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Agradecia profundamente a los descuidos de Neville y su mala memoria, el anotaba cada una de las contraseñas que tenian en su casa en una servilleta cada semana para así no tener que olvidarla y quedarse afuera, la había tomado un par de días ante en el Gran comedor sin que nadie se diera cuenta. Las escaleras estaban vacías, no había nadie allí afuera aunque posiblemente sí en la sala común de Gryffindor, me maldije a mi misma por no crear un plan mejor.

—No te ves nada sospechosa allí observando la entrada de la sala común de Gryffindor desde hace diez minutos.— escuché la voz de Draco a mis espaldas en un tono completamente sarcástico.

—Gracias por el apoyo.— solté al igual que él.

—En serio piensas hacer un robo y no tienes un plan.— se burló, alce una ceja y le mostre la servilleta donde estaban las contraseñas de Gryffindor, el hizo una mueca asqueado. Cuando había tomado el papel descuidadamente hice que se derramará zumo de calabaza encima de este.

—Ahora vete, una Ravenclaw cualquiera en Gryffindor no es tan sospechoso como un platinado egocéntrico de Slytherin que todo el mundo conoce.— dije en un tono que solo él escuchara, aunque estábamos solos, había mucho silencio y el solo hizo una especie de sonrisa egocéntrica.

—El príncipe de Slytherin, querrás decir.— corrigió.

Iba a decir algo más pero se empezó a avecinar una pareja queriendo subir las escaleras entre besos algo desesperados, sin percatarse de lo que pasaba a su alrededor.

—Agh una fiesta sin supervision de adultos en la cual solo hay adolescentes hormonales no es una buena idea.— el rubio volteó a ver a la pareja y se río. Ellos parecían ni siquiera notarnos y subieron las escaleras y luego entraron a la sala común de Gryffindor.

—Ves, no era tan complicado.— tomó de mi brazo ¿Quien mierda era este y porque tanto entusiasmo por ayudarme? Talvez solo quería perjudicar a Potter, aunque de todas maneras no comprendía como esto podía llegar a perjudicarlo.

Entramos a la sala común de Gryffindor después de decir la contraseña de la casa al retrato de enfrente, estaba sorprendentemente vacío aunque se escuchaban los pasos de los dos chicos de Gryffindor que acababan de entrar, ya era algo tarde por lo que posiblemente la mayoría de estudiantes o estaban en la fiesta o estaban en sus dormitorios.

—Es mejor la sala común de Ravenclaw.— susurre viendo todo el lugar. —¿Ese retrato es de McGonagall jóven?

—Este lugar apesta, la sala común de Slytherin no huele a comadrejas y animal muerto.— hizo una cara de disgusto.

—Callate y subamos. Rapido.— subimos las escaleras que llevaban a las habitaciones a paso rápido entre quejas del rubio sobre lo horrendo y desagradable que le parecía el lugar.

La Otra Parkison; Draco Malfoy (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora