Eric
— ¡Maldición! Por favor, perdóname la vida — rogué patético. — Sólo esta vez.
Debora, a mi derecha, me observo con los ojos brillantes por las lágrimas.
—Lo siento Eric, te lo advertí. — fue el ultimátum que recibí y todas mis posesiones fueron arrancadas de mis manos.
Maldito monopoly y astuta de Mikeila que logró robarme todos mis bienes.
Debora limpió una lágrima y se sobo la barriga. Ella había llegado incluso a llorar de la risa. Emilce a su lado observaba preocupada la cantidad de billetes que le quedaban y si su patrimonio le permitiría hacerme algún préstamo.
No podía. Lo pude ver en sus facciones.
—Gracias Emilce — la reconforte con una caricia en su hombro. —Sé que lo intentaste pero no estamos hechos para los negocios.
Blaine nos observó, pero desde su posición en la cárcel mucho no podía hacer.
—Fracasados — festejó Mikeila.
Las últimas dos semanas habíamos decidido pasarlas en Francia. Aprovecharíamos que un especialista en malformaciones cardiacas viese a Emilce y no quise decirle a Debora que por el momento no era adecuado regresar a Londres.
Demasiado peligro.
Tal parecía que los seres humanos autoproclamados cazadores habían retornado con mayor esmero esta vez, dispuestos a acabar con todas las criaturas que ellos consideraban una amenaza o a aquellas de las que no pudiesen obtener beneficios. Uno de los clanes más antiguos había sido atacado en una de sus residencias y de allí habían robado pergaminos añejos donde se establecían las descendencias y uniones más antiguas y fuertes del mundo sobrenatural.
Thadeas y Ben habían regresado junto a mi madre y a Jaden, su ex esposo para una reunión con el Consejo sobrenatural.
Nuestra raza estaba siendo amenazada con una promesa de exterminio inminente.
—Ya es hora — anunció mi cuñada. —Dejemos a estos pobres diablos y disfrutemos de una perfecta tarde de spa.
Debora se acercó a mi lado tímidamente y beso mi mejilla.
— ¿Estás seguro de que no deseas venir? A ti te encanta el spa — preguntó y yo hice un sobreesfuerzo para no tomar sus mejillas y besarla. Era tan adorable y considerada.
—No hada. Blaine y yo nos reuniremos con Thanos a ver el juego.
Mikeila me dio una mala mirada pero la ignoré. Seguro que Blaine ya le había ido con el cuento.
Habíamos programado una reunión para comunicarnos a través de video llamada con Thadeas. Él tenía novedades.
Debora
La tarde de spa había sido un sueño. Emilce y yo regresábamos como nuevas a nuestra residencia. Las muchachas eran muy agradables y simpáticas. Ellas lograron hacernos sentir en familia.
Milena, la esposa de Thanos, era el ser más dulce y paciente que había conocido. Ella me explicó con mucha paciencia sobre los famosos licántropos. Mi mandíbula casi se despegó de mi rostro cuando caí en cuenta de que era una mujer lobo. Ella confesó además que solo Thanos interactuaba con su criatura interior.
Alucinante.
Eric nos esperaba con la cena ya hecha.
No quería sonar como una maniática pero sabía que algo andaba mal. Eric se veía preocupado y su bello rostro estaba comenzando a decorarse con unas grises ojeras.
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Percances y Desventuras de un caballero
Vampire[ALLEGHENY III] Eric nunca ha sido la primera opción de nadie y eso, es decir poco. Durante toda su vida se sintió relegado a vivir a la sombra de sus hermanos mayores; jóvenes exitosos en el ambiente laboral como en las relaciones amorosas. Quizá s...