CAPÍTULO 38

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Vancouver - Canadá.

Vancouver - Canadá

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—¡IDIOTA!.—Jacob barrió con todo en el escritorio. Era como un dragón sediento de sangre y su furia la desató derrumbando toda la habitación.-

¿Porqué estaba enojado?. ¿Era porque escuchó de la grabación que Emily le gustó a Tomás? ¿Que él era lo más importante en su vida?. Era eso o que ¡Mónica está jugando con la salud de su hijo!. En realidad no lo sabía y solo después de ventilar su furia se sentó perezosamente en el sofá con su cabeza recostada. Cansado y pensativo.

—¿Padrino que haremos?...—Preguntó cauteloso.

—Hay que averiguar cual de las dos perras de Mónica asesinó a Tomás...—Murmura viendo al techo.

—Entendido...—Salió así sin más.

Como las cosas no salieron como él esperaba el tomó la iniciativa. Emily no vendrá sola. Se levantó como un cazador y puso su abrigo.

Estación de policía.

—Señorita Emily Garnier. Ya puede salir. Alguien pagó tu fianza...—Abre la reja y ella quedó perpleja.

—¿De verdad?...—Murmuré incrédula.

—Señorita Garnier.... Soy el abogado Santiago Bhutto...—Un hombre alto, apuesto y elegante se presentó ante ella quedando atónita.—Estaré a cargo de su caso...—Asiente cortésmente.

—Señor Bhutto...—Mis ojos se abren. ¿Qué está pasando?.

—No te preocupes... La policía aún no determina bien las cosas. Además tenemos una buena evidencia para resolver las cosas efectivamente y ganar éste caso...—Guiñó un ojito.

Como ya era tarde la noche el abogado sale con ella de la estación y la observa atentamente. Él dedujo que ella es una mujer interesante y que en su mente tiene un lío.

—Es tarde. Déjame llevarte a tu casa...—Sugirió amablemente.

—No hay necesidad...—Negó rápidamente.

Una lujosa camioneta rústica se paró al frente de ambos con un chirrido de llantas. Se baja lentamente la ventanilla y Emily lo divisa. ¡Era Jacob!. Él la miró fríamente y sin ningúna expresión.

—Sube a la camioneta.—Ordenó fríamente.

—Señor Sorrentino...—Saluda el abogado amablemente.—Señorita Emily... Suba por favor...—Abre la puerta pero Emily seguía estática. La tomó del brazo y la metió a trompicones.

Una vez adentro la atmósfera se volvió congelada. La cara arrogante y prepotente de Jacob estaba al volante mientras avanzaban a alta velocidad.

—Lo siento... Te hice daño. No mataste a Tomás...—Después de un largo rato Emily habló.—Gracias...—Murmuro nerviosa.

Peligrosamente Juntos... "Diamond Heart" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora