Ella no sabía nada sobre él, solo que cada día que ella decidía faltar a su sesión de grupo de apoyo, él estaría esperándola en la azotea. ¿Razón? No lo sabía. Sin duda alguna era un misterio, pero aún así ese misterio inquietaba su pequeña e inestable cabeza a sumergirse en su mundo, cuyo al parecer no era tan diferente al suyo. Ambos estaban rotos de diferentes maneras pero unidos por una misma razón. Haciendo que la oscuridad solo se tornará gris hasta volverse blanco, y por fin logrará convertirse en luz.