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Desperté algo desorientada, pero al recuperar un poco la consciencia me di cuenta que seguía en el mismo lugar que ayer, tenía hambre y mi estomago rugía, levante mi mirada, había un olor horrible a animal muerto, vi a Brulsky con un cuerpo entre ...

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Desperté algo desorientada, pero al recuperar un poco la consciencia me di cuenta que seguía en el mismo lugar que ayer, tenía hambre y mi estomago rugía, levante mi mirada, había un olor horrible a animal muerto, vi a Brulsky con un cuerpo entre sus patas, parecía ser una rata o un zorro, el olor era horrible, pero la criatura seguía comiendo la carne del pequeño animal sin vida.

—¿Quien te alimenta?—pregunté como si me fuera a responder. —¿Que eres?— pregunte pero esta vez para mi misma.

Mi estomago solto un sonido que indicaba que tenia hambre, Bruslky me miró e hizo rodar al animal muerto hacía mi para luego sentarse enfrente de él.

—Gracias, pero deberías comerlo tu, no tengo mucho apetito ahora.— hablé y el pareció entenderme.

Dirigí mi vista hacia el libro que había en ese estante.

—¿Me harías daño si me acerco a ese libro?— pregunté, Brulsky me ignoró.

Gateé hasta la otra esquina en donde estaba el libro pero no lo suficiente como para que me atacara.
Me levante del suelo y dí un paso al frente, él me miró, sentí por un segundo que me haría daño pero no fue así, se acercó lentamente y me miró. Con su cabeza me empujo de una manera un poco bruscamente para alejarme del estante. Tenía curiosidad de porque habían puesto a ese animal a custodiar el libro y aún mas curiosidad por saber porque un animal que se mostraba tan temible al inicio se comportaba amable de la nada.

—Mas vale que ya allas aprendido tu lección.— gritó mi padre abriendo la puerta, el animal amable que había tenido segundos antes ante mi ya no estaba, volvió a parecer una vestía, rugía e intentaba con toda su fuerza deshacerse de las cadenas, sentí lastima pero no pude hacer nada, si no hubiera visto anteriormente que este tenía bondad estaría aterrorizada. Mi padre me tomo del brazo lastimandome y me saco que allí.

—Más te vale haber aprendido la lección.— dijo mi padre.

—¿Que era eso?— cuestione.

—No te incumbe lo que alla detrás de ninguna de estas puertas.— habló enojado llevándome fuera del sótano.

—Entonces no debiste de traerme aquí en primer lugar.—susurre para mi misma sin que mi padre me escuchara, fuese lo que fuese Brulsky o hubiese lo que hubiese ya era parte de ello desde el momento en el que pase por esa puerta, no me quedaría con la duda de porque mi padre,un mortigago, tenía ese lugar en nuestra mansión.

Mi padre me solto con brusquedad y se fue a su habitación. Fuí a mi habitación, la ventana estaba abierta y había una carta sobre la mesa que estaba enfrente de ella. No dude dos veces en abrir la carta.

Parkinson,

no soy bueno para las cartas.
Tampoco deberías de pensar que me preocupo por ti, porque si es eso lo que te preguntas, no lo hago.
Pero quería preguntarte si sigues viva, cuando leas esta carta responde, no me gusta esperar y luego quemala, no quiero que nadie más la lea y piense que me importas.

La Otra Parkison; Draco Malfoy (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora