Capítulo 3

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En el momento del entrenamiento, siempre había chicas mirando a los chicos, pero Bautista nunca les había prestado tanta atención. 

Pero con esta carta estaba intrigado, nunca nadie se le había declarado tan abiertamente. 

Ni siquiera recordaba la última vez que una chica le dijo que lo amaba, pero esas palabras parecían tan verdaderas y simples que se sintió conmovido y desconcertado, ¿quién estaba detrás de esa declaración? 

No podía imaginarme quién podría ser, pero era desconcertante. 

Tan pronto como llegaron a la cancha, estaban mirando las gradas donde estaban las personas que no participarían en el entrenamiento.

- Te lo digo hombre, eso fue una broma. - Felipe le dio una palmada a Bautista en la espalda y salió a hablar con los otros chicos. No había chicas en las gradas.

Sin embargo, siguió mirando, no podía ser una broma, nadie escribiría palabras tan verdaderas para burlarse de él. 

Y entonces apareció una chica en las gradas, miró a Bautista y saludó con la mano para sentarse.

- Pipe, Pipe corre aquí. VEN CORRE. -Le gritó a Felipe sin apartar los ojos de la chica.

- ¿Qué pasa Bautista? Ve a cambiarte pronto.

- Es ella. - continuó mirando a la chica.

- ¿Luisana? - Dijo burlándose. - Estás loco, a ella ni siquiera le importas.

- Es ella Pipe, estoy seguro. Siempre supe que estaba enamorada de mí. - sonrió victorioso. - Ella me ama. - hizo una señal con las manos y salió a cambiarse la ropa.

Bautista casi no podía concentrarse para entrenar, no podía apartar los ojos de Luisana, era una de las chicas más hermosas de la escuela y él siempre se había enamorado de ella. 

Pasó casi dos horas haciendo actividades para prepararse para los juegos del fin de semana mirando a Luisana. 

Y ella ni siquiera pareció ver que Bautista la miraba, porque pasó todo el tiempo suspirando por Joaquin, otro chico del equipo, pero a Bautista no pareció importarle. 

En cuanto terminó el entrenamiento, algunos jugadores se quedaron en la cancha, Luisana corrió a los brazos de Joaquín sin importarle el sudor que le corría por el cuerpo.

- No es ella Bauti, te lo digo- le dijo Felipe junto a él

- ¡Por supuesto que es ella! Solo esta disimulando, ella no quiere que se note cuánto me ama.

- Ella no te ama, estás alucinando.

- Ella fue quien escribió la carta y ya sé cómo me voy a enterar… - sonrió.

- Ay no. ¿Qué idea tienes ahora, Bautista?

- Responderé la carta, por supuesto.

- ¡No es ella!

Los dos continuaron esa discusión por un tiempo, y Bautista entregaría una carta al día siguiente. 
Regresó a casa en bicicleta. 

*****

Camila iba caminando, acababa de terminar su trabajo, y no quería gastar en viáticos porque estaba ahorrando dinero para recibir lecciones de manejo el próximo semestre. 

Se distrajo con las calles escuchando música, y nuevamente una ola de angustia invadió su cuerpo: la carta. 

No sabía qué haría cuando el destinatario supiera quién era el remitente de esa carta, no podía pensarlo que pasaria, no quería perder el vínculo que los dos habían construido durante tantos años. 

Estaba tan distraída que me sobresalté cuando alguien sacó mis auriculares.

- AAAAH. - trató de golpear a quien le sacó los auriculares. - Bautista, ¿quieres matarme de un ataqué al corazón? - le dio una palmada en el brazo.

- Lo siento Camila, no me pude resistir. - se rió - Necesitabas verte la cara.

- ¡Idiota!- Ella resopló.

- ¿A dónde vas? - Disminuyó la velocidad de la bicicleta para poder acompañarla.

- ¿A mi casa y tú?

- También, acabo de terminar el entrenamiento. Sube, te dejo en tu casa. - detuvo la bicicleta.

- ¿En una bicicleta Bauti? Oh no, mejor así, nos caeremos.

- No hables así de Sasy, tiene sentimientos. - acarició la bicicleta.

- ¿Tu bicicleta se llama Sasy? ¿No es una mujer, es una bicicleta? - Hizo una mueca de burla.

- Súbete pronto y deja de quejarte. - y así Camila se subio en la parte delantera de la bicicleta y los dos salieron a la calle.

El movimiento de la bicicleta hizo que el viento golpeara con fuerza en sus rostros, dándoles una sensación maravillosa a ambos. 

Como la casa de Camila estaba a varias cuadras, tuvieron varios descensos que aumentaron la velocidad de la bicicleta.

- Siente el viento Camila, uhuuu. - dijo junto a su oido.

- AAAAH. - Camila abrió los brazos y se entregó a esa sensación liberadora. El viento hizo volar su pelo rojo por el aire y golpeó la cara de Bautista. Pronto fue invadido por el delicioso aroma a fresa de su cabello, le encantaba ese aroma, era la marca registrada de Camila desde que era una niña y ella exhalaba ese olor de su cabello. - Cuidado con el perro Bautiiiiiiiii.

Era el momento de que Bautista esquivaba a un perro que pasaba frente a ellos y perdiera el control de la bicicleta cuesta abajo. 

Trató de frenar con los pies y la bicicleta se fue directo al césped de la casa de Camila, tirándolos a ambos al suelo. 

Cayó encima de ella, y los dos no recuerdan haber estado tan cerca el uno del otro. 

Camila lo miró y los dos se echaron a reír.

- Tú y yo no sabemos andar en bicicleta. - Él rió.

- Si tus cabellos no estuvieran tapándome los ojos, ¿lo sabría? - se burló y los dos volvieron a reírse.

Estaban tan cerca que podían sentir la respiración rápida del otro. 

La risa de Camila se detuvo al sentirse invadida por esos ojos celestes, se perdía cada vez que los miraba. 

Quería sumergirse en esa inmensidad llamada Bautista, pero había tal barrera entre ellos que era casi imposible. Pero soñar no costaba nada, y cada vez que sentía sus ojos sobre ella, su piel se erizaba y sus sentimientos parecían aflorar. 

Bautista sintió los ojos de Camila y también dejó de sonreír estaba a escasos centímetros de su boca, y ahora no había forma de sonreír, un nerviosismo invadió su cuerpo, estaba demasiado cerca de su mejor amiga, tan cerca que estaba jurando que lo haría.

Tenia ganas de besarla.


Continuará....

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Espero que les haya gustado el capítulo.

Besos nos estamos leyendo

ADMIRADORA SECRETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora