Capitulo 10

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Sin que nadie se diera cuenta, se dirigió al vestuario y buscó la mochila de Bautista entre los estantes, en cuanto la encontró depositó el sobre en su interior y se apresuró a ir a trabajar. 

Después de entrenar los chicos se fueron al vestuario. Bautista fue uno de los primeros en ducharse y tan pronto como se fue con la toalla envuelta alrededor de la cintura, fue a su mochila a buscar su ropa, cuando encontró otro sobre. 

Se sentó en uno de los bancos en medio del pasillo y pronto comenzó a leer. Sonrió al final de la carta cuando se dio cuenta de lo dulce e intrigante que era esa chica, no sabía quién podía ser, pero por sus palabras parecía alguien tan cercano a él.

- Despierta a la vida. - Felipe le dio una palmada a Bautista en la cabeza.

- Mira esto. - le entregó la carta. - otra carta.

- ¿Otra? - Felipe pronto comenzó a leer el contenido. - Amigo, ¿quién puede estar tan loca por ti?

- Eso es lo que me pregunto, pero mira lo que está escrito, dice como si siempre me hablara, como si estuviera muy cerca.

- Ella estaba en nuestro entrenamiento, ¿que raro Bautista porque no te distes cuenta?

- ¿Cómo puedo saber si no se quien es? Y tampoco tengo forma de saberlo, hablo con mucha gente, no hay forma de saber quién puede ser ella.

- Pero la forma en que está escrito con ella es diferente, ella te siente diferente ... Debes hablar con alguna chica de manera diferente, solo necesitas recordar cuál.

- La única chica con la que hablo diferente es Camila, pero es mi amiga. Ella no haría eso.

- Tienes razón, así que sigo pensando que es una broma.

Los dos terminaron de cambiarse y Felipe se fue a su casa y Bautista decidió quedarse en la escuela por un tiempo. 

Iba a leer un libro debajo del gran árbol del jardín de la escuela. Ese lugar era uno de sus favoritos en la escuela, le encanta la sombra y el silencio de ese lugar. 

Estaba tan distraído con la lectura que ni siquiera se dio cuenta de que lo estaban observando.

- ¿Qué estás leyendo? - preguntó la chica sobresaltándolo de repente.

- ¡Me asustaste Maria!

- Lo siento Bauti, estabas tan concentrado, también me encanta leer. - Ella sonrió sentada a su lado.

- ¿En serio? A mí también me gusta, empecé porque mi mamá me obligó, pero luego me apasionaron los libros.

- Jugador, ama los libros, hermoso ... Eres un bello fiestero Bautista.

- Yo digo lo mismo de ti Mari.

- Vi tu entrenamiento hoy, eres genial.

- ¿Me viste entrenar?

La primera suposición que cruzó por la mente de Bautista fue que Maria podría ser la chica de la carta, estaba viendo el entrenamiento, sabía que leía debajo del árbol más grande de la escuela, y él siempre la trataba bien, siempre estuvieron juntos estudiando durante tantos años.

Quizás podría ser ella. 

Los dos pasaron el resto de la tarde conversando y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común, pasaron una tarde agradable y ni se dieron cuenta del paso del tiempo. 

Al final del día, Bautista se ofreció a llevar a Maria a casa. 

Los dos caminaban por  las calles hablando alegremente. 

Y por muy mala coincidencia Camila también salió de esa hora de trabajo y vio a Bautista y a Maria hablando a lo lejos. 

No había forma de evitar que le doliera el corazón, no había forma de no herirla. 

Él nunca se daría cuenta de lo que ella sentía y, peor aún, tenía que verlo con otras. 

Sus ojos pronto se llenaron de lágrimas y siguió su dirección, ya no quería ver esa escena. 

Cuando te gusta una persona y ese sentimiento no es recíproco, corres el riesgo de sufrir y decepcionarte. 

Y así fue como Camila se sintió desilusionada, con él y con ella, por mantener un sentimiento equivocado y que debía vencer, pero no encontró la fuerza ni las formas de olvidar este amor que jamás será devuelto.

Tan pronto como llegó a casa, trató de secarse las lágrimas y evitar el contacto visual con su madre, pero las cosas no salieron como esperaba. 

Trató de pasar por la habitación con la cabeza gacha, pero era imposible no darse cuenta de lo triste que estaba.

- ¿Cami? ¿Estás bien querida? - preguntó su madre mirándola de cerca.

- Si mamá. - trató de ir a la habitación, pero su madre se adelantó.

- Entonces, ¿por qué lloras?

- No es nada mamá, me entro una basurita en el ojo. - continuó mirando al suelo.

- Incluso creería esa pequeña mentira tuya, pero mi certificado de nacimiento dice que no nací ayer. - Las dos rieron un poco ante la mala idea de una broma. - Mira

-Confia en mi hija. - levantó el rostro de Camila. - ¿Fue algo en la escuela, alguien peleó contigo? ¿Te fue mal en alguna prueba? ¿O en el trabajo?

- No es nada madre, ya te dije.

- Nadie llora por nada Camila. ¿Peleaste con Luisana o con Bautista? 
¿Fue el examen de matemáticas, te fue mal? Sabes que puedes contarme todo cariño-
Tomó una de las manos de su hija y la llevó al sofá.

- Es solo que ... - suspiró frustrada y volvió a mirar al suelo. - No es nada.

- Puedes decirme mi amor, sabes que puedes contar conmigo. - los dos se miraron y Camila supo que necesitaba contarle a alguien y compartir lo que sentía.

- Es un chico mami. Un chico. - miró hacia otro lado.

- ¿Un chico? No me digas, pensé que te tomaría décadas a que te guste alguien. ¿Quién es? ¿Lo conozco? ¿Es de tu escuela?

- No tienes que estar tan emocionada, no le agrado, le agrada todo el mundo menos yo. - se cruzó de brazos enfurruñada y triste.

- Entonces él sufre de problemas de visión mi hija, nadie estaría loco por no gustarle. Apuesto a que le gustas, pero aún no lo ha descubierto. - la consoló y la abrazó.


Continuará......

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Y bueno otra vez Bauti le erró a la chica, pobre cami es feo sufrir por amor

Nos estamos leyendo que tengan una linda nochebuena y próspera navidad

Quizás mañana como regalo publiqué otro capítulo

Besotes

ADMIRADORA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora