20. Diversión

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Debora

Despues de tres largas noches dividida entre emociones bipolares, como lastima hacia mí misma y coraje hacia esos hijos de perra que habían dañado a Eric, decidí que lo mejor era tomar al toro por los cuernos.

Me alisté temprano en la mañana dispuesta a salir sin que nadie notase mi huida pero en la entrada de casa, apostado como una estatua, se encontraba Nikos.

—Buenos días — saludó. — ¿A dónde vas?

Me sentía como una tonta adolescente hormonal faltando a las normas que sus padres le habían impuesto. ¡Já!

—No es tu asunto.

—Mis primos dijeron que no perdiera mi mirada sobre ti.

Había amanecido con un humor de perros y su comentario mal formulado ni siquiera me causo gracia.

—No me interesa lo que digan tus primos — contesté groseramente. —Ellos no van a decidir sobre mi vida, lo que debo o no hacer.

Recordé con rabia la discusión de hacia un par de días atrás, despues de que Thadeas me durmiera como a una niña berrinchuda.

"—No Debora — prohibió Thanos. —No te presentaras frente a Eric en estos momentos. Debes dejar que nos encarguemos de este asunto.

Ellos habían lanzado la bomba de que Eric se encontraba aquí. En Londres, en uno de los hoteles de su familia paterna. Luego me habían ordenado mantenerme al margen.

— ¡¿Estas bromeando?! — chillé comenzando a deambular como un animal enjaulado. Masajee mis sienes con insistencia, llegando a una única conclusión. —Debo verlo, saber cómo esta.

— ¿Qué parte de que él no te recuerda no ha quedado clara? — dijo con sarcasmo. — ¡Le han lavado el maldito cerebro! ¡Él solo piensa en...!

—Thanos — le reprimió Thadeas y luego se giró hacia mí. —Debora, confía en nosotros. No es seguro para ustedes... — miró mi vientre— que veas a Eric en estos momentos...

—Él nunca me haría daño — refuté. Thadeas frunció el ceño. —Ustedes dijeron que Eric no me recuerda ya que no tiene recuerdos dolorosos conmigo... él, me ama.

Una parte de mí se aferraba a esa única confesión. El hecho de no haberme quebrado aún era esa misma frase de cuatro palabras. Su promesa eterna: "Yo te amo, Debora."

Thanos golpeo con fuerza el escritorio llamando mi atención al instante.

—Esto no se trata de sentimientos, Debora — lanzó mordaz. — ¿Entiendes la gravedad del asunto? Estamos hablando de seres sobrenaturales, no es una amnesia postraumática o alguna clase de laguna mental. Los hijos de puta de sus primos lo han manipulado. Eric solo siente dolor, resentimiento y rabia...

Thanos se calló repentinamente y pude entender que la situación lo afectaba demasiado.

—Queremos recuperar a nuestro hermano — reveló— pero no a costa de que puedas salir lastimada. Tú o su hijo, Eric jamás nos lo perdonaría."

Observe a Nikos que me devolvió la mirada con la misma expresión de fastidio que yo tenía. Parecía que el guardián de la familia de mi cuñado ya se había aburrido de hacer de niñera de una humana.

El trayecto hasta el lujoso hotel, ubicado en una zona exclusiva, se me hizo demasiado largo. La expectación hacia mella en mi sistema nervioso.

Las calles se mantenían a un ritmo constante con el pasar de los carros y algunos transeúntes que realizaban diligencias a media mañana.

Percances y Desventuras de un caballeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora