada y romper una de las reglas mas sagradas? Lo mire por séptima vez en la noche y aquellos ojos azules se estaban volviendo mi adicción. Sabia que esto estaba mal, que estaba cometiendo el mayor pecado que alguien podía cometer, pero su sonrisa, sus caricias, su ternura y todo el me cautivo, me estaba ganando un pasaje directo al infierno y si fuera religiosa me estaría dando azotes en estos momentos por tremendo pecado...pero como no lo soy estoy dispuesta a aceptar aquel boleto de viaje con el diablo con tal de seguir a su lado. Es mi pecado...mi perdición. -Ese es mi pecado...¿Cuál es el tuyo? Sus ojos se posaron en mi y me sonrió curioso mientras yo abría mis ojos a tope, no podía creer que lo había dicho en voz alta. -¿Mi pecado?...- sonrió mientras miraba el techo para luego posar su dulce mirada en mi y acariciar mi mejilla- Eres tu.